sábado, 28 de noviembre de 2009

POR EL MUNDO


Qué lejos queda el mundo a los ojos de la inocencia. Recuerdo, en mi niñez, cuando mis hermanos o yo nos comportábamos mal, como los niños que éramos, nuestra madre, harta de trabajar y pelear con nosotros, nos decía: “Marcho pol mundo”. Y aquella frase era terrible. ¿Qué iba a ser de nosotros sin Mamá? Años más tarde oí a mi suegra decir idénticas palabras a mis hijos y, para ellos, tuvo la misma significación que la había tenido para mí y mis hermanos, porque para todos Mieres, Oviedo y Gijón estaban muy lejos, y el mundo… Al mundo no se podía llegar de ninguna forma. Era un lugar mágico y misterioso. Inaccesible para nosotros, como el mismísimo Infierno. De ahí nuestro temor a que Mamá o la abuela se marchasen. Era algo inconcebible, fuera de nuestra comprensión infantil.

Siendo ya algo mayores el mundo empezó a estar más al alcance de nuestra capacidad de entendimiento. De todas formas era, aún, un mundo relativamente cercano: Perpignan era la meca del sexo, París la de los bohemios, Roma para las conquistas, Nueva York para los negocios, Londres para los Beatles y Pekín y Tokio para los malos. La Habana para Cugat, Marruecos para Bogart y Buenos Aires para muchos de nuestros familiares y de algunos conocidos que, no sabíamos por qué, se habían marchado antes de que nosotros viniéramos aquí –al mundo- y, además de ser un misterio, comenzaron a venir de visita cada seis o siete años y a quedarse en nuestra casa o en la de algún familiar muy cercano. Esos que estaban por el mundo no tenían obligaciones patrias. No ayudaban a los trabajos domésticos, pero comían. No participaban en los problemas familiares, pero nos contaban lo bien que a ellos les iban los negocios allende los mares. El mundo seguía sin ofrecernos nada tangible. Todo era ilusión, una pluma al viento.

Hoy, cuando realmente entiendo las cosas -y muchas veces no muy bien-, el mundo se ha ido haciendo muy pequeño, casi tan pequeño como Langreo. Hoy se me hace grande mi ciudad y se reduce el mundo. Conozco más los paisajes, monumentos, personajes y problemas del mundo, de Madrid, París, Los Ángeles…, que los de mi propia comarca. Langreo, el Valle del Nalón y Asturias se me hacen grandes, inexplorables, incomprensibles. Veo en televisión a españoles, andaluces, madrileños, tordillenses por el mundo; veo y escucho a los personajes que nos muestran esas ciudades, y Bali, y Sydney, y Chatannooga, y también veo que esas personas, cercanas, preparadas y simpáticas, se han ido por amor o por trabajo o a la aventura, y pienso que el mundo es más pequeño que el de mi tierna juventud, mucho más pequeño. Ellos lo hacen posible.

Todas las semanas, por no decir días, hablo -más bien me escribo- con langreanos en Madrid, México, Málaga, Buenos Aires, Londres, Túnez, Oviedo y Gijón. Y, créanme, como si tal cosa. Nada es distinto, todo es igual. Cada cual tiene sus problemas, sus proyectos, sus esperanzas. Lo mismo da que se trate de un ciudadano de la City que de uno de Pola del Tordillo, y todos son iguales, similares o parecidos: los hijos, los padres, el trabajo, la hipoteca y el “yes very well”. Los mismos problemas tuvo Daniel Boone, que Bill Cody, que el Mahatma o Curro Jiménez. Cada sitio en su lugar, cada problema en todos los lugares. Y esos langreanos que tenemos en el mundo, en todo el mundo, son fieles testigos y notarios de lo que afirmo. Pero siguen pensando en volver a su madre, a su abuela que es nuestra ciudad. Como los andaluces, madrileños y mis amigos del Tordillo.
Duke ha venido hace tres años desde Escocia y no la extraña para nada, ustedes ya lo habrán notado. Es un desarraigado.

