sábado, 29 de octubre de 2011

EL FARTUQUE NACIONAL

Prolegómenos de elecciones
A una semana escasa del inicio de la campaña electoral para las del 20-N estamos hartos ya de mensajes, proclamas, promesas y todo lo que suele rodear los prolegómenos de las citas en cuestión. Resultan curiosas las artimañas que los partidos, sobre todo los grandes, se sacan de la chistera para ensalzar sus bondades y arrastrar por el suelo las aviesas intenciones de su contrario. Este es el caso del partido de la gaviota que esta misma semana, en rueda de prensa, ha obsequiado con caramelos a los periodistas. Caramelos de todos los sabores y todos los colores. Caramelos con mensaje en el interior de sus envoltorios. Caramelos envenenados. "Dice Rubalcaba que si gana no hará recortes sociales. El mayor recorte social son cinco millones de parados", reza el papelín de uno de limón. Y mensajes similares en los de naranja, fresa, menta y fabada asturiana. Una cicuta diferente para cada sabor, para cada color. Habrá peperos que se coman los caramelos con envoltorio y todo. De igual forma, los de la rosa en el puño han diseñado una página web en la que sus usuarios, por medio de un programa de puntos, pueden obtener cosas diversas como vasos, termos, tazas irrompibles -si es que queda algo que no sea susceptible de partirse en mil pedazos- y, supongo que, también una Harley Davidson para el que junte muchos puntos, que los hay que todo el día están dale que te pego al ratón. Que son unos ratoneros. Vistos estos antecedentes a la campaña no quiero ni pensar qué es lo que inventarán para los quince días previos al día grande.

Miren ustedes, esto es exactamente igual que un banquete de boda. Antes de entrar en el lugar donde se va a celebrar empieza a salir un ejército de camareros provistos de bandejas con pinchos ignotos, indescifrables y, desde luego, curiosísimos, sabrosos y originales -como los caramelos de Mariano y las tazas de Fredy-. ¿Esto qué es?, preguntas a una guapa camarera que te ofrece una bandeja con una cucharilla de rabo corto y p’arriba como el de un boxer. Mire caballero, esto es “Steak tartar con mostaza”, puébelo. Y tú, como si supieses de to la vida qué es el steak tartar, te lo comes delante de ella y murmuras “exquisito”, poniendo cara de experto. Luego llega otro tío con la cabeza rasurada y una perilla a lo David Villa que te pone delante una bandeja con vasos tamaño chupito y, como ya no te atreves a preguntar, lo metes pa dentro y, viendo que está cojonudo, vas a mirar y resulta que es “Gamba frita en pan chino y su esencia”, y así decenas de delicias raras. De manera que pruebas de todo y de algunas cosas repites varias veces. Mientras, tomas dos o tres vinos y te llaman al comedor. Evidentemente piensas qué es lo que vas a comer si ya estás fartucu. Pero entras, te acomodas y blanco va, tinto viene, te metes entre espalda y pecho una zarzuela de marisco, un pescado y una carne con denominaciones inventadas por los ilustres chefs. Y al final la tarta.

¿Lo ven?, ¿no les ha ocurrido recientemente? Pues esas son la precampaña y la campaña electorales. Más cosas raras para acabar de fartucarnos.
  
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martes, 25 de octubre de 2011

ME LA PIDO

 Erupción en Canarias
Hay algunos que andan vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Hace dos días se provocaba un debate en los medios, sometiendo a la consideración de algunos especialistas en la materia una cuestión que tiene a los españoles muy preocupados. Si la eventual erupción de un volcán en las aguas de las inmediaciones de la canaria isla del Hierro origina el nacimiento de una isla, ¿a quién correspondería la soberanía sobre ese territorio?, ¿a España, a Marruecos…?, porque es que los alauíes lo reclaman todo. No hay más que recordar el no muy lejano episodio de la toma de Perejil por cuatro mustafás a quienes puso en vereda nuestra gloriosa menetérica, al alba y con tiempo duro de levante. Pues a lo que vamos, se trata de saber -pero saberlo ya- de quién va a ser esa isla, o islote, o lo que demonios se forme en el océano, si es que se forma algo, y que los isleños ya quieren bautizar como la Isla de San Borondón. Pregunta para estudiantes de Derecho Internacional Público. Y claro, para hablar sobre el tema han recabado la docta opinión de José Carlos F. Rozas, que de esto sabe lo que no está escrito pues no en vano fue discípulo del ilustre profesor González Campos, ya fallecido. No vean lo que de derecho del mar aprendimos los que también fuimos alumnos suyos. Y lo bien aprendido nuca se olvida.

