sábado, 27 de febrero de 2010

CRIOGENIZACIÓN O AFGANISTÁN


Duke está de acuerdo con Espe que, para no perder la costumbre, llevó la contraria a su jefe Don Mariano y manifestó ser partidaria de un Gobierno de Concentración, reclamando para su partido las carteras de Trabajo y Economía. Esto se ha hecho en otros países y ha funcionado. “Un pacto de Estado y de verdad”, es lo que en estos momentos necesitamos. Por lo pronto, mientras los barandas discuten si son galgos o podencos, los “fontaneros” del gobierno se han puesto a trabajar, y así el Secretario de Estado de Hacienda quiere congelar durante dos años los salarios de los funcionarios. Va a necesitar un congelador de muches estrelles pa hacelo porque, después de tres meses de congeláes, les coses piérdense y además con esto del calentamientu global un día tenemos una ola de calor y los salarios van a tomar por saco. Va a ser mejor criogenizalos con nitrógeno líquido como lo que utiliza Ferrán el del Bulli. Lo que pasa ye que, si hacen alguna de estes dos coses, los funcionarios va a armar la de dios y estos no van a andar con pijaes y manifestaciones blanques como la del 23-F pasáu. Así que lo más conveniente va a ser criogenizalos a ellos también, con los salarios, y que lean el periódicu en el vasu Dewar esi. Después, cuando les agües vuelvan a su cauce -y no me refiero a les del Guadalquivir- despertámoslos y ponémoslos a trabayar. Hombre, tampoco lo vamos a hacer con todos porque habrá que mantener unos servicios mínimos en cada ministerio, consejería o ayuntamiento.

Parece ser que en Asturias hay cerca de cuarenta mil funcionarios (ordenanza arriba, secretaria abajo). Esta patria querida tién más empleaos que la Yeneralmotor ésa, de forma que si los juntamos con los de les otres dieciséis autonomíes, los del Estado, los Ayuntamientos y la madre que lo parió, en esti país sobren funcionarios. ¿Quién los echa? Va a estar jodío, por eso lo mejor ye criogenizalos o mandalos a Afganistán a pegar tiros y así acabamos con los talibanes. Seguro que así Obama recibe al Presi y hasta-y da un besu. No quiero ni pensar en José Luis derritiéndose por la pata abajo. Hombre, pero tampoco los vamos a mandar a todos y todes porque haylos y hayles que no saben day con el deu a la tecla del ordenata, ¿van saber disparar un Cetme?, si no saben ni dónde está el gatillo. Así que esos y eses pa servicios mínimos y que espabilen. Eso sí, a los que, siendo jefes o jefas de serviciu, anden creando empreses pa después autocontratar con elles y llevar una pasta gansa, que seguro que hay más de “una”, a esos y eses hay que cortayos los güevos o lo otro, que pa eso ya tenemos mapa. Eso con respecto a los funcionarios.

¿Y qué me dicen de los políticos?, ¿qué hacemos con ellos? ¿Criogenizámoslos también o mandámolos pa Afganistán, eso sí en misión humanitaria? Porque una de dos, o aburren a los talibanes y se rinden, o córrenlos a gorrazos y mándenlos a otru sitiu a dar la vara. Duke cree, volviendo a lo que decíamos al principio, que lo mejor para los políticos, también para los funcionarios y para España entera es que estos “aficionados” lleguen a un acuerdo de Estado, serio y de verdad, como dijo la Mandakari madrileña, para después ponerse el mono de trabajo y sacarnos de la miseria donde ellos mismos nos metieron. Pero no se por qué, pero pareznos que eso va a ser imposible. Al tiempo.

jueves, 25 de febrero de 2010

QUE CORRA EL AIRE


“No al pensionazo”, “No al retraso de la jubilación”, “Jubilación a los 67 ni de coña”. Una pancarta que ocupe toda la calle Uría de Oviedo, la Castellana de Madrid o el Paseo de Gracia de Barcelona, diez o doce barandas paniaguados del gobierno que la sujeten y detrás de ella toda la tropa, provista de pitos y cornetas, y portando banderas, emblemas, consignas y a un Cristo crucificado que no sabemos lo que pinta en esta fiesta democrática de los agentes sociales. Desde luego, nosotros no vimos obispos, ni curas detrás de él. Debió de salir por su cuenta, pa ensayar les próximes procesiones de Semana Santa. Quitáronlu de les escueles y ahora quién echalu a trabayar. Que empiece por aprender a manifestase, debieron de pensar los listos a los que se yos ocurrió la idea. Pues bastante i preocupa a Cristo lo del pensionazu. A Él ya lu jubilaron haz casi dos mil años y tienlo to bien amarrao. Claro, no iban a ser tan descarados de sacar una foto de Zapatero, que es el que les mandó salir a la calle: “Lleváis mucho tiempo callados, así que a manifestarse”, “bastó ya de comer la sopa boba en los despachos y de dar conferencias por ahí”. “¡A la calle con talante!”

Porque, no lo duden, este 23-F -fíjense en la fecha elegida- los sindicatos se manifestaron contra el mismo que les dio la orden de manifestarse, y lo hicieron para lavarse la cara y justificar dos legislaturas de inactividad y complacencia para con el que manda. Una manifestación solo convocada en media docena de ciudades del país y con una escasa asistencia que denotó la misma escasez de confianza hacia los convocantes y que, dicho sea de paso, solo mereció media página interior en los periódicos. Una manifestación que urgía terminar con prontitud porque en las teles ponían el partido de la Champion, de mucho más interés, y, en definitiva, en la que muchos de los asistentes aprovecharon para hacerse fotos con Woody Allen que, hoy día, tiene más predicamento que Pablo Iglesias. ¡Díos mío, qué país!

