martes, 30 de marzo de 2010

ROL SECUNDARIO


El otru día leímos en un periódicu de estos digitales: “Merkel impone su ley, Sarkozy cede y Zapatero acepta un rol secundario”. Se referían a las ayudas económicas a Grecia que, desde la Guerra de Troya, no pasaban por otra circunstancia parecida. Mira que ZPé ye el Presidente de turno, que se diz, de la UE. Pues tién que aceptar lo que-y dan. Y no ye un Rolls. Ye un rol, y pa encima secundariu. Como si alguna vez lu hubiera tenío “primariu”. ¡Hay que jodese! Pues puso una cara como si lo hubiera arregláo tó él mismu, y taba feliz y contentu que no veas. Pero bueno, eso ye normal porque pon la misma cara siempre…, aunque-y roben en la Moncloa. Una cara de eses angelicales, como queriendo decir “¡Qué bien estoy con los Dodotis y el Nenuco!”.

Pues esto no puede ser, señores. Un “rol secundario” es para los actores secundarios, los de reparto. Que conste que los hay muy buenos, incluso mejores que muchos de los principales. Son los casos de Gene Hackman, Ed Harris o Manolín “el de les lanches”, da igual. Y en las damas otro tanto de lo mismo, lo que pasa que pa Duke son toes principales, sin excepción. Pa eso manden más que nosotros, y pa eso está la ministra Aído, pa que todo sea igual. Al menos eso piensa ella. ¡Probe! Lo que pasa ye que el que reparte no pué ser secundariu, que va ho. Tién que ser el prota de la peli, el mocín. Y en esti casu, Pepe Luis ye el Presidente europeu y ni Ángela, ni Nicolás puén chupar más cámara que él. Pero bueno ¿a dónde vamos a ir a parar?, Entós, ¿qué ye?, qué cuando en julio se acabe la milonga esta de la presidencia de turno, ¿van ponelu de extra, o de güaje de los bocadillos, o de ayudante del auxiliar de iluminación? Lo dicho, tién que ser el mocín, salir en letres más grandes, da-y el besu a la mocina -que no se quién ye (parezme que la Merkel no)-, y castigar a los malos -que tampoco se quiénes son (aunque barrunto que debemos de ser todos los españoles)-. Y como tién que ser el baranda de la peli y, en consecuencia, el que tién más caché, pues háznoslo pagar a los que yo pienso que somos los malos. Mira que Duke y yo venimos diciendo-y que tién que tratanos bien, no puteanos, ni subinos el I.V.A., ni coses por el estilo. Pues ná. Como ye el mocín haz lo que-y sale de la Moncloa. Y nosotros a veles venir.

Pues vamos a neganos porque, de esos dos mil millones de zapateuros que yos va a dar a los helenos, a nosotros que no nos pidan ni un duru, que ya estamos bastante jodíos como pa ayudar a esos que nos ganaron alguna vez al baloncesto, a la jabalina y a la madre que lo parió. “Ni un duru”, Pepe Luis. A ver quién nos lu va a dar a nosotros cuando estemos más jodíos de lo que ya estamos. ¿La Cancillera?, ¿el Bruni-ldo? Y cuando llegue eso, ¿quién va a ser el del rol secundariu? Seguro que a eso no se apunta ni Dios, ni Júpiter, ni el mayor Tontopoulos o Bobodorakis que aparezca por Europa. Así que, señor Presidente, déjese de generosidades malentendidas, y mire por les perres de esti país que está a puntu de entrar en coma. Que ya lo venimos obsevando haz tiempu: tenemos el electroencefalograma esi más planu que el del Paquirrín, que ya ye tenelu planu. Mientras piensa en lo que-y estamos diciendo Duke y yo pa ahorrar, podía pensar también en quitar dos o tres ministerios que no valen pa ná y gasten mucho. El de Bibí no lu quite, que si no va a enfadase mucha gente, y sobre to los que lo pasen pipa con les ocurrencias tan originales que tién. ¡Probes de nosotros!

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sábado, 27 de marzo de 2010

A LAS COSAS POR SU NOMBRE


Estamos hartos de que ciertas cuestiones se disfracen con términos inapropiados con el único objeto de quitarles importancia, o paja -que decimos eufemísticamente-. Después ocurre lo que ocurre, que la gente se confunde, busca las cosas donde no están y, claro, no las encuentran. Por una comparecencia de nuestro Arzobispo, Sanz Montes, ante miembros del Opus Dei, me entero en LNE que el teólogo Diarmid O’Murchu propuso hace años el cambio de definición en los votos religiosos. Así, el de pobreza se llamaría “de administración ecológica”; el de obediencia, “mayordomía de coordinación”; y el de castidad, “voto para la relación”. ¡Hay que joderse con el tío este de la Teología Cuántica!, ahora resulta que al cura de pueblo tenemos que considerarle como un mayordomo coordinador, un administrador ecológico y, además, ¿un relaciones públicas? Con razón dice el Arzobispo que la vida religiosa se está devaluando. Hasta el punto de que hoy los curas ni traen sotana, ni andan en bicicleta. Los Lewis, la Harley y el pendiente en la oreja es lo que se lleva. Curas modernos, como Dios manda (con perdón).

Pero hoy no he venido a hablarles de esto. Valga sólo como ejemplo. Vamos a ver: la línea eléctrica ésa que va a terminar en Velilla (Palencia) y que, desde haz tantu tiempu, está originando tanta literatura en los periódicos y en los demás medios, esa línea ¿cómo se llama?, Lada-Velilla o Sama-Velilla, porque ye que a Duke estos de Red Eléctrica de España ya lu tienen confundíu y no sabe si están hablando de una linea o de dos; una que va desde Lada y otra desde Sama. A nosotros nos importa un carajo por dónde vaya la dichosa línea, sea por Pajares, San Isidro o Pola del Tordillo. Que se arreglen, que ya va siendo hora, porque esto del “polémico trazado” ya está resultando muy cansino. Lo que sí nos importa -y mucho- es la denominación que se le está dando. Si sale de Lada, porque ahí están las instalaciones de la Central Térmica, tendrá que denominarse “Lada-Velilla”, como se hizo en un principio que se remonta a 1985 cuando surgió el proyecto y quedó en vía muerta, donde continúa. Sama es otro distrito que, en cuestión de líneas, solo está relacionado con el de Lada a través de la del Recollo, y punto. ¿Qué yos parecería a los salmerones si llevamos el Ayuntamiento pa Lada?, seguro que no yos gusta. Pues la línea es de Lada, y si no quieren llamarle como desde aquí reivindicamos, que la definan como Langreo-Velilla. Eso, una tercera línea para el polémico trazado. A esti pasu a los gatos -los de Lada- van a quitanos hasta “La Fuente del güevu” y decir que está en La Felguera, en Ciañu o en casa su madre. Y eso sí que no, por ahí no pasamos. Ye lo mismo que eso de que la Estación de FEVE de Sama está en La Felguera. Menuda gilipollez. ¿No tienen ya los felguerinos una estación de vía estrecha?, ¿pa qué quién otra? Claro, aquí de lo que se trata ye de acaparar coses. Y estaciones también.

Pues lo dicho. El balón no se llama “esférico”, y si un delantero está en fuera de juego, no ye “orsa”, ni “of side”, o como coño lo llamen. De manera que a esos de REE, Duke les dice que se pongan las pilas y llamen a las cosas por su nombre: “El polémico trazado Lada-Velilla”. Después que lu pasen por donde yos salga de los cataplines, si al final lu pasen por algún lao.

