domingo, 21 de enero de 2018

DESPLOME



De los estados ruinosos.
A la izquierda de la imagen puede observarse el desprendimiento

Se trata de dos edificios contiguos en la calle Constitución de Sama, esquina con Fernández Rebollos, donde tuvieron su emplazamiento varios negocios muy conocidos a través de la historia local, todos ellos ya cerrados hace muchos años, al igual que las viviendas de sus distintas plantas. Ningún comercio y ningún inquilino. Sólo habitan en él las palomas, los murciélagos y las ratas. Con unos cincuenta metros lineales de fachada a las dos calles y alguno más a lo largo del patio, que fue, del café Toniher (hoy tomado por la vegetación), estamos hablando de lo que podría ser un solar de unos dos mil metros cuadrados, justo a la entrada de la población, donde podrían habilitarse un buen número de plazas de aparcamiento de las que estamos tan necesitados. Para ello, como resulta palmario y evidente, habría que proceder a la demolición (“Ruina”, LNE de 10/09/2012). ¿Recuerdan ustedes los casos de la Plaza de Abastos y el Teatro de Langreo?, aquellos desastres no avisaron.
Ahora que nuestro consistorio ha iniciado un plan para la demolición de inmuebles ruinosos del concejo no estaría nada mal que empezasen por éstos que son la viva imagen de una ciudad en el más absoluto declive. Cierto es que uno de ellos está catalogado y protegida su fachada por esos de Patrimonio del Principado que no ven estas cosas en Oviedo ni en Gijón, motivo por el cual el constructor no inicia la obras, dado el alto costo que supondría mantener esa fachada. Ni las iniciará en tanto el edificio no se descatalogue o se venga abajo (“Alerta”, LNE 13/01/17).
Pues de tanto avisar “que viene el lobo” y de no hacer el mínimo caso al aviso, el lobo acabó por llegar para causar daños menores, pero daños al fin y al cabo que ponen en evidencia el peligro de desplome de estos inmuebles. Porque en la madrugada del 13 al 14 del pasado diciembre se desprendió uno de los voladizos del cuarto de baño de la fachada trasera del edificio no protegido, dejando a la vista su interior (bañera, lavabo y cisterna). Tras llamada a la Policía Local se personó en mi domicilio un agente que tomó nota y fotografías del siniestro, asegurándome que haría el correspondiente informe para hacerlo llegar a los servicios técnicos municipales. Me puse a su disposición para que entraran en mi casa si querían verlo. Nadie llamó y a nadie vi que comprobara el estado de los edificios, porque es que ambos tejados están hundidos y las fachadas traseras seriamente dañadas. Este hecho, queridos amigos, es un aviso con mucha más gravedad del que hice en mis dos artículos anteriores. Es un peligro cierto e inminente en este invierno de vientos y quizás de fuertes lluvias y alguna nevada. Ellos sabrán lo que hacen.

sábado, 20 de enero de 2018

QUE LES DEN LA FACTURA



Las ideas de la sanidad.



Hay autonomías en las que se está entregando, o se entregará próximamente -como es el caso de la nuestra (según noticia de este periódico)- una factura “informativa” del coste que ha supuesto para la sanidad pública nuestra visita al médico de cabecera, de la asistencia que recibimos en Urgencias, de la intervención quirúrgica por la que hemos pasado, de nuestra estancia en el hospital o de cualquier gasto que ocasionemos por ponernos enfermos. Lo hacen, o lo van a hacer, con la “sana” intención de que tomemos conciencia de lo que cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos los que al final pagamos con nuestros impuestos y cotizaciones a esa cosa que se llama Seguridad Social. Y Duke propone que:
Cada vez que el Rey, el Presidente del Gobierno, el Ministro de cualquier ramo, el Secretario de Estado y el Subsecretario, el Presidente de cualquier autonomía, el Consejero, el Diputado, el Senador, el Presidente de la Diputación, el Alcalde, etc., etc., se suba a su coche oficial se le entregue la factura. Que cuando visiten centros de mayores o escolares engalanados especialmente para su visita, que les entreguen la factura. Que cuando asista a fiestas, recepciones y comilonas, de entre la multitud de estos eventos que se organizan por cualquier memez para agasajarles a ellos mismos o a la madre que los parió que les pasen la factura. Que cuando toman trenes, aviones o barcos para ir a Nueva York o a Pola del Tordillo para habitualmente decir tonterías o hacer el ridículo, y van en clase especial, que les endosen la factura. Que cuando tres centenares de alcaldes marchan a Bruselas para jalear a un prófugo de la justicia y el Presidente del Parlament hace lo propio para entrevistarse con él, que les den la factura. ¡Y que la paguen de su bolsillo!
Todo ello, claro está, con la única intención de que “tomen conciencia” de lo que nos cuesta a los ciudadanos mantener tantos cargos públicos