Refiere LA NUEVA ESPAÑA del miércoles que un transeúnte de avanzada edad gritó a los manifestantes algo así como “Nada de procesiones. ¡A la huelga general!” Y uno reflexiona y piensa en cómo es posible que los presidentes anteriores hayan pasado por una o varias huelgas generales cuando llovía bastante menos de lo que lo hace en los tiempos que corren y, sin embargo, éste, que está acabando con lo poco que queda, se está yendo de rositas como si viviéramos en el País de las Maravillas. Lo cierto es que no estamos precisamente para soportar una huelga de ese tipo pero, si no es de esa forma, ¿cómo le contamos los españolitos de a pié al tío de la ceja y la sonrisa bobalicona que no nos creemos nada de lo dice y nada de lo que hace?, ¿cómo le decimos que queremos que se vaya él y sus inventoras de mapas? No vemos la forma, porque quienes pueden hacerlo permanecen callados como putas, permítaseme la expresión. “Tente mientras cobro”, dice el adagio popular. Así lo ven desde Europa y, sin ir más allá como pueda ser en EE.UU. (en todos), el diario londinense The Financial Times, refiriéndose a la pavorosa situación económica española -más preocupante que la griega, afirmaron- proclamaba hace unos días que lo primero que debería de hacerse en España es quitarse de en medio a los sindicatos. Que corra el aire.

martes, 23 de febrero de 2010

MAPA DEL CLÍTORIS


Hay días en los que uno no sabe dónde tiene la cabeza. Supongo que a ustedes les ocurrirá alguna vez algo parecido. No hace mucho me pasé media tarde buscando mis llaves. Registré salón, dormitorios, cocina, cuartos de baño…, todo. Y nada. Ya estaba de los nervios, cundo me dije: tranquilo, revisa lo que has hecho desde la última vez que has entrado en casa y las utilizaste. Eso es lo que hice, un itinerario de mi actividad. Un mapa, en definitiva. Volví a buscar y obtuve el mismo resultado que en la primera ocasión. Me pregunté qué es lo primero que había hecho al llegar a casa. Abrir la puerta, evidentemente. Volví al principio, abrí la puerta, y allí -por fuera- estaban las putas llaves puestas en la cerradura. Para que vean lo positivos y prácticos que son los mapas. Otro tanto me ocurre a diario con las gafas (los “telestéricos” -que diría Chiquito-) de mi mandakari. Y es que, cuando uno no sabe dónde están las cosas o ha perdido algo, no hay nada mejor que un mapa para encontrarlas. Fíjense ustedes en lo de Colón. Fue en busca de la India y descubrió América, por casualidad. Claro que la segunda vez que fue tenía mapa, la encontró sin dificultad y pensó que la India ya la buscaría otru.

Lo que yo no sabía era que la Aído había perdido un clítoris. El casu ye que el otru día, leyendo la Nueva España, entereme de que pagó 26.000 zapateuros por encontralu, seguro que no tenía ni idea de por dónde podía caer. Para ella encontrar eso ye igual que pa Bush Jr. encontrar a Bin Laden. Claro, un clítoris no se pierde to los días. Les mis llaves o les gafes de la Santa, sí. Pero un clítoris, que va ho. Por eso cuesta tanto el dichosu mapa del clítoris. El otru día un amigu míu perdió el móvil y estaba desesperáu porque, además de ser de esos táctiles -como el eso- y con to les modernidaes, tenía en él un montón de información muy valiosa pa trabayar. Lo encontró gracias a un GPS que tenía una amiga espía o algo así y utilizaba para no perderse en el desierto o en la selva o en Pola del Tordillo. El parato esi utilízalu también la Poli y los del CSI pa encontrar coses y también a los malos, pero no vale pa los clítoris. Así que, a partir de ahora, les muyeres ya puén estar tranquiles. Gracies a la menestra ya puén olvidase de eses pijaes. Cuando pierdan “eso”, compren el mapa y asuntu arregláu. Lo que no decía esti periódicu ye si el mapa lu venden en los quioscos, en les farmacies o hay que pedílu por Internet al ministerio de Igualad. Tampoco decía cuánto cuesta, aunque debe ser más caru que la angula de La Arena. Eso sí, 26.000 del ala yo no los pago. Quédome sin él, como estoy.

Pues Aído gastó les perres a lo tonto, como suelen hacer los de la su tropa, porque si nos hubiera avisado a nosotros se lo hubiéramos encontrado sin falta de mapa. Duke pa estes coses tién un olfato de la hostia. Y no ye solo Duke. Si Bibi se hubiera fijao en Aznar el otru día en Oviedo, se habría dado cuenta de que ni mapa, ni GPS, ni inventos que valgan tantes perres. Como el deu corazón no hay ná. O si no, ¿qué pensaben les males lengues que quería decir el del bigote y la bufanda? Pues eso señora ministra, atienda a la experiencia que es usted aún muy joven. Déjese de gastar el dinero púbico en gilipolleces y utilice el dedo. Porque, como decía el mi amigu Jero, “como lo antiguo no hay ná”.

lunes, 22 de febrero de 2010

RIFI, RAFE Y LAS MOCIONES


Un 75 % de los españoles no confían en Zapatero, según una encuesta reciente, y al mismo tiempo un 74 % desconfían de Rajoy. Una primera consecuencia que se extrae de estos datos es que la desconfianza en Rifi no supone forzosamente la confianza en Rafe, y viceversa. Hasta a nuestro Rey le han asaltado las dudas, de forma que les ha llamado al orden para que, en bien del país, sumen sus esfuerzos y se pongan a trabajar para sacarnos de la indecisión y del marasmo social. ¿En quién confían los españoles entonces?, nos preguntamos a la vista de estos datos. Nosotros creemos que los españoles confiamos en una España que esté representada por políticos serios y, sobre todo, distintos a los que ahora nos representan. Porque no es ni medianamente aceptable lo que están haciendo en esta legislatura. Mientras los rafes acusan a sus opositores de un contubernio o una conjura para desprestigiarles en el exterior -¿les recuerda algo?-, los rifis tachan a los que gobiernan de incapaces, inútiles y otras lindezas, en tanto que los ciudadanos asisten atónitos e incrédulos a este espectáculo tan poco edificante.