sábado, 21 de noviembre de 2009

CON EL CULO AL AIRE

Vaya por delante nuestra satisfacción por el feliz desenlace del secuestro del “Alakrana” y la liberación de sus 36 tripulantes, y vaya también por delante nuestro rechazo a la forma a través de la que se ha llegado a la solución del asunto, aunque bien es cierto que desconocemos qué es lo que el gobierno ha hecho, a parte de pagar un pastón, para poner fin a esa situación. La ministra Chacón ha afirmado el martes pasado que todo ha sido gracias al trabajo realizado en todos los ámbitos, el político, el diplomático, el militar, el de los servicios de inteligencia que, a la luz de los resultados, de inteligentes tienen poco. Pero se ha olvidado, o no ha querido ni mentarlo, del más importante y definitorio que ha sido el económico, porque, si no, ya me contará qué es lo que importaba a los piratas si no era la tela marinera (nunca mejor dicho). ¿Les preocupaba acaso el destino de sus compinches detenidos en Madrid?, lo dudo, lo que sobran son piratas qué reclutar. ¿Les preocupaba tal vez la armada española?, a la vista está que nuestros aguerridos soldados no quitaron el sueño a los corsarios. Lo que de verdad les importaba era abalanzarse como lobos al recuento y reparto del jugoso rescate servido en bandeja y en efectivo por un helicóptero. Y eso es lo que han hecho, para después reírse de nosotros y dejarnos con el culo al aire.

¿Dónde habíamos oído que el gobierno español no negocia con terroristas?, ¿fue quizás el propio presidente y algún miembro o miembra de su gobierno quienes reiteradamente hicieron esa aseveración? Pues va a ser que estos piratas somalíes son monjitas de la caridad y como tales han sido tratados, con cortesía y generosidad. Dicen en Defensa que, desde el principio, nuestras fuerzas armadas estaban prestas a la intervención militar, y lo dicen sin ponerse colorados. Para pagar al final, como lo han hecho, y plegarse a las condiciones de los secuestradores, no hubiera sido necesario el transcurso de más de mes y medio y, sobre todo, el sufrimiento de los secuestrados y de sus familias durante ese tiempo. Lo hubieran hecho al principio y asunto concluido. Lo que no está nada claro, ni concluido, es lo que se refiere a la situación y al futuro de los dos detenidos. Si el juicio se celebra en dos o tres semanas -y todo parece indicar que va a ser así-, se cumplirán con toda probabilidad nuestras previsiones de hace una semana. Esto es que completaremos el vodevil y expatriaremos a los dos piratas, pese a que el fiscal pide para cada uno de ellos más de doscientos años de prisión. Sólo faltará que nos den por saco.

"El “Alakrana” navega libremente y todos los miembros de la tripulación están sanos y salvos". Este fue el anuncio del fin del secuestro comunicado al país por el presidente con la solemnidad propia de las grandes gestas. Como si hubiéramos recuperado Gibraltar, vamos. Ahora lo que toca es dar explicaciones, con pelos y señales. Decirle al país cómo se desarrollaron los acontecimientos desde el primer día hasta el último. Darle cuenta de la trazabilidad de los actos y decisiones de cada una de las carteras implicadas en el asunto. Y cuando hablo de carteras quiero referirme también a la del dinero. Decirles, de igual forma, a los españoles qué es lo que el Presidente dijo a las familias de los secuestrados en su reunión en Moncloa para que, de repente, se impusiera entre ellos la ley del silencio. En fin, ahora toca rendir cuentas de la gestión que ha hecho el gobierno de la crisis. No es tan solo que los españoles tengan el derecho a saberlo todo, sino que todos los partidos de la oposición ya lo están pidiendo a gritos. ¿Caerán cabezas? Por lo pronto el jefe de la oposición ya ha anunciado que pedirá la reprobación de tres ministros. Mensajes de distracción y nuevo tema de interés para desviar la atención de lo que ahora verdaderamente importa. La otra crisis.