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jueves, 25 de marzo de 2010

LA MÁCULA DE LA INDIGNIDAD


Se lo había contado no hace muchas columnas: Duke se vuelve noctámbulo. Y en esa nocturnidad de mi querido amigo, al tiempo que observa el lento discurrir de los minutos en esa pantalla fluorescente, escucha las penas de los radioyentes que, como él, no pueden dormir porque alguna pesadilla realmente acaecida les ha quitado el sueño para siempre, y claman a las ondas su inconfesable pesar sabiendo que su identidad quedará en el más absoluto anonimato, en el mismo éter dónde navegan sus llantos. Fue ayer mismo cuando Duke se sumergió en la triste realidad del abuso y del maltrato, de la pederastia y de la infamia más abominable. Una hermosa voz, una tristísima y dolorosa historia. El relato del abuso sexual continuado sufrido a lo largo de su infancia y pubertad, hasta casi adquirir la mayoría de edad. Sarturno que devora a sus hijos. Un corazón envenenado, una mente podrida que, prematuramente, marchita una flor que esté en plena lozanía. Historias que, desgraciadamente, se repiten una y otra vez en nuestra geografía y en todas las geografías donde esté un miembro de nuestra raza. Historias que son protagonizadas por hombres y mujeres, curas, maestros, médicos, arquitectos y también por los que no tienen profesión conocida y que, por pertenecer a su respectivo gremio, no tienen por qué empañar a sus congéneres. Efectivamente, la corrupción de uno, dos o más políticos no tiene por qué estigmatizar en ese sentido a toda la clase política.

La inmensa gravedad de estos hechos no está en la pedofilia, que en sí misma ya la tiene, sino en que tal abominación se realiza valiéndose del estado de autoridad o tutoría de quien la ejerce. Esos niños y niñas confiados a la custodia de profesores, sacerdotes y otros tipos de cuidadores, e incluso bajo la de sus propios progenitores. Esos infantes que, de repente, ven interrumpida su tierna inocencia y arruinada su vida futura por la obsesión patológica y asquerosa de quien les cuida y son sus responsables más inmediatos. Esas criaturas que alcanzarán la adultez y llevarán como una losa la mácula de la indignidad de que fueron objeto. Que superarán el trauma a través de la agresividad, como escudo defensor; que serán incapaces de ver la belleza de este mundo; que se encontrarán ante la infelicidad o la imposibilidad de ser felices; o que, alternativamente, sí lo superarán convirtiéndose en una réplica de sus agresores. Todos ellos convertidos en mayores antes de tiempo, pero que difícilmente llegarán a serlo algún día porque su vida, su futuro, quedaron detenidos y paralizados por culpa de unos miserables desalmados. Si miserables son los autores materiales de este execrable delito, miserables -por omisión- son quienes, conociendo los hechos, los mantienen en el secreto por miedo o por complacencia. Los encubridores, las esposas de los padres que abusan de sus hijos y lo saben; los directores de colegios que conocen estás prácticas; los jerarcas eclesiásticos que saben los mismo de sus subordinados, y, en fin, todos los que sin participar directamente, lo consienten, convirtiéndose de esta forma en cómplices de la felonía. Sin embargo creemos que el Papa ha encarado este problema con valentía, como también estamos convencidos de que, aprovechándose de esta coyuntura en la Iglesia irlandesa y otras, algunos pretenden desestabilizar la Institución asegurando que todos sus componentes padecen la misma enfermedad que esos paranoicos que fueron capaces de ponerla en solfa. No frivolicemos con esto.

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martes, 23 de marzo de 2010

HAY QUE MORIRSE



No quiero herir susceptibilidades. Así es que, como en las pelis clasificadas, quien no quiera entrar que se quede afuera. La elección es de ustedes. Luego no me paren por la calle para decirme que Duke no habría debido de hablar de esto, o que se ha vuelto majareta. Es precisamente Duke quien inspira estas consideraciones apocalípticas. Porque no pasa un día, ni una hora, en que éste, que es quien le da a la tecla, no se pregunte metafísicamente qué sería de él -yo en este caso-, sin su musa. Lo hablo muchas veces con mis colegas de paseo, que también tienen su mascota, musa, o como quieran llamarla y me dicen que sería impensable tener “otra” más, cuando la actual llegue a faltarles. Y eso llegará. Yo no quiero ni pensar en el momento en que Duke me falte. Pero tampoco me preocupa porque en ese momento ya no estaré aquí.

No es una fanfarronada, ni nada que se parezca a ello, pero tengan ustedes por cierto que, en lo referente a esto de la muerte y sus circunstancias, ambos hemos visto y sufrido mucho. No hemos estado en Vietnam, ni en Haití; tampoco en el World Trade Center, ni en la Estación del Pozo. No somos cercanos a familias marcadas para siempre por la fatalidad, aunque en cierta forma nos sentimos así -alguna vez lo hemos manifestado aquí- y, de lejos, a todos nos conmueven las vilezas de los asesinatos de esta comarca conocidas por todos, y todas y cada una de las muertes insospechadas o esperadas que, cada poco, nos sorprenden. No voy a entrar en detalles, pero tengan por seguro que hemos visto cosas que nadie desearía ver, y supongo que aún nos quedan muchas más. Hasta este punto estarán todos expectantes por saber a dónde queremos llevarles, porque ya saben que Duke es un pozo de sorpresas.

Si un tío, o una tía, tiene un cáncer diagnosticado, no es sorpresivo que un día nos digan que Fulanito o Menganita acaba de morirse, es normal. Triste y fatídico, pero normal. Lo que no es normal es que a Fulano o Mengana les toque tener ese bicho. Si a Citano le da un infarto fulminante, no diagnosticado evidentemente, es sorpresivo pero también es normal: es la muerte natural desde que se inventó la humanidad. Naturalmente, ahora -con lo que sabemos- se llama infarto, parada cardiorrespiratoria, fibrilación ventricular, o la madre que lo parió. Lo que siempre ha pasado y seguirá pasando, pero menos. Las muertes que antes no sucedían y ahora sí -y no son las naturales- son las debidas a las drogas, al alcohol, al exceso de velocidad, a la violencia de género, y de génera, y a cosas tan variadas como los aplastamientos en los campos de futbol o las cornadas en fiestas etílicas como los San Fermines, entre otras muchas. Ésas son muertes inaceptables y, como tales, insospechadas pero, si cabe, más lógicas y evidentes que aquéllas a las que hemos llamado naturales. Morirse es natural. Hay que morirse. Y, en este punto, no entraremos en disquisición con pastorales eclesiásticas. Uno se muere, de lo que sea, y a otra cosa. ¡Qué pena!, ¡Qué tragedia!, decimos todos cuando acompañamos a las familias en su dolor. Pero, al final, quienes lo sufren son esas familias. A los dos días siempre nos volvemos a ver los mismos en el Tanatorio, diciendo otro tanto de lo mismo con referencia a otro difunto y a otra familia. Cuando nos toque nos gustaría que la gente dijera: “era un tío cojonudo y divertido. Y Duke igual que él”.

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sábado, 20 de marzo de 2010

VALE UN GÜEVO MÁS EL I.V.A.


Dicen los gallegos que ellos no creen en brujas, pero “habélas, haylas”. Y vaya si las hay. Proliferan como los conejos. No hay más que ver muchas cadenas de televisión nacionales, regionales y locales, o leer los breves de cualquier diario o revista para comprobar que el “arte” de la adivinación se ha convertido en un crematístico negocio para brujos, adivinos, quiromantes, tarotistas, operadoras de telefonía y la madre que lo parió. Un simple mensaje SMS, que vale un güevo más el IVA, te puede desvelar en un periquete tu futuro amoroso, económico, laboral, y hasta cuánto te queda de esta “perra vida”. También puedes saber todo eso si llamas a un fijo, que cuesta el otro güevo y el impuesto, que suele ser una línea 800, 902 ó 905, u otras traicioneras, y en la que -después de pulsar el “1” si quieres saber de amor, el “2” si de salud y “*” si la música en Pravia- te pueden mantener en espera medio verano y una primavera hasta que el listu o la lista de turno se pone al aparato y te pregunta si eres rubio o moreno, de qué color tienes los ojos, si eres Tauro o Virgo y qué fue lo que comiste a mediodía, que te huele el aliento hasta por teléfono. Esto es lo que sucedió hace años a un vecino de Pola del Tordillo (ya saben), hecho que quedó registrado en el libro de entradas del Paraíso.