Ambas formaciones deberían de olvidarse de hacer campaña continua para recomponer este país en el aspecto económico sobre todo, pero también en el político. Ambos deberían de poner encima de la mesa, sin engaños ni mentiras, las propuestas y los planes que tienen para solucionar esto. Rifi ha afirmado que tiene un plan. Pues expóngalo, señor Rajoy. No espere a que la economía se desmorone, si no lo está ya, y que tenga que gobernar, si le votan, cuando ya no quede nada que administrar. Diga cuáles son sus soluciones y no persista en desacreditar y echar por tierra, las ajenas sin explicar sus razones y su alternativa. Eso es juego sucio. Y hágalo a través de una moción de censura, no tenga miedo a perderla -aunque es casi seguro que así será- a causa de las componendas del gobierno con los nacionalistas y los partidos minoritarios. Sea valiente y diga a los españoles cómo debe de hacerse, y no que los rafes lo están haciendo polvo. Eso ya lo sabemos todos. Explíquenos por qué usted no lo hará igual o peor, si es que aún cabe hacerlo. Si no lo hace así, váyase y deje a otro u otra con más coraje y valía que lo haga. Todos se lo agradecerán.

Dudamos aún más de que Rafe tenga plan y también de que se haya enterado de que en Europa y en Estados Unidos huyan de él. Por ello debería de someterse a la confianza del Parlamento, aunque esté seguro de ganarla -que así será- gracias a las componendas de que hemos hablado antes. ¿A qué tiene miedo, señor Zapatero? Una cuestión de confianza aplacará las críticas y le dejará gobernar tranquilo el resto de la legislatura, si la gana. Si no ocurre así, le habrá hecho usted un enorme favor a este país.

Duke y yo mucho nos tememos que no se nos logrará lo uno y, en su defecto, tampoco lo otro porque ambos son cobardes. Sí, tienen miedo a dar ese paso y fallar en lo que de ellos se espera. Sienten pánico a que les corran a gorrazos, y a que el uno tenga que volver a sus clases de la Universidad con el subsiguiente cachondeo estudiantil, y el otro a su Registro cuando ya no se acuerda de qué va la Ley Hipotecaria. ¿Por qué los ciudadanos tenemos que soportar a estos nefastos personajes? No hay derecho.

sábado, 20 de febrero de 2010

SEGUNDOS FUERA


No es que Duke y yo sepamos gran cosa de economía, pero mucho nos tememos que quienes administran la nacional aún saben menos. Este miércoles hemos asistido a un nuevo espectáculo circense en el Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Lo que les venimos diciendo, en un debate parlamentario sobre la crisis económica, no hemos visto ni oído propuesta alguna. Que no se ha hablado de economía, vamos. Por un lado se sugiere a la bancada contraria que prescindan de su jefe de filas, y por el otro se les dice que presenten una moción de censura, si es que tienen lo que hay que tener. Total, que más de lo mismo. Lo de siempre. Luego ambos afirman que salieron satisfechos de la trifulca, como si de lo que se tratase es de ver quien llevaba menos hostias del contrario.

Y es así. Porque tras debates de ésta u otra índole, como pueda ser el que anualmente se hace sobre el Estado de la Nación, siempre vemos que los medios, sean escritos o audiovisuales, someten a la votación de lectores, oyentes o televidentes la decisión acerca de quién ha resultado vencedor. Exactamente igual que en un combate de boxeo. Lo demás no importa, solo quién ha ganado. Y como, cuando se trata de estas cuestiones, nunca pierde ninguno de los dos, resulta que el único perdedor es quienes ustedes se imaginan. El ciudadano español. Perdemos confianza en quienes nos gobiernan y también en los que deben de controlar esa tarea de gobierno y dar alternativas; perdemos la esperanza de que esta situación pueda llegar a reconducirse en un futuro próximo; y, sobre todo, se nos agota la paciencia porque ya estamos más que hartos de crisis, de políticos y de la madre que lo parió.

Eso de que cuando se te cae una tostada al suelo siempre lo hace por el lado de la mantequilla, o aquello de que no hay nada que esté tan mal que no sea susceptible de empeorar, que dice la Ley de Murphy, son aforismos cuya certeza podemos comprobar a diario. Santiago Niño, catedrático de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull, cree que lo ocurrido desde 2008 en España y a escala mundial es solo la antesala de la crisis sistemática que estallará a partir del próximo verano. El crédito se restringirá -aún más-, el consumo disminuirá y el paro subirá. Así mismo estima que para 2010 el PIB español sufrirá una tasa de variación de entre el -4,4 % y el -4,2 %, y la tasa de desempleo se situará entre el 22 y el 23 %. Para echarse a temblar. Sin embargo el Sr. Zapatero, que sabe más de esto que nadie, ha afirmado que comenzaremos a crecer en el primer semestre y a crear empleo neto en el segundo. Afirmación similar a la que hizo justamente el año pasado por estas fechas. Como acierta todas y cada una de sus predicciones, resulta obvio que el catedrático tendrá que dedicarse a otros menesteres.

Perdonen la expresión, pero lo que más nos jode es que, con la que está cayendo y la que se prevé que caiga, el Presidente mantenga esa adoptada pose de autosatisfacción, esa forzada y cínica sonrisa que parece decir “aquí no pasa nada” o “tranquilos, que estáis en buenas manos”. ¿Por qué sonríe?, o ¿de quién se ríe? como si fuera el tonto del pueblo. No se si nos encaminamos hacia una revolución social, pero sí que este país lo que necesita es otro presidente. Ya.

domingo, 14 de febrero de 2010

AHORA QUE...