Así que la respuesta es evidente. Si el pedrusco ese nace en nuestras aguas territoriales, será español, si en las de Marruecos alauí y sin en aguas internacionales no será de nadie, en cuyo caso me la pido. Y para llegar a esa conclusión técnico-jurídica no creo que sea necesario sacar a colación la figura de la "Insula In Flumine Nata". Es lógico que si una isla nace en un río por aluvión o avulsión, o por arte de magia, su propietario sería el estado ribereño o la confederación hidrográfica de turno. Lo peliagudo del tema está en que, como siempre ocurre, si la mar da a luz allí, empezará otro contencioso con los marroquíes pa que, luego, mientras discuten si ye de Juan Carlos o ye de Mohamed, llegue el ayuntamientu de Langreo y yos la expropie, que pa eso Esther ye muy lista. Después, una vez expropiá, píntala de colorines pa que destaque y sepan unos y otros de quién ye la isla y quién ye la mandakari. Como hizo con el puente esi y piensa hacer con los cinco pabellones o containers que van a poner en los Talleres del Conde un añu de estos. Que con tantos colorines en Llangréu vamos parecenos a los de les isles Malvines, o a los noruegos de Bergen, que ya quisiéramos parecenos a ellos.

Lo normal en esti casu ye que si naz la isla esa sea pa los canarios que son los que tan allí haz unos cuantos meses aguantando los olores y sin poder pescar ni bañase en les playes. Pero, pensándolo bien, ¿pa que quién los canarios una isla más?, ¿no tienen ya bastantes? Por eso ye mejor que, si Esther no la expropia, sea pa mí que no tengo ninguna. Seguro que me van a preguntar que pa qué quiero yo una isla. Pues pa hacer un parque perruno decente en un sitiu donde no pasen coches. O pa criar gochos, así no hay peligru que se acerquen por allí los gendarmes marroquíes.


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lunes, 24 de octubre de 2011

CARETA

Sobre el fin del terrorismo
 
Se supone que quienes escribimos en estas páginas debemos de opinar sobre todos los acontecimientos habidos y por haber. No va descaminada esa suposición, porque para eso estamos. Sin embargo hay sucedidos sobre los que no acostumbro a mojarme, bien porque dude o no tenga claros los antecedentes, o porque los rechace de plano, o porque si lo hago con mi subjetiva objetividad se me va a ver el culo con toda claridad, ¿vale? Desde el pasado jueves, en que los asesinos de más de ochocientos españoles dieron a conocer su último best seller, muchos de ustedes me han preguntado qué es lo que Duke piensa al respecto. En todos y cada uno de los casos de estas requisitorias callejeras me han venido a la memoria dos escenas que presencié o a las que asistí solo de forma testimonial (no podía hacerlo de otra manera como la inmensa mayoría de ciudadanos de bien). Un 25 de septiembre de hace nueve años, el cuerpo de Juan Carlos Beiro Montes era introducido en la Iglesia de Sama, acompañado de su viuda, sus padres y una retahíla de políticos. Presidente y Jefe de la Oposición de aquel momento estaban allí, como no podría ser de otra forma. Aznar y Zapatero, más algunos que hoy son los próceres o están a punto de serlo. A mediados de julio de 1997 hubo otras escenas en todos los pueblos y ciudades de este país, incluido éste, dando testimonio de repulsa, de asco y de hastío por el vil asesinato del joven, y previamente secuestrado, Miguel Ángel Blaco, concejal de Érmua. Y con estas escenas indelebles en mi memoria, y en la de millones de españoles, ¿me preguntan qué opino?

