domingo, 19 de junio de 2016

UNO DE A PIE Y UNA CAPA



Esas pequeñas cosas
Jerónimo Fernández (Giro)

Eran tiempos aquellos de escasez y de penurias, nada parecido a lo que vivimos ahora, cuando las gentes disfrutaban y eran felices con pequeñas cosas, con breves momentos. Y para esas cosas y momentos empleaban una eternidad. Recién terminada la guerra “incivil”, que diría mi amigo Antón, un niño de poco más de diez años caminaba todas las semanas entre su casa en La Nueva y las de sus tíos en La Nisal. Unos cuantos kilómetros si tenemos en cuenta que por entonces no había carreteras y la mitad del trayecto había que hacerlo monte a través. Llegado a destino, Giro hacía su ruta de visitas a tíos y primos y, tras echar el día entero en tal menester regresaba a su casa deshaciendo el largo camino. Tenía un primo, a la sazón tío del suscribiente, que había regresado de la guerra un tanto maltrecho. El hombre traía siempre con él una de aquellas capas de las que proveían a los militares en el ejército y nuestro protagonista no deseaba otra cosa que una capa como aquella. Así se lo dijo a su pariente y éste mandó a sus hermanas que procedieran a recortar y arreglar la prenda porque, evidentemente, al niño le sobraban metros por todos lados. Esas sobras podían ser aprovechadas para otras cosas, de manera que, entradas en discusión, decidieron que no era prudente estropear la capa ni que en ese momento se desprendiera de ella, así que el pobre infante se quedó con las ganas. No la tuvo ni siquiera en el momento en que su primo murió en un accidente en la mina pocos años después.
Me lo cuenta nostálgico pasados más de setenta años y me relata también el modo en que se había producido la muerte de su primo, mi tío. Y yo que he escuchado esas historias en más de una ocasión me quedo pensando en lo poco que necesitaban entonces, y lo menos con lo que se conformaban. En aquéllos hombres y mujeres recios y austeros y en lo exigentes y melindres que somos ahora. Volveré a escuchar sus nostalgias.

martes, 7 de junio de 2016

TIERRA DE NADIE



Sondeos y futuribles



Pongamos que en esta ocasión los sondeos no se equivocan, que sería cosa rara. Que se cumplen los pronósticos que todas las empresas demoscópicas anuncian y se produce el sorpasso tan anunciado en las últimas fechas. Que “Unidos Podemos” pase a ser la segunda fuerza política, adelantando con creces a  los socialistas y quedando a pocos puntos porcentuales de los populares que aumentaría su diferencia con sus eternos rivales. Cuando Pedro Sánchez lleva días anunciando que tendrá conformado un gobierno en la primera semana después del 26J, caso de que gane, se nos antoja un verdadero dislate esta veleidad de precampaña. ¿Con quién lo formaría?, ¿con los de su izquierda o los de su derecha?, porque todo parece indicar que, como en las del 20D, no habrá mayorías absolutas y que habrá resultados similares, salvo el crecimiento podemita acompañado de los de Garzón. Casi el 60 % de la militancia socialista no quiere tratos con Podemos y la cúplula de los de Sánchez sigue con el veto a los de Rajoy. Quedarían en “tierra de nadie”, rodeados de líneas rojas que los aislarían de las tres fuerzas más importantes del futuro arco parlamentario, en cuyo caso nos parece que los sueños del Secretario y Candidato socialista se verían desmoronados como un castillo de naipes.
Si, como parece ser, los populares ganan y siguen con su oferta de una Gran Coalición en la que estuviera Sánchez y Rivera y, en esta ocasión, el primero aceptara la propuesta, Duke sería el primero en pensar que Sánchez quedaría con el culo al aire y habría sido el único culpable de la convocatoria de nuevas elecciones, y seguro que la mayoría de los ciudadanos acabarían pensando lo mismo. De ahí que creamos sinceramente que los socialistas han estado, y están, en esa tierra de nadie con el peligro de hacer lo mismo que el perro del hortelano y la sombra de nuevas elecciones acechando.