Duke se está volviendo noctámbulo, como los vampiros. No se si se está haciendo mayor -ya saben que los mayores duermen menos- o es que piensa demasiado, como no hace mucho me indicó mi galeno oficial. El caso es que me tiene en un “sin vivir”. No para de decirme y de azuzarme. Estoy seguro que de esto no tiene la culpa el Gobierno, aunque algo sí que influye, como en todo. El caso es que, ahora que le doy a la tecla, son las dos de la madrugada y, como en la noche todos los gatos son pardos, he decidido contarles un secreto: estoy pensando en profesar. En meterme a cura, a fraile, a monja (voy pensalo), o a la madre que lo parió. Da igual. En estos momentos que hay carestía de vocaciones religiosas no va a venirle mal a la institución que alguien les eche una mano y les haga un poco de marketing avanzado. Además, ya que ha llegado Don Jesús, es el momento de renovar la empresa con nuevas ideas y proyectos. ¿O no? Bueno, digo yo porque como a ellos no les ha llegado la crisis económica siempre cabe la posibilidad de invertir en I + D + i. Ya que Campa no va a poder hacerlo por aquello de reducir el déficit, que lo hagan los barandas clericales que ya va siendo hora.

Cuando profese empezaré por proponer anticipar las jubilaciones de los reverendos dos años menos. Pa chulos nosotros. ¿Qué no va a haber curas bastantes? Nada, creamos una subvención a fondo perdido de diez mil millones de €uros (o más) para cursos acelerados en los seminarios, inserción eclesiástica y plus de estrés y peligrosidad, como los controladores aéreos. Eso sí, el tema voy a controlarlo yo, igual que Pepiño. Después de que tenga a la nueva tropa satisfecha con sus emolumentos y posición social, propondré darles dos meses de vacaciones en verano y otros dos en invierno para que mediten y, de paso, hagan proselitismo. Doy por descontado que tengo cubiertos los servicios porque voy a nombrar un furriel que se encargue de ello y así no se me desmanda ni uno. De igual forma, y este es el último nivel de mi reforma, pediré la instalación de dispensadores automáticos de hostias, previo paso del carné por la bacaladera episcopal. De esta forma tendré controlado quién comulga y quién no, porque haylos que dicen que son, y luego resulta que no son. Pues eso, o yes o nos yes.

Antes de empezar las misas el alcalde pedáneo, o lo que sea, deberá de leer un capítulo del Deuteronomio y decirles a los que tengan empleados que tienen que pagarles antes de que cante el gallo, porque pa eso trabajen. Ah, y como las vacas en India, el gallo es sagrado. Se acabó comer “Pitu de Caleya”. A partir de ya, pavo, como los americanos. Y nada de vino en la misa, eso que lo beban en Logroño. Aquí sidra, y que la escancie el monaguillo. En les escueles, donde estaba el crucifijo, voy a proponer que se ponga el símbolo del Festejos de San Pedro con les llaves cruzaes debajo de la tiara y si yos parez mal que pongan un retratu de Angel Gabilondo, el ministro de esto. Para terminar pondré en marcha una gran campaña publicitaria en todas las televisiones convocando a la feligresía a la adquisición de “deuda canónica”, no sea que me pase del presupuesto y me embarguen la catedral. Después de hacer todas estas mejoras, y ya en pleno funcionamiento, convocaré a la tropa para que no se alarmen y explicarles el talante de la reforma. El Plan “Z”, el últimu y definitivu.

Son las tres de la mañana y Duke duerme como un benditu. Está tranquilu y sueña que, con estes proposiciones que vamos a llevar a cabu, si nos dejen, vamos a ganar muchos puntos con Benedito y seguro que, no tardando, nos nombra Cardenales, Obispos, o Párrocos de Pola del Tordillo. Pero, pensándolo mejor, ahí dejamos la propuesta pa que alguien con más talante que nosotros se haga cargo de ella. Lo nuestro ye dar idees y asesorar al personal. Amén.

jueves, 11 de febrero de 2010

HITLER Y LA HALITOSIS


Siempre se pensó que Napoleón tenía una úlcera gástrica o alguna enfermedad similar que le hacía adoptar la conocida postura de su mano derecha introducida dentro de su chaleco. No era que le faltaba un botón, no. De hecho de las informaciones post mortem se desprendía que había padecido una peritonitis como consecuencia de un cáncer de estómago, aunque en 1960 se descubrieron grandes cantidades de arsénico en sus cabellos, lo que hace pensar que pudo haber sido envenenado en su destierro de la Isla de Santa Elena. Lo cierto es que a Duke le da igual cómo haya muerto el estadista, quizás el más grande de la historia de la humanidad. Lo que sí le importa es que todos y todas tenemos algún secreto o algún padecimiento inconfesable que influye de forma sensible en nuestro carácter y comportamiento. Así, a modo de ejemplo, se sabe que la Princesa Carolina de Mónaco tiene alopecia -como quien suscribe-, que los actores Bruce Willis y Julia Roberts son tartamudos, lo mismo que el golfo, digo golfista, Tigger Woods, y que el gran Anthony Hopkins, el terrorífico Anibal Lecter del Silencio de los Corderos, sufre ataques de pánico. ¡Que se joda, por malu! Recientemente la odontóloga alemana Menevse Deprem-Hennen, tras concienzudos estudios para su tesis doctoral, ha afirmado que el Führer padecía de halitosis y que, por si fuera poco, tenía pánico al dentista. ¡Sería cabrón!, torturó, masacró y arrancó los dientes a millones de judíos, gitanos y otras personas, para él despreciables, y resulta que al final era un cobarde y un gallina y pa encima olía-i mal el alientu. ¡Qué paradojas tiene la vida!

Pero pensándolo bien, a nosotros qué diablos nos importan los defectos de Hitler, Napoleón o Woods. En menudos jardines se meten algunos investigadores. Podíen dedicase a estudiar por qué al mi amigu no para de doley una muela, o lo del mi lumbago que me tién por lo que valgo. Pero no, tienen que ponese a investigar coses rares pa saber coses más rares tovía que, al final, no sirven pa ná. O a ver, ¿de qué nos vale ahora saber que a Adolfo le cantaba el aliento?, ¿valió de algo entonces? Pues ahora tampoco. Son ganes de metese en la vida de los demás, en esti casu en la muerte. Déjalu como está, que ahí ta muy guapu. Y Napoleón igual.