Estaba Pedro aburrido a las puertas del cielo (aquel día había tenido poco curro) cuando se le presentaron tres almas a un tiempo. Antes de franquearles la entrada al Edén, el portero celestial les preguntó cómo la habían palmáo para, de paso, tomarles la filiación. El primero contó: “Yo soy albañil, y esta mañana, después del bocadillo, viendo un programa en la tele, llamé para saber si sería feliz con mi mujer. La adivina me contestó que mi mujer me era infiel, y que yo tenía más cuernos que una manada de búfalos. Olvidándome de mi trabajo y furioso me fui a casa inmediatamente y la encontré desnuda en medio del salón. Me armé con un bastón y, frenético, me puse a registrar toda la casa, cuando en un dormitorio oigo unos golpes. Me asomo y, tras la ventana, veo a un tío que está picando en el cristal con los nudillos. Abro la ventana y le muelo a palos hasta que se cae, con tan mala suerte que va a parar contra el toldo del bar de abajo. Furibundo, cargo la nevera encima de mi espalda y la arrojo por la ventana encima del Casanova, con tan mala suerte que se me enreda el cable en una pierna y me voy detrás del electrodoméstico. Y aquí me tiene”. El segundo relató: “Yo tengo una empresa de limpieza de fachadas y me va bien. Esta mañana, limpiando en un quinto piso, me caí del andamio y pude sujetarme al alféizar de una ventana del cuarto. Toqué en ella para que alguien me ayudara, cuando sale un tío que empieza a atizarme garrotazos. Me caigo y tengo la suerte de hacerlo sobre un toldo. Aliviado por la lona providencial, miro hacia arriba cuando veo que se me viene encima una nevera y el tío del garrote detrás de ella. Y aquí estoy”. Por último, el tercero dice: “Yo soy repartidor de butano, y esta mañana estaba con un ligue en su casa cuando oímos abrir la puerta. La mujer dice: “Mi marido. Rápido, escóndete, aunque sea en la nevera”. Eso fue lo que hice, y de repente me encuentro aquí, a las puertas del cielo”.

No es mera coincidencia, sino los efectos colaterales de una simple llamada telefónica. Y también de la ignorancia de muchos que, en sus apuros, siempre esperan milagros del destino. Todo causado por esos depredadores y trepas que, valiéndose de la inocencia y la necesidad, van siempre a hacer caja y a enriquecerse de la forma más fácil y sencilla.

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jueves, 18 de marzo de 2010

TIERRA DE NADIE


Mi amigo Luis Mariano tiene la firme convicción de que la culpa de todos sus males -y créanme que tiene muchos- es del Gobierno, o para ser más exacto de la Administración, que al fin y al cabo es lo mismo. Da igual que sea un gobierno que otro; azul, rojo, o verde. Da lo mismo una administración socialista, que popular, que de Pola del Tordillo. La culpa es de ellos. De los dos, porque Luisma cree que son dos cosas distintas. Y a lo mejor tiene razón. Mi amigo adjudica culpas dependiendo de la gravedad e intensidad de sus numerosos problemas. Hace dos años tuvieron que operarle de la vesícula, y le cargó el muerto a Elena Salgado. Cuando estaba a punto del alta hospitalaria se le infectó no se qué, tuvo que permanecer ingresado una semana más y puso al SESPA a chupa de domine. Ya tenía el alta y su maleta en las manos, llamó a un taxi para irse a casa y, cuando aún no habían pasado quince minutos desde la llamada, despotricó contra el Ayuntamiento por la tardanza. La verdad es que no se muy bien por qué esta culpa se la adjudicó a Esther que tién coche oficial, y además el de élla. Tardó en recuperarse y aseguraba que aquello era debido a la contaminación que imperaba en Langreo. Si hubiera menos coches, menos chimeneas y menos fumadores, otro gallo me cantaría, me dijo en una de mis visitas. Ese mismo día, y puesto que yo estaba allí (y sin poder fumar), me habló de la subida de la tarifa eléctrica y su culpable Pepiño; también dijo que esto del paro -aunque a él no le importa (pero tiene que meterse en todo)- lo arreglaba rápidamente “poniéndolos a todos a trabayar” porque la gente piensa que “esto ye como el maná, que vién del cielo”; y lo de la crisis ésa, según él, es todo mentira, la culpa tiénenla los bancos que cada vez quién ganar más y dar menos. Por eso, me confiesa, “yo tengo les perres en el armario de la cocina, dentro de la Magefesa”. “Ye donde mejor están, a la vista, donde yo les controle”.

Joder Luisma, no sé por qué vengo a vete. Siempre que estoy contigo marcho deprimíu, le dije en esta última ocasión. Bueno, y cambiando de tema, ¿la tu mujer y la neña tan bien? Mira…, eso ye lo peor de tó. La parienta dizme que soy un llorón, un hiponcondríacu -¿dizse así?- y que no hago más que amargayos la vida, y Lucy, la mí fía ya ni me habla porque diz que si soy un gruñón y un repunante. Así que desde que salí del hospital yes el primeru con el que mantengo una conversación seria. La culpa tienla toa la Aído ésa, con tanta igualá, libertá y fraternitá. Si mandasen los míos ya te diría yo… Iben a estar dereches como blimes.

Después de tantos años de conocer a este personaje, que después de todo es entrañable, me pregunto por enésima vez quiénes son los de él. Me asalta una leve sospecha…, maduro la idea y, después de un rato, le pregunto: “oye Luisma, ¿cómo es que te pusieron ese nombre?” Y ufano me contesta: “Mira Duke, eso fue cosa de mi pá que ye el que fue al registro. Dijo él: el primeru, Luis por mi pá, -vamos, mi güelu- que fue to la vida socialista, y el segundu, Mariano por mi suegru, el hijoputa esi -vamos, el otru güelu- que tuvo afiliáu a la Falange desde neñu”.

Así es que, por fin, el otro día salí de la duda. Luis Mariano es neutro por razones estrictamente genéticas. Si uno vive permanentemente en la frontera el resultado es que puede ser que se te inflame la vesícula, el hígado y las meninges. La culpa de la aduana.

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miércoles, 17 de marzo de 2010

Y LOS SUEÑOS, CINE SON


Eran otros tiempos, quién lo va a negar. Los pantalones de pata de elefante y marcando paquete, las camisas de cuello largo y puntiagudo, aquéllas que traía Georgie Dann o Mickey el de los Tonis, los carapijos, el pelo largo en los hombres; y en las féminas el sinsostenismo, las botas altas por encima de la rodilla, las medias de red…, aquéllos en que aún no se había inventado el tanga ni siquiera en Copacabana. Cuando el cine de la sesión infantil, los carameleros y los programas dobles; cuando para ver una gran superproducción habían de sacarse sillas plegables a los pasillos porque no había aforo suficiente para albergar a todos los espectadores; cuando había un corte y, con el pertinente abucheo del respetable pidiendo luz, se tardaban cinco minutos en cortar la cinta y pegarla de nuevo; cuando se aplaudía viendo a Bogart besar a la Bergman; cuando a mitad de proyección llegaba el descanso y salía en pantalla aquello de “visite nuestro ambigú” y todo el mundo lo visitaba; cuando las pipas y el regaliz imperaban sobre las palomitas; y cuando el Orange Crush. Cinco cines en La Felguera, cuatro en Sama, y uno en Lada, en Ciaño y en Tuilla. Todos a rebosar.