El propio candidato de los socialistas lo decía el mismo jueves del comunicado. “La historia la escriben las víctimas”. En consecuencia, cuando más de medio país, y los medios de comunicación, y la curia, y la madre que lo parió…tiran voladores por la noticia, pregunten ustedes a la esposa e hijos y a los padres de Juan Carlos Beiro cómo han recibido el puto comunicado de la innombrable. Y también a la familia de M.A. Blanco, y de Lluch, y a la cruelmente amputada Irene Villa… ¿En qué se diferencia el término “permanente” que han anunciado en enero, al término “definitivo” con el que ahora han encandilado a la tropa? Aunque todo el mundo lo celebra, eso da para mucha literatura periodística. Especulemos pues, que diría el vasco.

Duke no especula. Es un teórico. Estos fulanos -que se autodenominan patriotas o nacionalistas vascos, o como coño quieran llamarse- nunca han dicho una verdad en muchas décadas de extorsiones y viles asesinatos. ¿Qué nos hace pensar que en esta ocasión van en serio? porque, como siempre, han salido encapuchados y con su fatídico logotipo del hacha y la serpiente detrás de ellos. Se han puesto su car-ETA. No me lo creo, en serio. Y ojala me equivoque, algo que me alegraría. Todo lo dicho no supone que participe de ciertas opiniones como las del exministro Mayor Oreja que ha sugerido un contubernio con el gobierno actual por aquello de las elecciones que tenemos a un mes vista. Expresiones como esas me dan asco. Sinceramente. ¡Ah!, y eso de Fredy de “Les hemos quitado las armas, ahora les quitaremos los votos” está por ver. Dejemos los electoralismos a parte.

Un día salió de estas tierras de Asturias Juan Carlos Beiro Montes, para servir a los demás... (Homilía del, por entonces, Arzobispo, Carlos Osoro)

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jueves, 20 de octubre de 2011

LOS CIEGOS Y LOS QUE NO QUIEREN VER


El abuso de los servicios sanitarios
Ahora que asistimos a una verdadera involución en todo lo referente a los servicios públicos, cuando vemos que en ciertas comunidades autónomas que tienden a reducir los servicios sanitarios o a prescindir de centros de salud en aras del ahorro y el recorte, que al fin y al cabo es lo mismo, y cuando las arcas del estado se ven llenas de telarañas y tienen que acudir en socorro de la propia Tesorería de la Seguridad Social mediante la concesión de un crédito extraordinario de 3.729 millones de mortadelos para poder abonar las congeladas pensiones y hacer frente a la compensación de las mínimas por el desvío anual del I.P.C., y cuando suceden montones de cosas más que ponen en evidencia la crisis que padecemos y la nefasta gestión económica de este gobierno muerto y a punto de ser enterrado, ahora quizás nos demos cuenta de que no son solo los gobiernos y las administraciones, que al fin y al cabo también son lo mismo, quienes deben de poner freno a tanto dispendio y tanta locura, sino que hemos de ser nosotros los administrados y usuarios de esos servicios públicos quienes pongamos de nuestra parte lo que está en nuestras manos que es sentido común y cordura, cuanto menos.

Son poco más de las ocho y media de la mañana de un día otoñal, tal como hoy que le doy a la tecla. Aguardando la llamada del galeno especialista en el servicio de Consultas Externas del Hospital, justo a mi lado se abre una puerta de la que sale una enfermera con un listado. Con voz clara y potente comienza a llamar pacientes, con sus nombres y apellidos. Fulanito de Tal…, espera. No está. Otro, Menganita de Cuál…, espera. No está. Citanito de la Madre que lo Parió. Lo mismo. De seis o siete personas a las que llama solo se levanta una que entrega el volante a la funcionaria y vuelve a sentarse en espera de ser llamado a consulta. Pasan diez o quince minutos y la enfermera vuelve a intentarlo de la misma forma y con idéntico resultado. Esta vez, atento que estaba, me da por contar las personas llamadas, las presentes y las ausentes. Ocho llamamientos y tres presencias para oftalmología. Hagan ustedes mismos la operación.