Con los vivos pasa otro tanto de lo mismo. Andan por ahí una pléyade de pseudos-periodistas de estos que se meten en todo y quieren saber cosas que a nadie interesan de famosos y frikis que no importan a nadie ni un carajo. Que si la Duquesa de Alba tién un mozu más joven que ella, que si el guaje de la Pantoja ye un Ni-Ni, que si el otru ye un poco maricón o la otra se puso tetes. A mí como si se operen. Después van a contalo a la tele y echen tres hores to los días con la misma milonga diciendo que tienen una exclusiva. “La nueva imagen de Belén Esteban”, dicen. Pero, ¿qué imagen ni qué imagen?, si sigue siendo más aldeana que la boñica. Y media España pendiente de toda esta tropa que no produce más que asco y dolor de cabeza.

Porque es que estamos más preocupados de lo que tienen o carecen los demás que de lo que pasa en nuestra propia casa. En nuestro país el chismorreo y la envidia son deportes más mayoritarios que el fútbol o la F-1, y además son gratis. Y ahora, con la que está cayendo, seguimos en nuestros trece. Créanme, la situación por la que atraviesa España nos tiene muy preocupados. Mucho. Y quienes pueden hacer algo para remediarlo parecen no querer saber nada de la vaina. A nosotros, Duke y yo, o yo y Duke -que ye lo mismo-, esto huélenos muy mal. Peor que la boca de Dolfo. Pero bueno, ellos sabrán. Porque ye que ellos sábenlo tó, son listos que te cagues. Yo no digo ná porque después van criticame por hacer lo mismo que critico. Y tienen razón. Por cierto, ¿saben que Marichalar ya está divorciáu?. Dafechu.

martes, 9 de febrero de 2010

PARTIDAS, TERTULIAS Y CACAGÜESES


Aún se conservan sitios con el sabor añejo de lo entrañable. Lugares que no han sufrido cambios apreciables a lo largo de los años. De muchos años. Otra mano más de pintura, igual a la anterior y a las que fueron antes que ella, de tal forma que si rascásemos posiblemente tardaríamos un tiempo en dar con lo primigenio de la historia. Y encima de tantas capas muchas fotografías, casi todas en blanco y negro, de gentes que, en algunos casos, hemos llegado a conocer pero, en otros muchos, tenemos que buscar o preguntar por sus referencias. Sitios que, en su mayoría, han ido desapareciendo con sus propios dueños o han sido ocupados o sustituidos por modernidades sin personalidad alguna, con diseño -eso sí-, pero desprovistos del sabor de los acontecimientos y de la historia. Lugares como Casa Ramiro y Camporro en Sama, Casa Isaac o el Bar Llanes en La Felguera, y tantos otros en estas y otras poblaciones de Langreo y de las Cuencas que han pasado a ser un grato recuerdo en las memorias de los que ya somos un poco maduros y las de muchos que lo son más. Aquellas casas donde todos se conocían por su nombre de pila o su apodo, donde todos eran compadres de todos y donde se tertuliaba, se jugaba la partida y, cuando terciaba -que era casi siempre-, se echaba una tonada sin que por ello nadie pudiera pensar que los cantores estaban pasados de revoluciones. Cualquiera que, por aquel entonces, quisiera ir a una hora determinada a alguno de estos “museos de la antigua hostelería” sabía con la más rigurosa exactitud a quiénes se encontraría allí, con quiénes echaría la partida, con quién podía mantener una conversación y en compañía de quién acabaría la fiesta cantando “Los mineros del Fondón” o “Asturias patria querida”, dependiendo siempre del grado etílico de los espontáneos intérpretes.

Esos eran los “chigres” de antes y de siempre, aunque después llegó un momento en que pasaron a calificarse de bares o sidrerías por aquello de las tasas, los módulos, los impuestos, los requisitos administrativos y la madre que lo parió. Allá por las décadas de los sesenta y setenta había un chigre bajo cada edificio. O más. Casi siempre atendidos por una “muyerina” con un par de…, que soportaba al personal y lo ponía a raya hasta la tarde en que su marido llegaba de trabajar y suplía el orden femenino por el caos y el cachondeo de los de la boina. Cuántas mujeres, ahora madres y abuelas, quemaron su vida en este trabajo y en el doméstico para sacar adelante a la prole. Y aún quedan algunas.


Pero volvamos al principio. Queda alguno de esos sitios, ahora ya indefinidos en su calificación. Entrar en uno de ellos es como recuperar la juventud, como volver a ver a Marilyn o a Gary Cooper por primera vez. Es el caso de “Casa Neyo” en Lada, también conocido por el nombre de su hermano Tino “Cordeles”. No hace más de un mes que tuve la suerte de parar una tarde porque allí había quedado con dos amigos del pueblo. ¿Con dos?... De pronto me encontré con otro y otro, y luego con más. Entre culete y culete, anécdota y sucedido, pasaron dos horas en un soplo y volvieron a estar allí muchos de los que ya nos abandonaron para siempre y algunos de los que se fueron a otros lugares. Y los que allí nos encontramos, además de recordar a Canor recien fallecido, rememoramos las historias de este distrito langreano que pasó por ser el primer lugar de veraneo del Valle del Nalón, con permiso del resto. Si de todos esos chigres que antes describía se podría escribir un libro para cada uno, les aseguro que de “Casa Cordeles” podría hacerse una enciclopedia. “La saga épica de los gatos”. Cultura en estado puro. No en vano tras más de cincuenta años comprando y leyendo LNE, a mi querido amigo Cordeles, que siempre me comió les cacagüeses, le tocó uno de los últimos coches. ¿A quíen, si no le iba a tocar? Allí lo podrán ver. Como siempre, tan contentu.

sábado, 6 de febrero de 2010

BREAKFAST IN AMERICA



Este jueves pasado la titular de Economía Elena Salgado dijo en una entrevista radiofónica que “no ve riesgos para el futuro de la economía española, ni desde luego para el futuro de los españoles”. Y Duke piensa que para decir eses babayaes no haz falta ser ministro. Claro, la ministra no veía el riesgo porque, en ese momento, el peligro estaba lejos, orando junto a su idolatrado Barack Obama en el Hilton de Washington. También en esos momentos el IBEX 35 perdía más de 10.000 puntos en la mayor caída de la bolsa española en los últimos dos años. Al mismo tiempo, su jefe reunido en un almuerzo con directivos de empresas americanas con intereses en España aseguraba que
“nuestro gobierno es impulsor de una economía innovadora, europea y eficiente". ¡Hay que joderse!