jueves, 19 de noviembre de 2009

REFLEXIONES EN VOZ ALTA

Crear bienestar en una sociedad presupone la existencia de una premisa fundamentalísima que es tener actividad económica. Sin ella no hay bienestar que valga, los pueblos se mueren, las gentes se van a otros lugares que les ofrezcan perspectivas de futuro más halagüeñas y, en definitiva, queda una sociedad donde solo impera el silencio y la tristeza. Sama es un ejemplo palpable de ello. Al margen de ser capital administrativa del concejo, sede de Hacienda y del INSS, Sama no tiene movimiento de gentes ni de capitales. Aquellos tiempos en que los dos distritos principales de Langreo tenían una definición clara, “La Felguera, industrial y Sama, capital” -que decía un cobrador de los autobuses (cuando aún había cobradores)-, esos tiempos pasaron a la historia. Hoy día, cuando ya hace años que se denominó a todo ello Langreo, somos una única ciudad que en un espacio de poco más de cinco kilómetros aglutina a la gran mayoría una población cercana, cada vez menos, a los cincuenta mil . Y es hoy cuando, tras haber perdido gran parte de ella, resurgen los localismos por una y otra parte reivindicando cuestiones sin mayor importancia, en la mayor parte de los casos. Sama, que fue mucho más comercial que La Felguera, perdió la mayor parte de ese comercio, y no precisamente en beneficio del distrito adyacente que, a su vez, lo ganó poco a poco y gracias a la iniciativa de sus ciudadanos. Actualmente La Felguera, sin ser un distrito comercialmente próspero, es Hollywood comparado con Sama, hablamos de comercio, servicios y hostelería. Nadie de ustedes me lo negará. De hecho algunos comerciantes originarios de Sama, cierto es que no muchos, han abierto un segundo establecimiento en el distrito felguerino. ¿Por qué? La respuesta es evidente, a la par que significativa.

Quienes soñaron e idearon “Langreo Centro” fueron visionarios. Nadie que falte de aquí desde hace ocho o diez años podrá reconocer la fisonomía de esta ciudad. Y ese cambio está justamente donde los dos distritos se unen, de ahí su denominación. Consecuencia de ello es que Langreo, durante estos últimos cinco años, ha crecido hacia adentro, y se ha modernizado, algo inimaginable hace dos décadas. Sin embargo la crisis que afecta a este mundo globalizado no ha pasado de largo por aquí y lo que dio riqueza y prosperidad, quizás engañosas, a este país en general y a Langreo en particular que fue el sector de la construcción, ahora está en dique seco. No se construye y lo construido no se vende. ¿Por qué íbamos a ser diferentes del resto del país? Cuando se cierne sobre nosotros la desubicación de las empresas que fueron estandarte de la comarca y cuando, año tras año, las estadísticas nos dicen que perdemos población porque los jóvenes van a labrarse su futuro a donde pueden tenerlo, en esta situación no creemos conveniente destinar terrenos públicos a la construcción de viviendas sino todo lo contrario. Si puede atraerse inversión, esos terrenos del antiguo Lavadero de Modesta, deberían de ser destinados a equipamientos empresariales, a crear riqueza. Porque, de no ser así, ¿quién se atreverá a construir?, y ¿quién a adquirir las viviendas? En la situación económica por la que pasamos, y que tardará en “pasar”, sería un verdadero dislate hacerlo así. En ese análisis y en esa decisión, Duke y yo, estamos plenamente de acuerdo con la alcaldesa que afirmó que la construcción de un área empresarial en los terrenos del antiguo lavadero es la gran oportunidad de Sama para recuperar su vigor económico, y que el proyecto puede ser un revulsivo para la generación de actividad económica y empresarial en el distrito. Después, si es necesario, encontraremos dónde construir.

Si para todos tuviera más peso la lógica y el sentido común que el arrimar el ascua a una determinada sardina, que inclinarnos por una idea solo pensando en de dónde proviene, defendiendo intereses espúrios, y no si la idea es positiva y realizable. En fin, si todos fuéramos más sensatos y menos tendenciosos otro gallo nos cantaría.