Después pasa lo que pasa porque somos unos necios y pensamos que solo somos objeto de derechos y no de obligaciones. Pasa que, cuando estamos en la calle y en esos petits comités de tertulia sidril y callejera, ponemos a “chupa de domine” a nuestra sanidad y, por ende, a nuestros profesionales sanitarios, médicos, enfermeras, auxiliares y hasta el último celador o electricista, tildándolos de irresponsables, chapuzas y de lo que no está escrito. Y no es así, queridos amigos, sino todo lo contrario. En Asturias tenemos unos servicios sanitarios dignos de envidiar por otras comunidades autónomas. Pero, en el caso que les he contado y nos ocupa -que se da todos los días- ¿no me digan que no sería fácil evitarlo con una simple llamada telefónica advirtiendo al centro que no se acudirá a consulta? Las propias citaciones lo dicen: “Si el citado no puede acudir hágalo saber a los teléfonos tal o cual”. Me gustaría saber cuántas personas siguen esa indicación. Lo que sí es seguro es que si colaboráramos un poquito más ayudaríamos a mejorar la sanidad y otros servicios. Hasta se reducirían los plazos y las listas de espera.

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sábado, 15 de octubre de 2011

ONOMATOPEYAZO

Historia de un tropezón
No solo le ocurren cosas al puente de la Maquinilla, a mí también me pasa cada cosa que para qué les voy a contar. El caso es que en una de las últimas he quedado seriamente perjudicado. Verán, estaba yo a media tarde delante de la pantalla del parato este estudiando lo que, en puridad, es una “barrera canadiense” y argumentando para una de mis habituales columnas cuando me entran las ganas de hacer pí-pí. Al tiempo que, sumamente interesado, sigo observando un croquis que me aparece en pantalla, me levanto para ir al cuarto de baño con tan buena suerte que se me sale del pié una de mis zapatillas y trastabillo, instintivamente me agarro al sillón donde me siento y me voy de narices contra la puerta, suelto la silla que va a tomar por saco, reboto contra la puerta que se cierra con un trueno seco y me voy contra un mueble bajo, dándome un costalazo en el hombro y la espalda de órdago a la grande. Todo en menos de lo que dura una frase sensata de un diputado. En ese mismo tiempo escándalo sonoro: “plúm, cataplúm, zás, pumba, catacloc…” y el menda lerenda espatarráo en el suelo, con las gafas caidas sobre la boca, sujetas a una sola oreja y, supongo que, con una cara de gilipollas de esas que denotan una extrema duda existencial. De no saber de dónde te ha venido la paliza que acabas de recibir y más asustado por el escándalo onomatopéyico de la caída que por la hostia en sí misma.

De inmediato, alarmadas por la explosión de golpes que acaban de escuchar desde el otro lado de la casa, aparecen las mandakaris que se encuentran con la puerta cerrada. “Toc, toc…”, “Marce…, ¿estás bien?”. Entran y se encuentran con una escena digna de un salón del oeste americano después de marcharse Yongüein, todo por el suelo y el chache tirado como una colilla, noqueado y apijotado. Para Videos de Primera. Me ayudan a levantarme y hasta aquí fin de la historia.

Pero es que, en realidad, la cosa no acaba ahí, en el alzamiento corporal, porque quedé más machacado que si hubiera pasado por encima de mi body el caballo ese que tronchó la solera del ya famoso puente de la señorita Pepis. Así se lo dije a una conocida que me llamó para interesarse por el caballo en cuestión. La verdad es que tiene un alma generosa, se preocupa mucho más por los animales que por las cosas fracturables y sustituibles. Me dijo con cierta guasa, “pues si te sientes como los listones rotos del puente, podías llamar al ayuntamiento y que te pinten de colorines, jajaja”. Como lo leen, oigan. Y yo le respondí que no le faltaba razón, pero que el morado ya lo tenía en la espalda; verde me habían puesto las “Mandas” y fucsia había quedado mi cara de la vergüenza. Lo único que necesito es una manta eléctrica y un cabestrillo, contesté poniendo fin a la chanza. De repente me acordé: “O una barrera canadiense”. Es la única forma de evitar estos trotes. Al menos en teoría. Cuando me recupere les cuento en qué paró la cosa.