Producciones sin efectos especiales -aún no de había inventado el PC (estaba exilado en París)-, una épica carrera de cuadrigas entre los corceles negros del Tribuno Messala y los blancos del judío Ben-Hur (nombres de estrellas: Aldebarán, Antares, Rigel y Altair), sin dobles, sin trampa y con poco cartón. O las esperadas voladuras de aquel puente sobre el río Kwai o de los cañones de Navaronne. O las frases: “Tócala otra vez, Sam”, “A Dios pongo por testigo…”, “Le haré una oferta que no podrá rechazar” de “Casablanca”, “Lo que el viento se llevó” y “El Padrino”, respectivamente. O las lágrimas que inundaron nuestros ojos cuando aquel niño consentido y rebelde tiende a la mano a Spencer Tracy que se hunde en la profundidad del océano al tiempo que le dice: “no te vayas Manuel”, aquel pescador que le había enseñado y puesto en vereda, y le llamaba “Mi pescadito”: la inolvidable “Capitanes intrépidos”. Y, como no, aquellas batallas entre indios y vaqueros, y la trompeta del Séptimo de Caballería que anunciaba la salvación de los asediados. O su propio exterminio al mando del Coronel Custer en Little Big Horn. ¿Y qué me dicen de Weissmuller, Wayne y Cooper, Astaire y Roggers, Stewart y Hepburn, Dietrich y Launghton, por mencionar a algunos? Por entonces nuestro cantautor Luis Eduardo Aute cantaba aquello de “Cine, cine, cine, cine/más cine por favor./Que todo en la vida es cine/y los sueños, cine son”.

Hoy día, en los tiempos de la tecnología, el cine ya no es lo que fue y creemos que jamás volverá a serlo. Si antes nos metíamos en la pantalla y vivíamos lo que allí se desarrollaba como si fuera real, hoy no logramos conseguir lo mismo ni siquiera valiéndonos de las gafas de 3D. Y salvo algún fenómeno del séptimo arte como Eastwood, Ridley Scott y, si me apuran, Almodóvar, no quedan ya estrellas en el firmamento cinematográfico. No nos creemos ya lo que nos cuentan, no hay magia. El cine ha dejado de ser el sueño de Aute, y el nuestro, para convertirse en algo que se hace con mucha tecnología y poca imaginación, y que podemos ver sentados en el sillón de nuestra casa. Es por eso que Duke y yo no vamos. Lo vemos in situ, total... Hoy nos toca “El Violinista en el Tejado”. Si yo fuera rico, dubi, dubi,… dubi, dú.

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jueves, 11 de marzo de 2010

PERLESÍA


Dos amigos. Uno tartamudo y el otro parkinsoniano. Hacen una apuesta de cien zapateuros para ver quién tiene mejor puntería. Se trata de tirar al plato diez tiros cada uno. Empieza el tartamudo. Un equipo del copón, una escopeta de última generación, se sitúa y pide: “Pla…, pla…, plato”. Vuela el plato, dispara y falla. Así lo repite hasta el décimo. Acierta a seis. Le toca el turno al perlésico que va provisto de tejanos, chubasquero y de la escopeta de su abuelo. Tembloroso, sin poderse saber si la escopeta apunta al cielo o a Pola del Tordillo, pide: “Plato”. Vuela el plato, dispara y lo rompe. Así lo repite hasta el décimo con idéntico resultado. El tartamudo, alucinado con lo que ha visto, le dice: “Cla…, claro, ap… apuntes a to los laos. Así cual…, cualquiera”.

Pues éste, que no es tartamudo -eso sí que no-, y tampoco tiene perlesía que yo sepa, ni apuntando a to los laos. No da ni una, oiga. Y créanme que, como el del chiste, apunta a todos los sitios menos a donde tiene que apuntar. Está tan convencido de que es el mejor tirador del mundo mundial que lleva hasta la escopeta descargada. Pa chulo yo, dice para su mismísimo “ego”. Claro, al final, teniendo en cuenta su destreza incontestable, su equipo incuestionable, su talante y su talento, cuando observa los resultados obtenidos todos tiene la culpa del desastre, menos él y su equipo. La culpa fue del chá, chá, chá… Ahora va y reconoce que tuvo el plato ante sus narices, cuando estaba mirando a Pola del Tordillo. Pero ni más ni menos que otros tiradores, ¡cuidado! Sin embargo, cuando el resto de los competidores ya saben de donde sale el plato, éste sigue mirando hacia el mismo lugar ignoto. Autista que es él. Y empecinado, igual que el Juan Martín de Perez Galdós. Lo mismo da que le pregunten sobre matemáticas, economía -que al fin y al cabo es lo mismo (debe y haber, o debe haber)-, química, filosofía o física cuántica. La respuesta es siempre la misma: “el gobierno está trabajando y haciendo todo lo posible y lo imposible para…, bla, bla y bla”. Estamos convencidos que, cada vez más, los españoles piensan que lo que está haciendo es justamente lo segundo, lo imposible, porque además de ser así (imposible), es una verdadera barbaridad. Vamos a ver: si a ustedes les suben el precio de sus vacaciones, aunque sea a través de impuestos, ¿qué hacen, quedarse más días o menos días? Bueno pues éste se queda más porque así va a pagar un pequeño sustento de aquéllos que no pueden irse de vacaciones, que son más de cinco millones. ¡Hay que joderse! Otra: si se ha demostrado por activa y pasiva que lo de la construcción ya tocó fondo desde hace más de dos años, ¿para qué vuelve a lo mismo y ahora va a subvencionar a quienes quieran arreglar sus casas? Sobre todo en lo tendente al ahorro de energía, afirmó ufano y plenamente convencido. Dice Duke si no será mejor atornillar a las eléctricas para que dejen de tocarnos los… radiadores.

El caso es que, el pasado lunes, este listo -listu pa más señes (como decimos los asturianos)- compareció ante las cámaras de la televisión pública y, ante las complacientes -en algunos casos, que no en todos- preguntas de Pepa Bueno, Juan José Lucas y Ana Blanco, contestó como si le hubieran preguntado por el sacrificio que le habían costado las medallas recién obtenidas en la Olimpiada del saber socioeconómico. Y lo cierto es que no le preguntaron por eso. Así tenían la cara de cachondeo que ustedes pudieron ver. No era para menos. ¿Se puede hacer peor?

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martes, 9 de marzo de 2010

RUIDO DE CASCOS


Paren, paren. ¿Quién les ha dicho a ustedes que voy a volver a la política?, además a la regional. Yo no, desde luego. ¿De dónde han sacado eso de que no quiero bailar con nadie hasta que esté libre la pista de baile? Menuda gilipollez. Señor Delegado de quienes malgobiernan este país: es usted pésimo haciendo metáforas, haga calceta o dedíquese a otra cosa, lo suyo no es el eufemismo político. Si yo no he amenazo a nadie con volver, ¿por qué me retan ustedes a que vuelva?, ¿acaso les va la marcha?, ¿son masocas? Y a usted don Javier le creía más serio. Deje de llamarme o voy. Lo cierto es que no salgo de mi asombro: mi tropa no se pone de acuerdo en si ha de ser mi amigo Ovidio, yo mismo o el Lucero del Alba y ustedes ya lo dan por hecho. El mundo al revés. Sin embargo aún no he oído decir nada a mi conciudadano Areces. ¿Es porque ya le han descabalgado de la carrera a la Presidencia y no puede hablar?, o ¿es porque él me conoce desde hace más tiempo y, en consecuencia, me guarda más respeto que ustedes? Porque creo que merezco un respeto. Si ustedes no saben por qué, no seré yo quien les haga una exposición de mi currículo. Sólo tienen que picar en cualquiera de los muchos buscadores de Internet y encontrarán alguna que otra entrada, quizás algunas más de las que todos ustedes tienen juntos. Y en ese currículo nunca supe que en ningún lado diga que soy de los que esperan a que se les saque o se les invite a bailar. Lo que sucede señores de la FSA es que ahora mi arte es más sosegado. Yo solo bailo en las galerías del arte. Sin embargo ustedes bailan para la galería, como acaban de demostrar en esas insensatas declaraciones que acaban de hacer en el Franco y en Coaña.