sábado, 4 de junio de 2016

RECURRENCIAS



Precampaña



Hay muchas veces en que uno se sienta ante el teclado con la pantalla del ordenador y la mente en blanco, sin una idea muy clara acerca de lo que va a disertar  y, algunas de esas veces, acudimos a lo de siempre, a lo recurrente, y hablamos de política y de los que la practican, sean éstos de uno u otro color, de aquí o de Cabañaquinta, porque lo cierto es que el tema y sus protas dan para mucho. Siempre hay materia para escribir de ello, más en una situación como la actual, sin gobierno, sin diputados ni senadores, pero con todos ellos repartidos por la amplia geografía congregando a sus adeptos en peroratas interminables y reiterativas que la tropa se sabe de pé a pá. Dicho esto, Duke se pregunta si a estos personajes, y personajas, les ocurrirá lo mismo que a nosotros. Si, después de tantos actos diarios, se encontrarán ante un atril sin tener muy claro qué es lo que van a decir a la audiencia. Al final la mayoría de ellos hacen lo mismo que nosotros, acudir a la crítica sin mirar para sus mismos adentros, poniendo al de al lado o al de enfrente a caldo de perejil, prometiendo lo que saben desde un principio que no podrán, o no van a llevar a cabo. Que el otro recorta, yo invierto en educación y sanidad. Que el otro dice que crea empleo, ya pero es un empleo temporal y precario y lo nuestro será seguro y continuado. En fin que ponerse ante la peña supone que hay que enardecerla y provocar el aplauso antes de que se acabe con el argumento que se esgrime y, luego continuar del mismo modo “in crescendo” hasta que, finalizado el acto, se paseen en loor de multitudes, repartiendo besos, chocando manos y haciéndose selfies con Luisinacio y Maripuri que, dicho sea de paso, ya tienen fotos con Rajoy, Sánchez, Rivera, Errejón y están en espera de hacerse uno con Rita Barberá y Esperanza Aguirre, por aquello del morbo. En resumen que esto de ponerse a teclear el artículo de hoy es como un mitin sin espectadores. En solitario y sin palmeros.

miércoles, 1 de junio de 2016

NUESTRO AMIGO JAMINÍN



Un histórico de LA NUEVA ESPAÑA



Fue quien me introdujo en esto de darles la vara de vez en cuando desde las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Fue, y aún lo es, decano de quienes aquí escribimos y entrañable amigo de todos. Es además mi vecino de frente por frente, donde casi todas las mañanas le veo en pijama observar desde su balcón cómo anda el tiempo y si la peña se mueve por la calle, seguro que para saber si habrá de poner gabardina, abrigo, sombrero o chapela. Si chaleco o jersey, y el color de esa corbata que lleva como pocos. Son sus costumbres desde los años que le conozco, que son muchos. Hombre cordial y atento con todos, interesado por los problemas de su ciudad y los de sus paisanos. Conversador y referencia de tantos que habitual u ocasionalmente esgrimimos la pluma mejor o peor. A él acudimos muchos cuando tenemos una duda o necesitamos un consejo. Cronista deportivo desde tiempos inmemoriales, Fueyo II se ve impedido en estos momentos, y durante algún tiempo que espero sea breve, a tomar la pluma e ilustrarnos con sus conocimientos porque, hace unos días, ha caído en la calle y tuvo la mala suerte de romper el húmero que seguro soldará rápido, porque si no ya tengo fichada una autógena para tal menester. De manera que se nos ha ido a Avilés para estar cerca de su hija y recibir los aires del Cantábrico.
Desde su percance callejero hemos hablado en varias ocasiones en las que me ha explicado, como a su médico, dónde está la lesión y que le duele aquí y allá, porque el golpe ha sido considerable y está machacado como si le hubiera arrollado un mercancías. Pero contento -“me tratan bien”, me dice-, y siempre de buen humor como David el Gnomo. Echando mucho de menos las cosas de aquí y sus incursiones por las oficinas de La Nueva España que seguro le hará llegar la Edición Cuencas desde la que Duke y Cía. le enviamos un fuerte abrazo. ¡Recupérate pronto, amigo!