Y es que cada vez que el Presidente cruza el charco le entra el subidón. No había más que ver su rostro henchido de felicidad y su orgásmica sonrisa en el momento de acceder a la mesa presidencial del Desayuno de Oración Nacional, que es para lo que fue a Washington, a desayunar. Sin embargo lo que él pretendía era despachar con Obama durante los minutos previos al ágape para, a su vez, invitarle a venir a España. Lo que pasa es que el americano, haciéndole un “feo”, se retrasó una hora y no le dejó decir nada más que “gudmonin”, “para que te acuerdes de mi bandera” -debió de pensar-. Después se situó tras el atril y, con voz trémula y poco convencida, leyó un pasaje del Deuteronomio diciéndoles a los allí presentes que tenían que pagar a sus jornaleros antes de ponerse el sol. A más de uno le sacaría los colores.

Duke no sabe qué es lo que pinta un agnóstico y redomado laicista dando lecciones bíblicas a tres mil cristianos ultraconservadores americanos que no saben ni por donde cae España. Y para más INRI en “castellano”, como si el “español” fuera vergonzante. Desconocemos lo que diría la traductora pero, al fin y al cabo, da igual porque nadie de los presentes se había puesto los cascos del traductor simultáneo. ¡Vaya marrón!, tener que cruzar el charco para hacer en público lo que nunca hizo ni en privado y, para encima, que nadie preste atención a lo que estás diciendo. Además, que no puedas hablar con el baranda de la tropa que es el motivo principal del largo desplazamiento. Pues si lo que quería era invitar a Obama a venir a España, no sabemos si a comer huevos fritos en Casa Lucio o Fabada en La Máquina, podía haberlo llamado al móvil o mandarle un mail y haberse ahorrado el viaje. Y si no, ¿para qué está el Embajador? El caso es que fue allí invitado por The Family que es el grupo de poderosos que organizan este sarao, y fue acompañado de una troupe de personalidades de la empresa, la política y la prensa que posiblemente hayan sido los únicos que hicieron negocio porque lo que hizo el presidente solo fue el ridículo. Ante los americanos y ante el mundo entero.

Ahora llega a nuestro país y se encuentra con el patio revuelto, los sindicatos rebotados con el tema del “pensionazo”, tildando al Gobierno de “Cuadrilla de aficionados” y preparando una gran manifestación en todas las provincias para finales de mes, y el partido de la oposición amagando con una moción de censura al tiempo que afirman que están preparados para gobernar, cosa que dudamos. No sabemos si Don José Luis le habrá cogido el gusto a la plegaria pero, dado que se pasa más tiempo por las nubes que con los pies en el suelo, no estaría de más que se encomendase a alguien de por allí arriba porque va a tener muy crudo aguantar dos años más en el gobierno. Los españoles empiezan a descubrir la verdadera personalidad y la nula valía de quien hace seis años rige sus destinos. ¡Ay ZP, quien te vio y quien te ve!

jueves, 4 de febrero de 2010

CORTINA DE HUMO


Lo de estos señores que nos gobiernan cada vez nos parece más grave. No han visto venir la crisis que, cuando ya estaba encima, la llamaron desaceleración; después dijeron que nuestro país era el mejor preparado en la Unión Europea para combatirla; más tarde que comenzaríamos a salir de ella en el segundo semestre de 2009 y ahora lo cifran en el segundo de 2010. Hemos llegado a un punto en que, mientras otros países comienzan a salir a flote, España se hunde cada día un poco más hasta el punto de que Europa ya nos conceptúa como el socio molesto, el apestado, el que nadie quiere como compañero de viaje. Nos lo viene diciendo desde hace tiempo el Comisario Almunia, el Banco de España, y hasta el propio Duke lo ha dicho en alguna ocasión. Ni caso. La cuestión es que, cuando no se han enterado de nada hasta que el lobo se nos tragó, pronostican mejorías que no llegan y prometen cumplimientos que no saben si serán posibles. Y en esta empanada mental que les embarga, resulta que ahora saben que, a largo plazo, la descompensación de la población trabajadora que cotiza con la jubilada que cobra su pensión será tal que no habrá manteca para todos, de forma que toca trabajar y cotizar unos años más. Listos que son ellos.

Duke se pregunta si han pensado en qué tasa de paro estaremos en 2013 cuando empiecen a aplicar esa medida porque, tal y como vamos, seguro que habremos superado los cinco millones de desempleados. En esa eventual coyuntura, si se posterga la edad de jubilación el acceso de los jóvenes y de los desempleados a un puesto de trabajo será aún más difícil que ahora, que no es poco. Se han olvidado del modelo alemán que preconizaban hace meses y, ante la bronca de la UE y el descrédito mundial, sacan de la chistera esta brillante idea para que la tropa tenga de qué hablar durante un tiempo. Eso sí, por el contrario afirmaron y afirman que la salud de la seguridad social es total y, en consecuencia, garantizan las pensiones del futuro. ¿En qué quedamos?