De todas formas no deben de preocuparse por si doy o no calabazas a mis pretendientes. En su momento, si procede, serán de los primeros en saberlo. ¿Saben…? aquel que pinchó en ninguna parte y, careciendo de gato, no sabía que hacer porque por allí no pasaba nadie. Se decidió a caminar y buscar algún sitio donde pudieran ayudarle. Viendo a lo lejos una luces pensó que allí viviría alguien que tuviera una solución. Pero, en este lugar, ¿quién va a tener una gato?, dijo para sí. Y se dio la vuelta. Pero a lo mejor sí lo tienen... ¿Qué hago? si por aquí no pasa nadie…Y así estuvo durante un rato, caminando hacia delante y hacia atrás, en la duda, en la indefinición. Al final se decidió, y cuando llegó a la casa, picó a la puerta y le abrió un señor, le dijo cabreado: “¿sabe qué?: ya puede usted meter el puto gato en el forro de los coj…”, ya saben. Pues un servidor es el señor de la puerta al que no han dado tiempo a responder porque nadie le preguntó. Y sepan señores socialistas, y también los populares, que yo tengo gato, y también araña. Ya puesto a manifestarme les diré a todos que no soy yo precisamente de los que se mantienen en la ambigüedad. También les diré que si tengo que ir, iré. Pero si voy, prepárense todos porque, como ahora estoy en esto del arte, haré algo digno de un artista que es echar a la basura todo lo que ha sido mal pintado y aquello para lo que no se utilizaron los materiales oportunos. Sacaré de este mundo a todos los advenedizos, pseudos-artistas y aprovechados. Don Antonio, no insista. Nadie me corteja… No bailo, y menos con usted.

“Si yo fuera Pacocascos, les diría a todos esto y mucho más. Yo también hago arte”. Es lo que Duke me dijo al despertarse de su siesta dominical. Pues eso.

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sábado, 6 de marzo de 2010

DANDO LA NOTA


Si Hemingway levantara la cabeza. Si hicieran lo mismo Pablo Picasso, García Lorca, Ava Garner o nuestro coplero favorito Carlos Cano... ¿Qué será del pasodoble?, y ¿qué de Andalucía? si terminamos con la Fiesta Nacional. La propuesta llevada al parlamento catalán por Ezquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verts para prohibir las fiestas taurinas tiene como único propósito el desvincular a esa autonomía con todo aquello que huela a “español”. A los independentistas catalanes los toros se la trae al pairo, ni están a favor ni en contra -o sí- , solo persiguen lo de siempre, y se valen de esta iniciativa para conseguirlo. Lo realmente doloroso de esta boutade a la que estamos asistiendo estos días no es la pretensión de estos separatistas sino el que otros grupos con más peso en la región, como son los socialistas y los convergentes, hayan dado a sus diputados la libertad para votar en conciencia. Hacen lo de Pilatos, lavarse las manos. Y también la cara. Mucho nos tememos que es algo ya arreglado de antemano y que, al final, la cosa prosperará, se pondrán la Feria por “montilla” y los aficionados catalanes tendrán que ver a su admirado José Tomás torear en otras plazas. Y, para no perder su inveterada costumbre de dar la nota, Esperanza Aguirre da un triple salto mortal y declarará la Fiesta “Bien de Interés Cultural”, blindando Los Toros de esta forma. Sinceramente creemos que no era necesaria esa exhibición de españolidad porque dudamos que en la comunidad madrileña, y también en las demás, corran peligro las Corridas de Toros (valga la redundancia). Lo que pasa es que, tanto las decisiones de unos como las de otros, obedecen a claros intereses políticos. Son campañas de imagen y mensajes de distracción como los que de forma continuada envían los políticos a la ciudadanía. El contenido de la declaración no es la declaración en sí, sino lo que hay detrás de ella. Y en el caso que nos ocupa los catalanes buscan desmarcarse de la nación a que pertenecen, y los madrileños reafirmar la nacionalidad y la capitalidad, cosa que, en nuestra opinión, no es necesaria.

Aquí, en nuestra Patria querida, estas cosas nos las tomamos poco menos que a chirigota, quizás `porque no nos distingamos precisamente por nuestra afición a lo taurino. Vean un pasaje de una joya de la copla asturiana escrita por Ludi y versionada por el genial cantautor asturiano Jerónimo Granda: “Como soy de los toreros/más valientes de esta tierra/preparaí el botiquín/como pa en casu de guerra./Poneí árnica abundante/gases, vendes y algodón/doce botellas de sidra/y unes rajes de jamón”. Algo así debería de ser nuestra declaración de asturianía, por contra de las que antes hemos mencionado. Simplemente, tomárnoslo a cachondeo y el que quiera ir a los toros que vaya y el que no quiera ir, porque no soporta ver al animal sufriendo, que lo deje. Ahí está la libertad de las personas, en la facultad de poder elegir sin tener que estar sometidos a prohibiciones caprichosas y a arbitrariedades partidistas. Exactamente lo mismo que sucede con el tabaco, como les contaba hace unos días. Estas prohibiciones y estas disquisiciones político-sociológicas nacionales no son más que una manera de marear la perdiz y de distraer a la tropa de la cuestión que realmente importa que es arbitrar las formas para sacarnos del problema real que es el que nos duele, igual que las varas y las banderillas al morlaco. De todas formas Duke, como el otro, sigue pensando que donde esté una buena “corrida” que se quite el fútbol. Y los toros.

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jueves, 4 de marzo de 2010

NO ME FUMES


No hace mucho les contábamos en una de nuestras columnas sabatinas que en el futuro fumar sería un placer por idénticos motivos que lo es comerse una lata de caviar, cien gramos de angula o beberse una botella de Dom Perignon. Eso es, por el precio. Desde entonces ha vuelto a incrementarse en un par de ocasiones y se ha anunciado por la ahora ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, que a lo largo de este año se prohibirá fumar en todos los lugares públicos, lo que supone, si al final se lleva a cabo, que todos los hosteleros que en su día tuvieron que invertir una pasta en adecuar sus locales para cumplir la por entonces nueva normativa, lo habrán hecho en balde, poco menos que habrán tirado su dinero, en algunos casos entorno a los cinco millones de las antiguas pesetas. Y lo habrán tirado por dos razones. La primera es que, evidentemente, no les servirá de nada la adecuación en el momento que se prohíba fumar en todos los establecimientos públicos, y la segunda es que, desde aquellos momentos en los que invirtieron e hicieron los arreglos hasta los actuales, muchísimos hosteleros, por no decir una gran parte de ellos, se pasaron la normativa por el arco del triunfo. Me cuenta un amigo que, hace unos días, se fue a comer con un compañero a un establecimiento del Valle del Nalón en cuyo comedor había un cartel de esos que prohíben fumar o dicen “espacio libre de humos”. Siendo ambos no fumadores no tardaron en darse cuenta de que el cartel estaba allí solo de adorno. En ese momento, cuando además ya habían pedido su comida, decidieron marcharse a comer a otro lado porque no se podía respirar, según me dicen. Y les creo porque no en vano yo mismo, que soy fumador, en alguna ocasión he notado su fastidio cuando enciendo un cigarrillo delante de ellos. Mi amigo me contó esta anécdota de una forma un tanto recriminatoria, como queriéndome decir que los fumadores somos unos maleducados y no respetamos los derechos de los abstemios. Evidentemente le contesté, y le dije que dentro de una y otra especie haylos y haylos. Maleducados e intolerantes, y más aún, según mi estadística particular, los que en algún momento fueron fumadores. Rematé mi réplica opositora diciéndole que en ambos casos (en el de los fumadores y en el de los que no lo son) la libertad de unos se acaba donde empiezan los derechos de otros, siempre y cuando esos derechos estén claramente establecidos.