jueves, 12 de noviembre de 2009

IRRESPONSABLE AMBIGÜEDAD


La situación del “Alakrana” puede estar encauzada, dijo el Presidente el lunes pasado desde Polonia. Puede estarlo o no, que diría Rajoy. Nos da toda la impresión, y mejor que nos equivoquemos, de que no hay absolutamente nada arreglado ni en vías de arreglo, que aún es peor. Porque si de lo que se trata es de extraditar a los piratas, que están a disposición judicial, a un pseudo-país con el que no hay ni relaciones diplomáticas ni convenio de extradición, ni siquiera líneas telefónicas, donde solo mandan los señores de la guerra, pues ya me dirán ustedes. Don José Luis no puede columpiarse en temas como éste, cuando están en juego las vidas de 36 españoles y el prestigio y la dignidad de todo un país. No puede hacerlo porque, primero, la situación de los piratas detenidos depende única y exclusivamente de la Audiencia Nacional y segundo, tratándose de delincuentes, ¿quién asegura al presidente que, una vez que se extradite a estos canallas -caso de que se haga-, sus cómplices no mantendrán el secuestro, y exigirán más y más para liberarles? Para ello ¿ha de llegarse a algún acuerdo diplomático con el gobierno de un país donde reina la más absoluta anarquía?, y ¿qué tipo de acuerdo y con cuál gobierno? ¿No exigirán también los políticos somalíes, piratas como los secuestradores, alguna compensación? Desde luego parece que, unos y otros, están bien asesorados, según se dice, por algún bufete londinense en cuya placa también figura una calavera con dos tibias cruzadas. Y nosotros nos preguntamos, ¿quién asesora a nuestro presidente?, ¿acaso el mismo bufete?, o ¿se trata del despacho madrileño por donde dicen que la solución está encauzada? Eso del juicio ultrarrequeterápido donde se declaran culpables y, en aplicación de la Ley de Extranjería, se les expulsa del país. ¡Qué vergüenza!, tener tanta urgencia por traerles y ahora no saber cómo desprenderse de ellos. Les queman.

En este affaire se cruzan una serie de acontecimientos que a nuestro juicio son una verdadera locura. Desde el hecho de la duda acerca de la territorialidad de las aguas donde fue secuestrado nuestro pesquero, hasta la detención de los piratas y su traslado a Madrid han sucedido una serie de hechos sobre los que hay cierta oscuridad informativa. Pero lo que realmente consideramos de enorme gravedad es la decisión del juez Baltasar Garzón de traer a los detenidos a Madrid sin haber sido solucionado el secuestro. Todo indica que esta decisión judicial fue forzada por el propio Gobierno a través del Abogado del Estado. Garzón pidió informes a Exteriores, Justicia y Defensa, solicitando un informe ampliatorio de los hechos al tiempo que recomendaba que "caso de que se produzcan detenciones, se adopten todas las medidas que garanticen la seguridad de los ocupantes y tripulación del pesquero Alakrana, así como de los detenidos". ¿Qué medidas se adoptaron? A la vista está que ninguna. Y ahora nos la tendremos que envainar y seguir con el vodevil que se está representando en todas las esferas.

Los ministerios implicados, Exteriores, Defensa y Justicia (¡qué amaño!, señor Caamaño) por un lado, el Presidente por otro, la Vicepresidenta -en Sudamérica- por otro, la oposición por el suyo -no se engañen, aunque hayan prestado su apoyo al gobierno, quieren lo suyo que es despellejarlo cuando el asunto concluya (ya lo han anunciado)-, ¿les suena de algo el “Prestige”?, y los familiares de los implicados, sin amparo de ningún tipo, también por el suyo que es el más respetable. Y con esa irresponsable ambigüedad, ese oscurantismo y esas mentiras, que ahora se descubren, todavía se atreve a pedir más cautela a los implicados. ¿Dónde está su cautela señor Zapatero? Otros países de nuestro entorno habrían empleado métodos menos convencionales y más expeditivos. Pero, en cualquier caso, nosotros ya hemos hecho el ridículo más espantoso. Como siempre.