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jueves, 13 de octubre de 2011

YA ESTÁ BIEN

Lo irresoluble de la economía europea

Merkel y Sarkozy prometen un nuevo paquete anticrisis para ayudar a quienes ya han tenido ayudas muchimillonarias y las han depilfarrado. Los bancos, y no precisamente los del parque. Todo ello para recapitalizarlos -aún más si es que cabe- y dar una respuesta sostenible a los problemas de Grecia. Miren ustedes, esto nos suena a música celestial. Ya está bien que sean Nico y Gela, o Geles y Colás, los que marquen las pautas en todo este maremágnum de barbaridades a las que asistimos en los tres últimos años mudos y acojonados. Ya es hora de que las ayudas y las recapitalizaciones de las que tanto cacarean sean efectivas y en mortadelos contantes y sonantes, y no en ese dinero etéreo e intangible que se esfuma y desaparece en los bolsillos de los mercados y de los altos ejecutivos de la banca y de las Cajas. Es hora de desglobalizar, de pinchar tanto globo y tanta historia y, si es necesario, mandarlo todo al carajo para empezar de nuevo, desde la peseta o el real. O los doblones de las narices.

Oía el otro a un economista afirmar que hoy día el dinero no es representativo del oro que tiene el Banco de España o los Bancos Centrales en sus mazmorras, sino que lo es de la confianza que los demás tienen en nosotros. En nuestra economía. De ahí que estos ociosos de Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s, las tres principales agencias de calificación de deuda, sean quienes decidan si un país determinado entra en suspensión de pagos o en quiebra, rebajando su deuda soberana hasta donde a ellos les sale de sus partes más íntimas. Y claro, dependiendo de lo que dicen estos sobráos, cuando se pone deuda a subasta pueden tener que pagarse intereses por ella incrementados en medio, en uno o en más puntos. Y comas. Eso, cuando se emiten bonos por cuatro o cinco o quince mil millones de euros, es una pasta gansa. Y así no hay cristiano que se recupere y pueda rebajar su déficit. Esto es lo de la pescadilla que se muerde la cola, emitir deuda a más alto interés del pagado en las anteriores emisiones para pagar los intereses de esas deudas. Es lo mismo que aquel fulano al que habían concedido un préstamo bancario y tiró de talonario hasta que lo agotó. Cuando el director de la entidad le llamó para advertirle de que estaba en números rojos, sacó su chequera y le extendió al bancario un talón para cubrir el descubierto.

Siempre que, cada miércoles, escucho las noticias y en ellas se da cuenta de que el gobierno ha sacado a subasta tres o cuatro mil millones a corto, medio o largo plazo, da igual, se me ponen los vellos como ucalitos y Duke empieza a arrascarse detrás de las orejas. Y ambos nos preguntamos qué nuevas medidas de ajuste traerá aparejadas en un futuro esta barbaridad, en qué medida nos afectará a los españolitos y quién será el caradura aprovechado de una caja, de un banco, de un gobierno o de un mercado cualquiera en Asia o en un país emergente que sacará una tajada impresionante para comprarse una isla, un yate o un chalet en Pola del Tordillo. O todo a un tiempo, como quien se toma la tapa y la caña del mediodía. ¡Cuestión de confianza…! Nos ha jodido.