No nos creemos absolutamente nada de lo que dice este gobierno. Es más, hasta dudamos que ellos mismos se crean lo que dicen, pronostican y prometen. De forma que, cuando el barco está a la deriva y toda en Europa nos señala con el dedo, no está de más enviar algún mensaje de distracción que derive la atención de la ciudadanía hacia el futuro, cuando lo acuciante es el presente. Ciertamente una cortina de humo de este calado distrae las preocupaciones y hace mirar hacía otro lado, de tal manera que los españoles no veamos que, entre la incapacidad e ineptitud de unos, el pasotismo de otros y la quietud de todos, vamos camino al desastre, si no hemos llegado ya a él. Mientras tanto en de la sonrisa complaciente y cejas puntiagudas, está desaparecido en combate. Como diría el tristemente desaparecido Sabino Fernández Campo, “ni está, ni se le espera”. Ahora que preside la UE y va a solucionar sus problemas, a España que le den. Bruselas primero, Etiopía después, nuevamente Bruselas, Washington… y Pola del Tordillo. Está en todos los sitios menos donde tiene que estar, como pueda ser en Barcelona para asistir a los funerales del soldado hispano-colombiano muerto en Afganistán en acción de guerra -no nos confundamos-, por ejemplo.

Las recientes palabras del ex presidente Aznar “nunca nadie ha hecho tanto daño a este país en tan poco tiempo” pueden resultar premonitorias. La historia lo dirá. De todas formas, vamos camino de que se vean confirmadas sin que pase mucho tiempo. Así es que, ante la incierta o nula posibilidad de una reedición de aquellos Pactos de la Moncloa, se ve necesario que la ciudadanía se manifieste en las urnas ya, no sea que esa confluencia astral que profetizaba Doña Leire vaya a provocar un cataclismo de grandes dimensiones que nos mande a todos a tomar por saco.

lunes, 1 de febrero de 2010

EN EL RECUERDO: FERNANDO FERNANDEZ, Maestro de Judo



"Saberlo todo y creer que no sabemos nada, esta es la verdadera sabiduría. No saber nada y creer que lo sabemos todo, este es el mal común de los humanos. Considerar este mal como un mal, preserva de él. El sabio está exento de fatuidad, porque teme la fatuidad. Este temor lo preserva de ella." Lao Tse.

FERNANDO FERNÁNDEZ, Maestro de Judo

Fue en noviembre pasado cuando conocí al Maestro. Se entregaban en La Felguera los premios Delfos del deporte y fue a recogerlo casi arrastrado por toda su familia porque la cruel enfermedad que padecía desde hacía algún tiempo le tenía tan debilitado que casi no podía valerse por sí mismo. Fue Enrique Castro “Quini” -que recientemente había pasado por algo similar-, quien le arropó y con todo el cariño, el que un gran corazón es capaz de dar a otro gran corazón, le acompañó en el escenario durante la celebración del acto. Supe de su fallecimiento el mismo día en que le enterraron. No podía pasar desapercibido ese calificativo de “Maestro” que tan acertadamente su familia decidió poner en la esquela. Porque Fernando Fernández Fernández fue Maestro de maestros, todo un ejemplo para la juventud de hoy, y también para todos nosotros.

Empezó cuando apenas tenía diez años y, un día, el que sería su maestro, el señor Caso, le empujó a empezar a “jugar” a esto -como él decía-. Era huérfano y ya había estado interno en algún colegio. Empezó a trabajar muy joven y en sus ratos libres iba a entrenar. Para ello tenía que arrojar por la ventana su kimono, a escondidas de su madre, para ir al gimnasio de Sotrondio que convirtió, tras la muerte del maestro Caso, en el mejor Club de España (1.971) y, hoy día, en un verdadero santuario del judo nacional. En la actualidad era responsable de seis seleccionadores y del judo escolar federativo. Además de en Sotrondio, impartía sus clases en el Polideportivo municipal de Langreo, en Oviedo, y allá donde le requerían; él decía que no podía negarse a ello. Así mismo era árbitro nacional y, siendo sexto Dan, estaba en posesión de la medalla al Mérito Deportivo, la única concedida en Asturias hasta la fecha. Fue preceptor de dos de sus hijos, uno de los cuales, Fernando, continuará el camino que su padre le marcó y del que el destino le apartó prematuramente. En ese humilde espacio al lado de la Estación de FEVE, que es el Gimnasio de Sotrondio, me recibe su hijo Fernando y en una oficina repleta de trofeos, fotos y recuerdos de su padre, y presidida por el Kimono del Maestro (como puede apreciarse en la foto) charlamos durante un buen rato, no sin que en varias ocasiones la emoción le embargase y alguna lágrima recorriese su recia mejilla.

EL GIMNASIO DE SOTRONDIO Y LOS NIÑOS. Cuenta Fernando que su padre vivía por y para el gimnasio y los niños. Él mismo estuvo con su padre desde los trece años hasta que murió. Tenía un carácter muy fuerte, gritaba y jaleaba los entrenamientos. Les decía cosas que si hoy las digo yo me denuncian, pero los críos lo tenían asumido. No querían otro maestro. Tenía un pronto que le llegaba con la misma facilidad que se le iba. Lo daba todo y hacía por los chavales lo inimaginable. Ese carácter lo tenía para con todo el mundo, hasta para con los miembros de la federación. Recordaba a todos sus discípulos por poco tiempo que hubieran permanecido con él, y todos, sin excepción, le recordaban y, aún pasados los años, le saludaban con respeto por la calle. Fernando se pasaba horas y horas en el gimnasio, daba igual que nevara o que fuera sábado o domingo. En muchas ocasiones los domingos despertaba a su hijo a las ocho de la mañana para ir a limpiar o a arreglar cualquier cosa, o a practicar judo. Sacó a muchos de la calle e inculcó entre su juventud el amor por el deporte, fuera cual fuese -no le daba importancia cuál eligieran-, solo quería formar personas. Y en ello estaba con su nieto Asier de cuatro años, hijo de Fernando, cuando la muerte le sorprendió.

EL SACRIFICIO Y LA DISCIPLINA. Empezó a trabajar en el Pozo Venturo con 16 años como maquinista y, más tarde en Maria Luisa -donde se jubiló- como artillero. Nunca tuvo vacaciones pues su tiempo libre siempre lo dedicó a realizar cursos (de entrenador regional y nacional, y otros muchos) o a viajar a competiciones por toda España o a cuidar de su gimnasio. Para ello, en alguna ocasión, tuvo que pedir días de permiso a cuenta con objeto de viajar u obtener algún título. Sin embargo nunca estuvo de baja laboral. Refiere su hijo que en una ocasión fue a trabajar con una costilla rota, sufriendo durante días intensos dolores por ello.