martes, 10 de noviembre de 2009

JARDÍN DE HORMIGÓN

No hubiera querido volver sobre este tema, créanme. En dos ocasiones se hizo alusión a él desde esta columna (13 de marzo y 20 de abril de 2009), y el tiempo ha venido a darnos la razón. Nos referimos al tiempo en el transcurrir de los días y al tiempo meteorológico. Hablamos, de nuevo, del Parque Dorado de Sama, de un enclave de naturaleza en estado puro -que fue en sus tiempos-, y de un sitio donde domina el hormigón, los octógonos de diferente concepción, y el mal gusto desde todo punto de vista, que es hoy. Les refresco la memoria: “Los mas de ochenta árboles que circundan el paseo central han sido rodeados de sendos senos octogonales de unos dos metros de diámetro (cerca de cuatro metros cuadrados de superficie circundante) que han rellenado de zahorra o piedra caliza menuda, amén del hormigón que, descuidada o intencionalmente, se les ha caído adentro. Y lo han rellenado a “ras” del pavimento, sin dejar ni un solo centímetro de profundidad con respecto a él para, cuanto menos, no rebosarlo.” (LNE, Los Pisapiedra, 20/04). “…y les ha llegado el hormigón fuera del encofrado hasta el cepellón impidiendo el drenaje y estrangulando el árbol” (LNE, Cabezas octogonadas, 13/03). Las técnicas mentes pensantes del ayuntamiento de Langreo decidieron, después de estas fechas, rellenar esos senos con una especie de resina que daba consistencia al pié del árbol y que era completamente permeable, según ellos. Al poco tiempo esa resina o pegamento que amalgamaba la zahorra o piedra menuda que cubría el seno fue separándose de él en una gran mayoría de los ochenta árboles, y dejando la piedra suelta por los alrededores. Pues bien, a decir de uno de los ilustres diseñadores del engendro, eso fue debido a que los niños y los ancianos escarbaban con bastones o paraguas. Es decir la culpa de los usuarios. Al mismo tiempo, el mismo dicente se enorgullecía ante mí de toda la reforma que se había hecho este año en el parque. Del estanque de los patos, de los antiguos patos porque ya no van por allí, del chorro atómico que contiene pero que sólo ha funcionado durante cinco o seis días, y sobre todo del “padre de todos los octógonos”, “el pegote” -mejor definido por alguien que en aquellas fechas compuso algún ripio en su honor-; de la chorrada que había supuesto sustituir en el mosaico unas chimeneas por un castillete, cuando la chorrada está en la propia obra y, en definitiva, se presumía de la modernidad que se había conseguido en el jardín de hormigón. En aquel monólogo, que no diálogo, tuve que rendirme ante la evidencia porque es que nosotros nos dedicamos a escribir bien o mal pero no a diseñar y a construir, aunque a lo mejor en ciertas ocasiones lo haríamos mejor que ellos. Y no les quepa ni la menor duda que ésta hubiera sido una de esas ocasiones.

El tiempo ha pasado y ha cambiado repentinamente. Desde el primero de noviembre llueve sin parar. Al mediodía de este pasado sábado paseaba por allí y pude comprobar como ni tan solo un árbol podía drenar una mínima parte del agua que estaba cayendo. La consecuencia era que discurría por las regatas interarbóreas, de una a otro, hasta llegar a algún rebosadero, a la calle o, lo que es peor, hasta formar grandes lagunas como la que se formó entre el Kiosco y la cabecera del puente que va al Instituto, que llegó a superar la superficie del propio estanque. Muchos de los que hoy me estén leyendo lo habrán comprobado personalmente, no les miento.

Cada vez tenemos más hormigón y menos verde. Los árboles no respiran, la hierba no crece. Cuando era de prever que la remodelación que se efectuó mejorase el lugar, ha sido completamente al contrario y han conseguido sacar de quicio a la mayoría de la población, y me consta (no es una licencia gratuita). Aún están a tiempo de rectificar. Escuchen el clamor popular y háganlo de una vez. Devuélvannos nuestro parque.

sábado, 7 de noviembre de 2009

QUEMAR DESPUÉS DE QUEMAR

Estoy seguro de que la salvación de mi alma no ha de depender de la decisión que tome acerca de cómo sepeliarme, quiero decir de la forma en que decida que mis deudos deban de hacer mis pompas fúnebres. Porque es que gilipolleces se oyen todos los días, pero que vengan de un Obispo ya es otro cantar. Mire Don Raúl: imagínese usted que soy trasplantado, que no es el caso. De hígado, páncreas, riñón y pilila, porque ya puestos… Que estuve mucho tiempo verdaderamente jodido en espera de tener los órganos apropiados. Yo, que soy creyente, si tengo que resucitar en carne, como usted dice y, además, lo tengo que hacer con mis antiguas piezas, le aseguro que me incinero, aunque no resucite. Porque si no ye así, el amigu que me lo donó ¿va a resucitar con lo mío?, ¿o sin ná dentro?. Que va don Raúl, usté no lo pensó bien cuando dijo eso el otru día. Con eses teorías suyes o de los sus jefes no me extraña que los probes no saquen ná cuando van a pedir a la puerta de la Iglesia. Y después quéjense de que cada vez hay menos feligreses. Pero, ¿Cómo va a habelos si cada vez yos ponen más impedimentos pa poder resucitar?