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martes, 11 de octubre de 2011

LO QUE CUESTA UNA LICENCIA

 A lo que mueve la desesperación

Amputarse parte de un dedo porque un concejal no te reciba no está en la mente de cualquiera. Hay que tener mucha imaginación y muchos güevos para hacerlo. Un hacha y un dedo los tenemos todos, o casi todos, y el país está lleno de concejales que no te reciben, ni lo van a hacer aunque te cortes el pescuezo, pero tíos con la testiculina necesaria para cortarse el apéndice dactilar debe de haber solo uno, y está en Asturias patria querida. El caso es que a este chaval avilesín le salió bien la jugada, dado que de inmediato el ayuntamiento se ha puesto a revisar el expediente de su licencia, al menos lo airearon en presencia de la esposa del autolesionado y parece ser que, al momento que le doy a la tecla, le ha sido aprobada. Lo que no nos cuadra es que, ahora que lo ha conseguido, pida que le devuelvan el dedo, que es lo que ha dicho en una entrevista concedida a este periódico. Pero bueno, macho, ¿y qué vas a hacer?, ¿cortarte otro dedo para que te devuelvan el primero? Porque con esos antecedentes eres muy capaz de hacerlo. Además, ¿no se lo habías entregado al funcionario para que, a su vez, se lo diera a tu amigo el concejal? Pues a lo hecho pecho, tío. Total ¿qué más te da un dedo más que menos si habías amenazo con seguir?, y ¿quién te dice a ti que el edil este no colecciona dedos a cambio de licencias municipales? Al tuyo tiene que tenerle un cariño especial y guardarlo en una vitrina con mucho hielo como una muestra más de las cosas raras del día a día municipal.

Mira. Voy a decite una cosa. En confianza. Si fueses de Langreo habíes evitáo comprar el hachu y cortar el déu. En serio. Aquí hácentelo en el ayuntamientu de frente, y con anestesia epidural de eses. Primero dante un garrotazu en los reñones y luego, si tovía quiés, dante un volante p’al de la manicura qu’está justo al lao y ye el que se encarga de podar los rosales del parque. Esos vuelven a crecer después de metéyos la tijera, seguro que el tú déu también te crez. Y ye que no se pué andar por la vida exigiendo les coses de esa manera. ¡Que venga el concejal a veme, que si no corto un déu! Como si el concejal no tuviese coses mejores que hacer que vete a ti. Además, no se pué entrar en un edificiu públicu con un hachu pa cortar estilles y deos, y menos si quiés ver al tu amigu el concejal. Pués levantar sospeches, chaval. Igual creen que vas a desguazar la mesa de la Alcaldesa. O el percheru donde cuelga los visones. Y eso ye lo más sagráo del conceyu.

Visto lo que antecede y el éxito de la operación, atención a la ciudadanía en general. Cuando acudan a las instituciones con la legítima pretensión de gestionar intereses propios o ajenos, o quieran despachar con un munícipe, o munícipa, y lo vean crudo quizás lo mejor sea llevar el hacha envuelto en La Nueva España. Que vean que están instruidos y al día. Pero, háganme caso, no se corten nada que, a cambio de un simple papel o de una promesa, se quedan con ello. Ni devolución ni implante que valga. ¡Hay que ver lo que cuesta un permiso de apertura!

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viernes, 7 de octubre de 2011

FRAGILIDAD

A vueltas con el Puente de la Maquinilla
Llevo cuatro días preguntándome cómo puede ser posible y aún no me lo explico. Quizás alguien pueda hacerlo. Resulta que a un mes escaso desde su apertura a la circulación peatonal, el puente de colorines se nos ha roto ya. Como si fuera de plástico, que lo era. Resulta también que los mismos técnicos que hace meses habían diagnosticado el deterioro y la consecuente inseguridad que presentaba el vetusto puente son los que aprueban el proyecto de rehabilitación y dan de paso las obras realizadas. Presuntamente, claro. Así es que finalizada la primera fase de las obras en las que se fueron trescientos mil mortadelos, estamos peor que al principio. Uno o varios presuntos caballos, o burros quizás, pasaron por allí y zaca quebraron o fracturaron, cascaron o destrozaron, troncharon o trituraron, o todos los sinónimos juntos, los listones trasversales que conforman la solera del puente de la señorita Pepis. Igual que si hubieran pasado por allí a toda pastilla los del Séptimo de Caballería en persecución de una partida de sioux pintarrajeados con los mismos colores del puente. Para pasar desapercibidos.