Lo cierto es que, siendo fumador como lo soy, no dejo de pensar -y cada vez estoy más convencido- que la prohibición que está por llegar es una forma más de conculcar los derechos de los ciudadanos. Dentro de poco nos señalarán con el dedo cuando vayamos por la calle: “mira ese que fuma”. En definitiva quién no quiera respirar los humos de los fumadores tiene la elección clara: no entrar en ese lugar, exactamente igual que otros no quieren entrar en otros sitios porque huele a “aceitizo” o a compañerismo, o no quiere encontrarse con determinada persona, para él indeseable. Eso sí la ley hay que hacerla cumplir. Donde no se puede fumar no se fuma. Libre albedrío contra imposición.

Duke espera que cuando se instaure la prohibición, si llega a hacerse -que aún lo duda-, quienes nos la impongan no se dediquen también a maquillar el cigarrillo de Bogart, de la Dietrich o de Eastwood de forma que también estos sagrados monstruos del séptimo arte se conviertan en no fumadores. ¿Se imaginan el salón de Casablanca sin humo?

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martes, 2 de marzo de 2010

DESAUTORIZADOS


Yo desautorizo, tú desautorizas…y ellos desautorizan. Porque es que desde que en la noche se hace la redacción de noticias, pasando por la madrugada en que LA NUEVA ESPAÑA llega a los quioscos, y llegando hasta la hora en que los más retrasados la leen y empiezan a aparecer primicias o nuevas noticias en la edición digital, el gobierno, a través de alguno de sus miembros o miembras, ha dicho, asegurado y confirmado; ha desdicho lo que previamente había afirmado y prometido; y, poco más tarde, ha vuelto a decir que desdice los anteriormente desdicho y que, sobre lo dicho en un primer momento, no tiene nada que decir, máxime si se tiene en cuenta lo anteriormente dicho por el susodicho. Claro, al final, los que nos dedicamos a esto de contar tonterías en el periódico acabamos metiendo la gamba hasta el bigote, y de tonterías pasan a ser barbaridades. Así es que me desdigo de lo dicho en mi columna del sábado pasado, donde decía que el Secretario de Estado había dicho que se iban a congelar los salarios de los funcionarios por dos años. Llegó la Vicepresidenta Salgado, que ahora es miembra de la trilateral -o como se llame la comisión esa que creó su jefe para marear la perdíz-, y dijo que lo del Secretario de Hacienda está mal dicho, que él lo que quería decir era que, visto el frío que hacía, aquí no se congelaba nada. ¡Queda dicho, para que se enteren!, aseguró. Y Duke sigue en que se criogenicen. Pa conservar el talante.

Al mismo tiempo que sucedían estos decires y desdecires, la otra Vicepresidenta -la De La Vogue, que le llama Federico- anuncia que España está en alerta naranja, amarilla, roja o la madre que lo parió, porque está entrando por Ayamonte la Ciclogénesis Explosiva (hay que tocarse los chirimbolos). “Se han tomado todas las medidas de prevención previstas” (sic), y dijo -porque aquí de lo que se trata es de decir- que estuviésemos tranquilos que estaba todo controlado. Y de tranquilos nada. Al menos Duke y yo teníamos un acojone del copón. Cerramos persianas y ventanas, aseguramos techos y canalones, amarramos las macetas contra la pared, la pared contra el edificio y el edificio contra el otro edificio, y éste contra una farola. Temíamos que la Tormenta Ferpecta -que también la llamaron así- nos mandase a todos y todas, por lo menos, hasta Pola del Tordillo. Pensábamos que aquí no procedía sacar a la calle a los agentes de la menetérica para multar a todo lo que se moviese a más de cien por hora, y para encima hacerle soplar. “¿Más tovía?”, como diría el mi amigu Juan. Pero al final resultó que, hasta con todas las medidas de prevención previstas, la Ciclogénesis esa debió de ser tan fuerte que se llevó consigo hasta a la Tormenta Ferpecta de los co..., digo del gobierno.

Eso es lo que, al menos, vimos en Langreo. A no ser que Esther, la Mandakari de aquí, haya desautorizado a la otra, a Maritere. Vete tú a saber. Igual quedó escamá del último fin de semana que se armó una y dijo: “hay que echar sal”. Echóla y ni ciclogénesis, ni explosiones, ni hosties. Una desautorización más. Así que en Madrid deben de estar que trinen. “A ver quién son las langreanas para llevarnos la contraria a las del Gobierno”. Lo cierto es que aquí la dichosa tormenta quedó desautorizada y cuando estábamos preparando una columna para poner a chupa de domine a la alcaldesa y al ayuntamiento en pleno por no tomar les medides de prevención previstes, resulta que poco más y nos la tenemos que envainar por atrevíos. Y ye que hasta que no lo diga el que manda, o la que manda, tá tó en el aire. La respuesta está en el viento, como dijo Bob Dylan.

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lunes, 1 de marzo de 2010

SUS RESPUESTAS

A lo largo de dieciséis meses de entrevistas en CIUDAD LINEAL, han pasado por estas páginas otros tantos personajes de los que he extraído sendas contestaciones a interrogantes que preocupan a los españoles y a los ciudadanos de las Cuencas.

Jerónimo Granda me dio su valoración de la crisis: Eso ye como jugar a la ruleta en el casino. La economía montáronla pa ellos, pa unes minoríes. En el mundo hay unos quinientos millones de persones que vivimos bastante curioso, calentinos y tal. El resto a trabayar pa nosotros como esclavos. Lo que pasa ye que eso aquí no se diz, y si se diz hazse así, un poco de lao. El ser humano ye carnívoro, depredador, entonces gústanos apalancanos, somos un poco perrunos. ¿No ves que los perros, cuando yos sobra comida, cojen los huesos y entiérrenlos? Eso ye lo que haz el hombre, apalanca el dinero por si vienen mal daes, que luego no val pa nada. Fíjate tú que en Alemania los que teníen marcos media hora antes de terminar la guerra teníen dinero y media hora después teníen papel. Pues estó está pasando ahora con el dólar. Después de la guerra el dólar era el amu del mundo. Ahora tienen el dinero al cero por ciento, lo que quiere decir que no le dan valor ni ellos mismos que son sus defensores. En Dios confiamos, dice el dólar por atrás, “In God we Trust”. Ahora sí tienen que creer en Dios, en el papel no puén creer. Y claro, a Dios daí la risa. Tará echando un pitu y dirá: estos desgraciaos no aprenden, mira que yos lo tengo dicho. ¡Qué burros son!, pero bueno ye así. Ahora estamos palmaos, occidente quebró y puén arreglalo de dos maneres, o matándonos de fame o con una guerra de estes de poner los pelos de punta. Si se entama, ellos intentarán pelear a los chinos con los indios. Pa aquí sería bueno económicamente, pero claro, los chinos llévennos diez mil años de ventaja, ya hicieron les guerres antes que nosotros y ya tan muy escamaos.