En su vida cotidiana era como cualquier otro, en ocasiones despistado. En cambio, en lo tocante al trabajo y al deporte era muy disciplinado. Insistente, cuadriculado dice su hijo, daba igual que fuese un alumno, un político o un federativo. Cuando algo se le ponía entre ceja y ceja no paraba hasta que lo conseguía. Tenía fe en lo que hacía y nunca se relajó en esos aspectos.

LAS OTRAS COSAS. Al margen del judo, los niños y su gimnasio, los cursos, la competición y su trabajo en la mina, Fernando también tenía vida social, aunque no lo parezca. Veraneaba en Tapia unos días al año y allí tenía su tertulia de tute. Encajaba rápidamente en los sitios a donde iba y todo el mundo le reconocía y apreciaba. Iba de vez en cuando a Colombres, donde desde hace cuatro años trabaja su hijo Fernando, y allí era conocido por todos. Mucha gente vino a su funeral. Muchos ramos y coronas llenaron la iglesia de Sotrondio. Muchas personas lloraron, tirios y troyanos, socialistas y populares. Tan solo tenía 61 años, eso sí, llenos, colmados de ilusión, acción y genio.

Su hijo nunca llegó a saber de sus inclinaciones políticas, aunque dice que se las imagina. Él nunca se manifestó. A los políticos los trataba con el mismo carácter que trató a todos. Daba lo igual ser popular o socialista, ugetista o comisionero. Él lo era. Si hablaba con ellos por cuestiones profesionales, conseguía sus propósitos y asunto liquidado. Pero nunca pasó a nadie la mano por la espalda. No se metía en nada que no fuera de su deportiva o laboral incumbencia. Conocía a todo el mundo, no era chismoso ni maledicente y siempre iba a su rollo. Así era en la calle, en su casa y en el gimnasio. Activo, emprendedor y campechano.

LOS RECUERDOS. Previamente a las competiciones hablaban de judo hasta altas horas de la madrugada y se marchaban sin dormir. Cuenta su hijo que el carácter de uno y otro, muy parecidos, les hacía chocar continuamente. Tenían abundantes enfrentamientos por diversas cuestiones, pues no en vano fue quien más horas pasó con él. Broncas, que dice Fernando. Sin embargo nunca fueron a acostarse enfadados y sin haber hecho las paces.

Le pregunto a Ferni (como le llamaba su padre), aunque aún sea prematuro, sobre el recuerdo más imborrable que atesora de su padre y, tras pensarlo un rato y con lágrimas en los ojos, me cuenta que cuando él tenía 18 años, tras una fuerte discusión con su padre, se había calentado tanto que se fue de casa. Después de unos días volvió a élla convencido de que, dado el carácter de su padre, le “mataría”. Me estaba esperando cuando entré en casa, me dio un abrazo y me dijo “no vuelvas a hacerlo más”, “cualquier cosa que te suceda me la cuentas, cualquier problema que tengas me lo dices”. Nunca más volvió a hablarse de la cuestión, fue lo que más me marcó, concluye con los ojos inundados.

LA DELGADA LINEA ROJA. Quise estar con algunos de sus discípulos, muchos de ellos ya veteranos, Cinturones Negro y, sobre todo amigos, aprovechando que Ferni y, previamente Geli, me lo habían sugerido. Justamente hace una semana de la muerte de su padre y en el Polideportivo de La Felguera, Fernando asiste a un entrenamiento con siete judokas experimentados, algunos de más de cuarenta años de edad. Les dice el motivo de por qué estoy allí y, todos, me allanan el camino y me hablan del Maestro. Sin más preámbulos, Miguel Angel toma la palabra: “Es difícil separar a Fernando persona de Fernando maestro. Es algo muy sutil. Para obtener nuestro cinturón negro entrenamos durante un año con él, cuando nos había dicho que era muy fácil. El reconocimiento llegó sin problemas, casi sin darnos cuenta. Uno no se daba cuenta que estaba aprendiendo, y sin embargo era así. Fernando era padre, maestro, compañero y amigo. Esa sutileza solo puede darse en alguien que sea un gran profesional y una gran persona. Es muy complicado ser amigo y profesor. Es difícil”. Juan Ignacio (Cachupa para los amigos) conocía al maestro desde hace seis años y dice que le llamaba la atención su trato con los críos. Tan pronto les gritaba como estaba dándoles caricias. Incluso sus compañeros de sauna, no de judo, le echan de menos. Dejó una falta muy grande. Fernando tenía “algo”, era un Gran Maestro. Iván cuenta que tenía un concepto muy siciliano de los de él. Intentaba siempre que mejorase. Me animaba a los cursos para entrenador, insistía en mi progreso. Los suyos era los suyos y, además, intocables. Fernando no pasaba desapercibido en ningún sitio. Rudy Laruta es boliviano y tiene cincuenta años. Dice que es una satisfacción por partida doble, porque él combinaba el sustrato filosófico de la práctica del judo con la amistad. Ver el judo de una manera seria, pero también como una diversión. Yo lo voy a extrañar mucho.

Pueden decirse más cosas sobre Fernando Fernández, el Maestro, pero en el pequeño espacio del que disponemos no vamos a hacer más comentarios. Su currículo, sus amigos, sus desvelos y la multitud de personas que asistieron a su funeral hablan por sí solos.

Gracias a Enrique Blanco de Cuencas Mineras Televisión, a Juan León Quirós y a Geli de los “Delfos”, a los discípulos de Fernando en el Poli de La Felguera y, sobre todo, a su hijo “Ferni” por haber hecho posible que haya sentido al Maestro en propia piel, como si le conociera de toda la vida. Sin haberle conocido.