martes, 25 de octubre de 2011

ME LA PIDO

 Erupción en Canarias
Hay algunos que andan vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Hace dos días se provocaba un debate en los medios, sometiendo a la consideración de algunos especialistas en la materia una cuestión que tiene a los españoles muy preocupados. Si la eventual erupción de un volcán en las aguas de las inmediaciones de la canaria isla del Hierro origina el nacimiento de una isla, ¿a quién correspondería la soberanía sobre ese territorio?, ¿a España, a Marruecos…?, porque es que los alauíes lo reclaman todo. No hay más que recordar el no muy lejano episodio de la toma de Perejil por cuatro mustafás a quienes puso en vereda nuestra gloriosa menetérica, al alba y con tiempo duro de levante. Pues a lo que vamos, se trata de saber -pero saberlo ya- de quién va a ser esa isla, o islote, o lo que demonios se forme en el océano, si es que se forma algo, y que los isleños ya quieren bautizar como la Isla de San Borondón. Pregunta para estudiantes de Derecho Internacional Público. Y claro, para hablar sobre el tema han recabado la docta opinión de José Carlos F. Rozas, que de esto sabe lo que no está escrito pues no en vano fue discípulo del ilustre profesor González Campos, ya fallecido. No vean lo que de derecho del mar aprendimos los que también fuimos alumnos suyos. Y lo bien aprendido nuca se olvida.

Así que la respuesta es evidente. Si el pedrusco ese nace en nuestras aguas territoriales, será español, si en las de Marruecos alauí y sin en aguas internacionales no será de nadie, en cuyo caso me la pido. Y para llegar a esa conclusión técnico-jurídica no creo que sea necesario sacar a colación la figura de la "Insula In Flumine Nata". Es lógico que si una isla nace en un río por aluvión o avulsión, o por arte de magia, su propietario sería el estado ribereño o la confederación hidrográfica de turno. Lo peliagudo del tema está en que, como siempre ocurre, si la mar da a luz allí, empezará otro contencioso con los marroquíes pa que, luego, mientras discuten si ye de Juan Carlos o ye de Mohamed, llegue el ayuntamientu de Langreo y yos la expropie, que pa eso Esther ye muy lista. Después, una vez expropiá, píntala de colorines pa que destaque y sepan unos y otros de quién ye la isla y quién ye la mandakari. Como hizo con el puente esi y piensa hacer con los cinco pabellones o containers que van a poner en los Talleres del Conde un añu de estos. Que con tantos colorines en Llangréu vamos parecenos a los de les isles Malvines, o a los noruegos de Bergen, que ya quisiéramos parecenos a ellos.

Lo normal en esti casu ye que si naz la isla esa sea pa los canarios que son los que tan allí haz unos cuantos meses aguantando los olores y sin poder pescar ni bañase en les playes. Pero, pensándolo bien, ¿pa que quién los canarios una isla más?, ¿no tienen ya bastantes? Por eso ye mejor que, si Esther no la expropia, sea pa mí que no tengo ninguna. Seguro que me van a preguntar que pa qué quiero yo una isla. Pues pa hacer un parque perruno decente en un sitiu donde no pasen coches. O pa criar gochos, así no hay peligru que se acerquen por allí los gendarmes marroquíes.


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