Ceferino Sanfrechoso comparó la banca de antes y la de ahora: Antes en Sama había dos directores de Banco, el Herrero y El Español de Crédito, y eran verdaderas personajes en la ciudad, había que contar con ellos para todo, intervenían en todos los asuntos sociales. Ahora, solo de vista, conozco a uno de ellos. Los demás, y mira que hay oficinas, no sé ni quién son. Una anécdota, nos contaba Agustín Muñoz, cuando llegó como apoderado al Herrero, que su director le dijo: esta tarde vamos a ir a tomar café a La Montera y vas a hacerte socio, porque tiene que ser así…”, y aquella misma tarde se hizo socio. No conozco, en estos tiempos, ningún director que lo sea. Tal era, por entonces, la presencia de la banca en la sociedad. Claro que el trato era más personalizado que ahora.

José Antonio Fernández Carabín, como abogado que es, me habló de la Justicia: Es totalmente distinto el que haya derecho a que se viva en una sociedad justa. A esta última pregunta te responderé negativamente. La sociedad no es justa, nunca lo fue y esto no tiene remedio, porque para que haya una justicia, que es un ideal inalcanzable, haría falta que el ser humano no tuviera defectos, que no hubiera ambiciones. Hay gente que está en la sociedad y no tiene guía moral ni de ningún género, gente que se aprovecha explotando a los demás, como ocurrió en algún caso con la gente que emigró a América. A la vista de la magnitud de algunos capitales que trajeron, sabemos que fueron obtenidos con opresión y, a todas luces, sin empleo de la justicia. Se piensa mucho en uno mismo, eso nos lleva a rodearnos de comodidades a buscar la riqueza como único objetivo y vemos que ni aquéllos que son primera fila en lo económico tienen felicidad porque la ambición los corroe. Hay ejemplos singulares de personajes que llegaron a tener muchos millones y que acabaron incluso en el suicidio. Creo que alguien dijo que “el querer ser feliz con dinero es algo así como el querer saciar la sed con agua del mar”.

Y nuestra querida Cristina Fanjul dio su opinión ante la posibilidad de un indulto para su agresor: Siento impotencia, La gente me dice que tengo que sentir rabia, pero ¿rabia, por qué?. Rabia no, impotencia, y no solo con el que me lo hizo a mí, sino contra un estado social, porque es que si a alguien le ponen veinticinco o treinta años de prisión, ¿por qué tiene que estar en la calle cuando pasan seis o ocho años, como es este caso?. Siento impotencia de que se pongan penas tan largas..., el de Juana Chaos..., para que luego no se cumplan, y no solo en mi caso sino en tantísimos otros en los que ocurre exactamente eso que estoy diciendo. Siento indignación.

Sobre la oposición de la Iglesia a las incineraciones, Albino Suárez opinó lo siguiente: Yo estoy maquinando qué voluntad voy a dejar si no tengo a qué recurrir. Me explico. Si yo me quiero enterrar en un cementerio civil, ¿dónde están los cementerios civiles?, porque resulta que hay gente que se enterró por lo civil, prescindiendo de los oficios religiosos, pero están enterrados a parte en cementerios de la Iglesia. Es que nos lo llevan todo. Se llevan hasta los muertos. ¿No me dirás que no especularon con los nichos? Ya ves que soy un gran creyente. Yo quiero que Monseñor Camino me excomulgue, porque estoy de acuerdo con el aborto. Lo que pasa es que no te dejan ni apostatar, apartarte de la Iglesia porque, al final, todo son problemas. Tienen demasiado poder, pero que dependan de sí mismos y que nos dejen en paz a los demás, a los que no creemos como ellos dicen que creen, que yo lo dudo algunas veces. El mundo tiene un montón de millones de años y Jesucristo sólo dos mil. ¿Dónde estaba antes?

Hablando de política, la alcaldesa de Langreo Esther Díaz valoró la desconfianza de la ciudadanía hacia la clase política: A mí me da mucha tristeza esta situación de dejadez que se está produciendo. Comparto contigo esa situación de desánimo de la ciudadanía y también el hecho de que, en general, no se contribuya mucho a que la gente tenga esa fe en el trabajo de los políticos, pero también creo que no es culpa de la parte política solamente, sino que también hay muchos intereses -esos de los que tú antes hablabas que no estaban a la luz-, se está permanentemente opinando, poniendo en tela de juicio, lanzando opiniones que tienden a denostar el trabajo de la clase política y eso tiene unos riesgos altísimos. Creo que también responde a una estrategia articulada, y te explico. Me voy a detener un poquito, porque en estas elecciones europeas he trabajado para concienciar a la gente de que hay que votar, hay que ejercer el derecho al voto, porque eso es lo más grande que puede tener un ciudadano en sus manos. Yo creo que no estamos concienciando ni a los niños, ni a los jóvenes, ni a los mayores del gran valor que tiene meter esi papelín en una urna. Por eso te digo, eso obedece a una estrategia conformada por “lo qué”, o “lo cuálo”, que diría… Estamos en un estado de derecho, en un sistema democrático, que no es lo perfecto (que no existe), pero es lo menos malo, es lo más garantista y lo más seguro que tenemos. Si atacamos la esencia de la democracia que son sus representantes estamos atacando a la democracia misma, y eso interesa a alguien, porque el día que la democracia pierda su esencia hablarán los sables y se acabó la posibilidad de ser libre para meter una papeleta en la urna. Si somos capaces de concienciar a la gente de que quienes ponemos la cara somos gente honesta y trabajadora que venimos con la mejor de las voluntades, seremos capaces de que la ciudadanía no pierda sus esperanzas. Pero interesa más machacar, denostar a la gente, y eso es muy grave porque sí es cierto de que en política puede haber diez, veinte o cuarenta golfos a los que hay que echar a la calle de manera inmediata, pero hay muchísima gente honrada que están dando todo de sí para sacar esto adelante, y eso es lo que no se valora y se está atacando.

Y ya que estamos con los políticos, Pedro Leal, portavoz de los Populares en Langreo, valoró lo que supondría un único Ayuntamiento en el Valle del Nalón: Obviamente ser un municipio de primera trae muchas ventajas. Si en este Valle fuéramos un único ayuntamiento tendríamos una gran mejoría sobre todo en el aspecto económico. Compartimos infraestructuras, somos una comarca lineal de casi dieciocho kilómetros, hablando de zona urbana. Tenemos una Mancomunidad, que es la primera creada en Asturias, que es obsoleta, la que peor funciona, y está prácticamente en coma. En 2004 se intentó hacer un cambio de estatutos para dinamizarla, nombrando profesionales para la gerencia e impulsarla, y no se ha hecho. Los gerentes se acaban marchando por desesperación. Cuando ya no somos capaces entre cinco municipios llevar adelante cuatro cuestiones que lleva la Mancomunidad -parque de maquinaria, oficina del consumidor, conservatorio y oficina de gestión urbanística-, si no somos capaces de hacer eso, ¿cómo vamos a hacer más? Pero claro que sería mejor un planteamiento global que cinco diferentes tan solo en dieciocho kilómetros.

A Hermógenes Roces, profesor de Biología, le pregunté si se habían subvertido las escalas de valores: Yo creo que debemos de ser optimistas. Siempre hay gente que eleva el espíritu de esos principios. Sin embargo se ven pequeños detalles, por ejemplo alguien herido en la calle, hace años la gente se desvivía por prestarle auxilio y hoy muchos lo dejan tirado sin mirar para él. La sociedad, a veces, la complica el propio hombre, hoy día se plantea sobre si va allá y le echan a él la culpa, le dan la lata, luego le llevan a juicio y se ponen las cosas feas… Hoy no facilitamos las situaciones y el hombre se acobarda de sus propios actos. A medida que alcanzamos estos avances tecnólogos nos apartamos de lo cotidiano. Fíjate en los jóvenes de hoy que están a todas horas con el ordenador cuando tenían que estar jugando, no se asocian para salir a jugar y, en consecuencia, son menos sociables y eso insensibiliza a la persona hasta el punto de que no le importa nada, o casi nada. La tecnología deshumaniza, solo falta que, en breve, nos hagan portar en un chiip bajo la piel nuestro código genético.