No es que yo entienda mucho de puentes, que va. Yo no entiendo de muchas cosas pero tengo visto alguna escena en la que, antes de inaugurar y abrir a la circulación un puente o un viaducto, los someten a toda una batería de pruebas de resistencia, vibraciones y lo que pinte para asegurar su fiabilidad y evitar todo tipo de accidentes. Para ello los cargan con un montón de tráilers, camiones y demás vehículos. A que lo han visto alguna vez. Y el caso es que nuestro puente de playmóvil no pasa la primera prueba a que se le somete. Sin embargo creemos que no se trata de soportar el peso de una reata y sus jinetes, sino que el problema podría estar en que el material empleado fuese muy sensible a los golpes e impactos bruscos. Lo que en toda tierra de garbanzos se conoce como fragilidad. Ni más ni menos. De manera que con varios colegios y pistas polideportivas en las inmediaciones, lo que resulta preocupante es que los que mandan en estas cosas hayan decidido sustituir los listones por otros iguales, cuando lo seguro habría sido reemplazar el material plástico por otro de madera, hierro u hormigón, pero menos frágil. Lo que sea, pero que soporte las pisadas de un animal corpulento. Y que nadie se de por aludido.

Pues resulta también que, para evitar el tránsito equino, lo han señalizado en ambas entradas con sendas prohibiciones y la indicación de “Excepto bicicletas”. No se yo si los caballos entenderán esas señales, no lo se. Los jinetes sí las entenderán, digo yo. Pero mucho me temo que algunos se las pasará por el arco del triunfo y no tardando mucho tiempo volveremos a ver el suelo del puente tronchado y lleno de enormes agujeros. Mientras nadie se haga daño, pase. Pero casi mejor, terminen de pintarlo de colorines y envuélvanlo en papel de regalo con un enorme lazo de color rosa y un cartel que ponga “Solo para mirar”.

sábado, 1 de octubre de 2011

AMIGOS DE MIS AMIGOS


Las redes sociales, ¿en entredicho?

Hace unos días, charlando con un par de amigos -hermanos célebres-, se acercó al grupo un tercero que les informó de que en Internet circulaban más de setecientas fotografías de paisajes y paisanajes de Sama y que en muchas de ellas estaban ambos hermanos, además de muchas otras personas que son y fueron muy conocidas en la localidad. Los brothers se quedaron de piedra. No comprendían cómo podía ser posible aquello. Se lo expliqué. Mirad, vosotros tenéis una foto, aunque sea antigua, la escaneáis y metéis en el ordenador a través de un programa y luego, si estáis en una red social, le dais al ratón y la foto ya está a disposición de todo dios que esté en esa red. ¿Capisci? Yo no entiendo na de eses coses, dijo uno. Voy a decí al guaje que lo busque, replicó el otro.

La omnipresente Wikipedia dice que las redes sociales son estructuras compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos. Y yo corregiría a la Wiki: son grupos de personas y personos conectados por Internet (la red de redes) que en la mayoría de los casos no tienen más relación que esa. No son amigos, ni parientes, ni siquiera colegas. Ni colegos. Para que nos entendamos. Supongan que Internet es el proceloso océano y nosotros unos humildes pescadores que salimos a faenar en busca de la parrocha. Los usuarios. Echamos la red -la de pescar, se entiende- y en menos de lo que dura un parpadeo, caen en ella bonitos, lubinas, merluzas, tiburones, conejos, jabalíes y leones… De todo oigan, hasta mondas de plátano y otras basuras impropias de la mar océana. O sea.

