jueves, 18 de marzo de 2010

TIERRA DE NADIE


Mi amigo Luis Mariano tiene la firme convicción de que la culpa de todos sus males -y créanme que tiene muchos- es del Gobierno, o para ser más exacto de la Administración, que al fin y al cabo es lo mismo. Da igual que sea un gobierno que otro; azul, rojo, o verde. Da lo mismo una administración socialista, que popular, que de Pola del Tordillo. La culpa es de ellos. De los dos, porque Luisma cree que son dos cosas distintas. Y a lo mejor tiene razón. Mi amigo adjudica culpas dependiendo de la gravedad e intensidad de sus numerosos problemas. Hace dos años tuvieron que operarle de la vesícula, y le cargó el muerto a Elena Salgado. Cuando estaba a punto del alta hospitalaria se le infectó no se qué, tuvo que permanecer ingresado una semana más y puso al SESPA a chupa de domine. Ya tenía el alta y su maleta en las manos, llamó a un taxi para irse a casa y, cuando aún no habían pasado quince minutos desde la llamada, despotricó contra el Ayuntamiento por la tardanza. La verdad es que no se muy bien por qué esta culpa se la adjudicó a Esther que tién coche oficial, y además el de élla. Tardó en recuperarse y aseguraba que aquello era debido a la contaminación que imperaba en Langreo. Si hubiera menos coches, menos chimeneas y menos fumadores, otro gallo me cantaría, me dijo en una de mis visitas. Ese mismo día, y puesto que yo estaba allí (y sin poder fumar), me habló de la subida de la tarifa eléctrica y su culpable Pepiño; también dijo que esto del paro -aunque a él no le importa (pero tiene que meterse en todo)- lo arreglaba rápidamente “poniéndolos a todos a trabayar” porque la gente piensa que “esto ye como el maná, que vién del cielo”; y lo de la crisis ésa, según él, es todo mentira, la culpa tiénenla los bancos que cada vez quién ganar más y dar menos. Por eso, me confiesa, “yo tengo les perres en el armario de la cocina, dentro de la Magefesa”. “Ye donde mejor están, a la vista, donde yo les controle”.

Joder Luisma, no sé por qué vengo a vete. Siempre que estoy contigo marcho deprimíu, le dije en esta última ocasión. Bueno, y cambiando de tema, ¿la tu mujer y la neña tan bien? Mira…, eso ye lo peor de tó. La parienta dizme que soy un llorón, un hiponcondríacu -¿dizse así?- y que no hago más que amargayos la vida, y Lucy, la mí fía ya ni me habla porque diz que si soy un gruñón y un repunante. Así que desde que salí del hospital yes el primeru con el que mantengo una conversación seria. La culpa tienla toa la Aído ésa, con tanta igualá, libertá y fraternitá. Si mandasen los míos ya te diría yo… Iben a estar dereches como blimes.

Después de tantos años de conocer a este personaje, que después de todo es entrañable, me pregunto por enésima vez quiénes son los de él. Me asalta una leve sospecha…, maduro la idea y, después de un rato, le pregunto: “oye Luisma, ¿cómo es que te pusieron ese nombre?” Y ufano me contesta: “Mira Duke, eso fue cosa de mi pá que ye el que fue al registro. Dijo él: el primeru, Luis por mi pá, -vamos, mi güelu- que fue to la vida socialista, y el segundu, Mariano por mi suegru, el hijoputa esi -vamos, el otru güelu- que tuvo afiliáu a la Falange desde neñu”.

Así es que, por fin, el otro día salí de la duda. Luis Mariano es neutro por razones estrictamente genéticas. Si uno vive permanentemente en la frontera el resultado es que puede ser que se te inflame la vesícula, el hígado y las meninges. La culpa de la aduana.

Imágenes obtenidas de Google

No hay comentarios:

Publicar un comentario