martes, 6 de julio de 2010

UN PASEO JUNTO AL RÍO


El Nalón baja espléndido. Su cauce ha quedado limpio gracias a la riada de hace veinte días. Limpio de los lodos naturales que el río va acumulando con el tiempo y limpio de las basuras que nosotros, los ciudadanos, arrojamos a sus riberas. La cantidad de agua caída y la fuerza con la que acometió su discurrir hacia el mar fue un auténtico espectáculo que solo los mas viejos recordaban, de forma que aquel miércoles de hace tres semanas también resultaba espectacular ver a las gentes apostarse en sus inmediaciones para contemplar la voracidad de las aguas. Hoy bajan limpias y cristalinas, aún con un aceptable caudal que, como en años anteriores, pronto se verá disminuido y cubierto de ese manto verde que denota la escasez de oxígeno. Pero no es todo belleza en el cauce del Nalón. La misma impetuosidad de sus aguas que propició el efímero esplendor de que hoy disfrutamos también trajo consigo una multitud de árboles que quedaron enganchados en las escolleras y en los pilares de los puentes que lo cruzan. Y allí siguen, en espera de que alguien los retire o a que dentro de veinte años vuelva a diluviar y se los lleve. El río, como las calles, como los edificios o como las personas, necesita un cuidado y un mantenimiento y el responsable de ello es la Confederación Hidrográfica, y quienes deben de exigírselo son los ciudadanos o, lo que es lo mismo, los ayuntamientos de los municipios afectados.

Es reconfortante el paseo por sus riberas. Además de su actual belleza, el río aporta frescura a este ya caluroso estío, y también nos trae sosiego y descanso. De manera que pocas veces se ha visto tan concurrido el nuevo paseo fluvial que lo flanquea y que discurre entre Sama y Lada. Paseo que se ve repleto de ciclistas, corredores y caminantes, más o menos apresurados en su camino, y que no disponen de lugares donde reposar de la caminata o de fuentes donde hidratarse y refrescarse. ¿Es posible que en toda la longitud del paseo, en el tramo a que me he referido, no haya más de una docena de bancos? De igual forma ¿por qué no hay dos o tres fuentes a lo largo de su itinerario?, ¿no será por falta de agua?

Sí se observa que en la margen derecha, junto al Polideportivo, hay un enorme recinto vallado que dispone de media docena de bancos donde nadie se sienta, y también de hermosas sombras de las que nadie disfruta. Es el recinto de la Pinacoteca Municipal de Langreo, solitario en plena ciudad, sin visitas, sin actividad. Muerto recién inaugurado. Qué bueno sería dar accesibilidad desde el paseo fluvial a esas instalaciones para que, cuanto menos, el ciudadano disfrute de ellas. Porque si el contenido del Museo Pictórico no interesa, y eso parece, al menos la pradera, las sombras y los bancos podrían ser aprovechados. A lo mejor, tras su uso la gente se animaría a visitar la Pinacoteca de la que volveremos a hablar algún día.

Imágenes obtenidas de Google

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