Yo estoy probando en una de estas redes y estoy asustáu. Tol mundo quier ser amigu tuyu. Empiecen a salite mensajes en el ordenata diciendo: “Rogelito Paniagua quiere ser tu amigo en Caralibru”. Y claro, tú, pa no hacéi un feo a Rogelito -que no tienes ni puta idea de quién ye- das un clic al ratón y ya estás ficháu. Por Rogelito y los cinco mil seiscientos amigos y enemigos de esti puntu que, cuando me pongo a mirar, resulta que ye sexador de pitos cerca del Machupichu. ¡Hay que jodese! Porque ye que en to los pecés de los amigos del peruanu esi sale un mensaje que diz: Ahora Rogelito es amigo de Duke y trece personas más. Luego llega otru y diz: Me gusta. Pa echar la pota. Así que unos días más tarde, cuando empiezo a dominar un poco el auntu esti, borro a Rogelio y a la tropa que hay detrás d’él. Ya no soy amigu tuyu, macho. Porque resulta que en estes coses de la red hay un muro. Sí coño, un muro. No ta hechu de ladrillos, pero ye un muro. Y ahí pués poner lo que te salga de los cataplines. En el tuyu o en el de un amigu. Pues poner fotos y vídeos, y decir les mayores tonterías que se te ocurran. Poner a caldo a Rajoy, a ZP o a Cristiano Ronaldo. No pasa ná. Otros ponen en el muro esi una noticia que acaba de salir en la Nueva España, como si fuésemos gilipollas y no leyéramos los periódicos. Bueno, ya seguiré que acaba de salime un mensaje en la Blackberry.

Esa ye otra. La Blackberry, un teléfono móvil llenu de tecles y más funciones que Pepiño Blanco, que ya decir. No ye bastante con el ordenador, no. Si tienes esi otru parato, cada vez que a alguien de los que tan apuntáos en la tu lista i da por escribir alguna memez, o poner una foto del últimu ligue -que suele coincidir con la última bolinga-, cada vez que pasa eso, suénate el móvil pa contátelo en vivo y en directo. Y si tienes muchos amigos en la red, como Rogelito, el teléfono no para de sonar. No te deja tranquilu ni pa sentate en el excusado. Esta vez, cuando terminaba el artículo de ayer, sonome pa avisar de que ahora Maripuri ye amiga de Lolina y La neña del tanga a cuadros. Porque, ojo, como ahí entra quien quier, uno ponse como i da la gana. Como El guerrero del antifaz, Pretty Woman, o Belén en paro busca piso en Pola del Tordillo. Y pon la foto que-i gusta, normalmente la de un modelo o una modela. O no la pon, pa dejanos con la duda.

Después, cuando uno entra ahí pa ver les últimes novedáes de la tropa, resulta que casi siempre aparéz el careto del mismu tío. Dando un enlace (link que lu llamen) con un periódicu de Guadalajara -que también tién periódicos-, notificando al personal que está de vacaciones en Pumarabule o poniendo una foto de un gatu estrapalláu en la carretera de Les Pieces. Luego, detrás de eses publicaciones, lleguen los más de quinientos y picu amigos que tién y empiecen a decir que yos gusta, y que ye el mejor, y que lo pase bien en Pumarabule, y que a ver cuándo pon una foto de la madre que lu parió. Y to eso sale en el mi ordenador y en el móvil, de manera que ya estoy de redes hasta los güevos, con perdón. Voy a empezar a borrar a to los que usen esto pa entretenese y tocar los piringüelos al personal. Y sobre to a Duke.

Así que, voy a darme de baja de esta red para meterme en otra distinta. A ver cómo funciona. Lo hago, e inmediatamente, me llega un mensaje de bienvenida. Luego peticiones de amistad. Otra vez todo el mundo quiere ser mi amigo. Elijo a media docena y empiezo a analizar la cuestión. Idem de lienzo. Prácticamente aquí están los de allí. O viceversa. Y tal y como entré, salí. Al final toda esta aventura de las redes sociales me ha dado mucho que pensar. En los tiempos que corren, cuando uno no conoce ni a su vecino de puerta, cuando las gentes ya no se saludan por las calles y todo ha quedado despersonalizado…, en definitiva, en los tiempos de la comunicación en los que nadie se comunica con nadie, nos pasamos horas y horas frente a las pantallas de los ordenadores o de los móviles de última generación, buscando compañía de personas desconocidas que nos den un poco de palique porque las tertulias de sobremesa o de los bares, o simplemente la charla en la esquina de la calle han pasado a mejor vida. Y he sacado una conclusión: “Los amigos de mis amigos no tienen por qué ser amigos míos”.

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