Y la historiadora Pilar García Cuetos me habló de la importancia de una formación humanística en la juventud: Yo creo que es muy importante, incluso para entender las cosas cotidianas. Yo me encuentro con que mis alumnos no entienden muchísimas palabras, echo de menos una formación más humanística. Mis alumnos llegan a primero desconociendo muchas cosas, y no es culpa de ellos sino de un sistema, y es algo que me preocupa en un país, como el nuestro, que está a la cabeza de Europa en fracaso escolar. Algo estamos haciendo mal. Lo que no es normal es que siendo un país rico, como lo somos, con una cultura increíble, haya cantidad de chavales que no llegan a terminar una formación básica. Hay un problema muy serio, que creo que no acabamos de resolver, que es ponernos de acuerdo en qué es lo que debe ser prioritario en la enseñanza. La enseñanza no puede ser moneda de cambio político, y hasta ahora lo está siendo.


La cardiólogo Laura García habló de investigación científica: Yo hago un trabajo de estibador, no de investigación. La investigación ha cambiado mucho en los últimos treinta años. No es lo mismo lo que pasaba en los años setenta a lo que sucede en la actualidad. El tener investigadores es muy caro y hay veces que no se puede pagar. Es muy caro a corto plazo y los políticos lo que quieren es rentabilidad a corto plazo. En el Valle del Nalón tenemos al Doctor Blanco investigando hace unos años y es una autoridad mundial en esa materia, aunque parece que ahora quieren retirarlo. Este sí es un lujo que hay que atender y del que todos estamos orgullosos

Alberto Coto, record Guinnes de cálculo mental explicó cómo educaría a su hijo: En que aprenda a valorar las cosas. Creo que es un problema de hoy día en nuestra sociedad, los críos no valoran nada. He visitado muchos lugares, y vas a América, en “Escuelitas Pobres” que dicen ellos, y ves cómo valoran un trozo de pan, por ejemplo, sin embargo aquí lo tiran. Aquí, hoy día, parece que cuando un crío tiene dieciséis años tiene derecho a una moto, y cuando tiene dieciocho tiene derecho a un coche, y no viene del cielo como el maná. Entonces que aprecie sus logros, que le cueste un esfuerzo, porque si no cuesta no se valora.

Pregunté a Jorge Serrano, artista, si en los momentos en que vivimos había que echarle “cara” a la vida: A la vida más que echarle cara, yo creo que hay que echarle valor. Cuando era joven meditaba poco las cosas, me dejaba llevar por mis impulsos, pasaba horas escuchando música compulsivamente..., cuando estuve en la radio me olvidé de todo. Claro que durante más de diez años me pasé trabajando doce horas diarias, aquello fue una locura..., y sí me di cuenta que a veces es necesario echarle cara. Recuerdo que en una ocasión llevé a ciento diez personas a Madrid a ver a Police en dos autocares, teníamos las entradas reservadas por teléfono. Cuando llegamos, habían vendido mas entradas de las que tenía el aforo y nos quedamos sin ellas. Tuve que echarle “morro” al asunto y, sorteando a la Policía que estaba dando palos y cargando a caballo contra la gente, logré ver al responsable del concierto para ver lo que había pasado con mis entradas, y allí aparecieron las entradas de Jorge Serrano y sus ciento diez langreanos. Algo similar ocurrió en el año 76 en Barcelona, en el concierto de los Rolling, en plena época hippy.

Dimas Quirós, veterano conversador, se refirió a la Memoria Histórica: Eso es algo que tampoco hay por qué enterrar. Que se sepan las cosas. Vamos a ver, resulta que unos santificaron a los suyos, los elevaron, en muchos casos a los altares, y los otros no tuvieron la oportunidad, y la gente no lo sabe. Si se aclara un poco, está bien, ¿no?, porque hay chavales que creen que, efectivamente, la rebelión fue de los otros, no conocen la historia y, según la célebre frase, “quien desconoce o se olvida de su historia está condenado a repetirla”. Que se sepa, sin acritud, como diría quien tú sabes. Yo tengo nietos y casi no conocí la guerra, supe de todo ello ya muy de postguerra, cuando empiezas a pensar por tu cuenta. En mi casa eran gente de biblioteca, de lectura y aún así ¿qué iba a opinarse al respecto?, las ideas fueron formándose con el tiempo. Yo me considero de izquierda, pero no de una izquierda montaraz, sino de centro, un centro euclidiano. Decía un amigu miu de Mieres, un médicu mayor que yo, bastante mayor, que a los que pensamos así vienénnos les hosties por los dos laos, por ir pol centro. Val mas ir pos uno de los carriles.

Y Lucinda Torre opinó cómo se veía Asturias desde la capital: Para mí hay dos realidades en Asturias. La gente en Madrid, y creo que en toda España, quiere mucho a Asturias y considera a los asturianos como gente muy abierta, honesta. Admiran profundamente la tierra que tenemos, su belleza y la calidad de vida que hay aquí. Pero, desde el punto de vista político, ha perdido peso y predicamento. El peso específico que tuvo con la minería y la siderurgia en el sitio donde hay que tener una voz, para mí ahora está un poco perdido. En ese sentido se oye poco hablar de Asturias. Yo reivindico ese retorno a la conciencia de asturianía, a que volvamos a tener aquel peso específico que un día tuvimos. Los Premios Príncipe de Asturias son muy significativos y pueden constituir un importante ingrediente en esta reivindicación, no tanto la ceremonia de entrega como el propio espíritu de los Premios.

Florentino Martínez Roces, presidente de Langreanos en el Mundo, valoró el resurgimiento de las Fiestas ´de El Carbayu: Me alegro de que me hagas esta pregunta, y me alegro de verdad porque precisamente ayer, comiendo en Casa Fonseca, se me acercó un muchacho que alistaba asociados para El Carbayu. Yo que lo soy de Santiago y San Pedro, del Unión Popular, de la AA.VV. de Torre de los Reyes, entre otras como sabes, veo que la dispersión de fiestas es perjudicial para todas ellas, pero en cualquier caso, Langreo solo tiene una patrona y ésta debería de ser la celebración mas importante en el Concejo. Ahí debería de tener mas intervención el Ayuntamiento, ya se hace en muchas otras ciudades de España y de Asturias. Eso no debe de perjudicar forzosamente al resto de celebraciones locales. Yo creo que, siempre que haya una comisión o un grupo que lo gestione responsablemente, el Ayuntamiento se volcará con la Fiesta del Carbayu, que es la de todo Langreo.

Y, por último, Yolanda Serrano, periodista, ahora en Buenos Aires, me explicó qué supone ser emigrante: Hay gente que piensa que el emigrante es aquel que de alguna manera fue expulsado por su propia tierra. Yo, sin embargo, creo que el verdadero emigrante es aquel que tuvo que incorporar dentro de sí la cultura de otro país. Hoy en día hay muchos tipos, los que trabajan en empresas multinacionales, que hoy trabajan en un país y mañana en otro. Son los que llaman expatriados, aquí no se como les llamarán…; y hay mucho tipo de emigrantes porque el mundo se está haciendo cada vez más pequeño. Aquello que nos decían de pequeños: “Oye né, ¿de dónde yes?”, eso es la semilla de tu alma, está en una cajina, como la caja de Pandora. Yo siempre digo que la caja de Pandora lo que guarda es un espejo que cuando la abres te ves a ti misma. Hoy en día todos somos emigrantes, sólo que algunos tenemos la capacidad de volver. Yo creo que el emigrante de hoy es capaz de abrir la caja y de mirarse en el espejo.

Personajes y algunas de sus respuestas sobre diversos aspectos de interés. Para pensar un rato.