Las ideas de la sanidad.
Hay autonomías en las que se está entregando, o se entregará
próximamente -como es el caso de la nuestra (según noticia de este periódico)- una
factura “informativa” del coste que ha supuesto para la sanidad pública nuestra
visita al médico de cabecera, de la asistencia que recibimos en Urgencias, de
la intervención quirúrgica por la que hemos pasado, de nuestra estancia en el
hospital o de cualquier gasto que ocasionemos por ponernos enfermos. Lo hacen,
o lo van a hacer, con la “sana” intención de que tomemos conciencia de lo que
cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos los que al final pagamos con
nuestros impuestos y cotizaciones a esa cosa que se llama Seguridad Social. Y
Duke propone que:
Cada vez que el Rey, el Presidente del Gobierno, el Ministro
de cualquier ramo, el Secretario de Estado y el Subsecretario, el Presidente de
cualquier autonomía, el Consejero, el Diputado, el Senador, el Presidente de la
Diputación, el Alcalde, etc., etc., se suba a su coche oficial se le entregue
la factura. Que cuando visiten centros de mayores o escolares engalanados
especialmente para su visita, que les entreguen la factura. Que cuando asista a
fiestas, recepciones y comilonas, de entre la multitud de estos eventos que se
organizan por cualquier memez para agasajarles a ellos mismos o a la madre que
los parió que les pasen la factura. Que cuando toman trenes, aviones o barcos
para ir a Nueva York o a Pola del Tordillo para habitualmente decir tonterías o
hacer el ridículo, y van en clase especial, que les endosen la factura. Que
cuando tres centenares de alcaldes marchan a Bruselas para jalear a un prófugo
de la justicia y el Presidente del Parlament hace lo propio para entrevistarse
con él, que les den la factura. ¡Y que la paguen de su bolsillo!
Todo ello, claro está, con la única intención de que “tomen
conciencia” de lo que nos cuesta a los ciudadanos mantener tantos cargos
públicos
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