Resulta que ahora para poder hacerlo como manda el Nuevo Catecismo hay que enterrarse. Inhumarse, es decir sin humo, o con el humo por dentro. Cómo se vé que usté no fuma don Raúl. ¿No ve que los que fumamos vamos a empapizanos con tanta inhumación? Otra cosa, a ver como arregla el problema de los que la palmen en un incendio y queden carbonizaos, como aquél que quedó casi como una colilla y cuando llegó el juez no había cadáver que levantar, y dijo: “que no sople nadie hasta que llegue el forense”; a esos que tienen la suerte de ahorrar la mitá del sepelio -que por otru lao cuesta un güevu-, a esos ¿qué yos pasa?, ¿que no van a resucitar? Hombre, no joda don Raúl, lo suyo ye discriminación mortuoria. Vamos a ver, si yo no quiero ser alimento de los gusanos y dejayos a los mis fíos la carga de ir a limpiar el nichu y poneme flores el primeru de noviembre que, dicho sea de paso, llueve la hostia (disculpas a don Raúl y al mi amigu Falo), si yo no quiero eso, ¿por qué no voy a poder decidir que ye lo que quiero hacer con el mi body? ¿Qué pasa, que ningún vikingo va a resucitar?, ¿y los indios tampoco?, los dos; ¿los de el Mahatma y los de Toro Sentado? Pues va a ser un aburrimiento el “más allá” sin indias ni vikingas… Pa eso los musulmanes que tienen el cielo lleno de elles esperándolos pa haceyos la comida, los pies y muches otres coses. ¿Voy a ir al infierno por eso?, ¿pa quemame otra vez? Parezme una tontería, la verdad. Déjeme resucitar don Raúl, por Dios y lo pido.

Ilustrísimo y Reverendísimo señor Berzosa, con todos mis respetos y ya fuera de chanzas, creemos que se ha pasado usted varios pueblos al haber hecho esas afirmaciones. Porque como dicen los libros sagrados “polvo somos y en polvo nos convertiremos”, y no vea su Ilma. doble intención en este aserto. Al margen de lo que digan dichos libros, que no son más que eso, papel o pergamino, lo que importa es que los tiempos cambian y las gentes mudan en sus principios y en sus valores. Los que piensan, o pensamos, que es mejor incinerarse, por las razones que sean, tenemos la libertad, el libre albedrío que dicen ustedes, de hacerlo así, de inhumarnos o de que nos arrojen al Ganges o al Nalón (si el SEPRONA lo permitiera). Por otro lado, don Raúl, esos mensajes ya no se los cree nadie. Si no, vea a los curas asturianos, sus empleados, lo que han dicho a este mismo periódico: “lo que resucita es el alma”, aunque tampoco muchos se lo crean. En definitiva Reverendísimo, al igual que a su colega el arzobispo Tomasi hace muy pocas fechas Duke y quien suscribe les decimos que, en ocasiones, están ustedes mejor calladitos.

TERCIOPELO AZUL


Paseaba con Duke por zona rural, a castañes, y revolviendo entre orizos y hojas, me encuentro una oreja. Como lo oyen, más bien como leen, una oreja que, en algún momento, había sido de alguien y que ahora tenía vida propia, yo diría muerte propia, independiente de la vida o la muerte de su dueño. Digo dueño porque no tenía agujero. Tampoco tenía lápiz, luego, aparentemente, tampoco podía pertenecer a un carpintero. La envolví en mi pañuelo y regresé a los pueblos por los que acababa de pasar donde pregunté a las gentes si reconocían aquel apéndice auricular. Nadie mostró interés alguno por la oreja amputada y perdida, quizás fuera porque todos tenían las suyas en su lugar. ¿Y qué hago yo con esto?, me pregunté. Yo tengo las mías. Pero, de alguna forma, no me podía desprender de ella, ni siquiera dejarla donde la había encontrado, porque algo me decía que aquella oreja había sido receptora de secretos importantes, había oído secretos inconfesables, o escuchado músicas celestiales o relatos maravillosos. De pronto aquella oreja se convirtió en el asunto más importante de mi existencia. La examiné por todos lados y de todas las formas. Su morfología me indicaba que era oreja izquierda, pero estaba claro que no podía ser la de Van Gogh. No me interesaba desde el punto de vista forense sino desde el sociológico. Anhelaba más saber qué es lo que había oído y sabía, que la identidad de su propietario. Sin embargo, ineludiblemente, la primera cuestión nos llevaría a la segunda, o al revés. Me planteé dos alternativas. La primera era dar por supuesto que lo había oído absolutamente todo, que estaba repleta de sonidos e información como un disco duro lleno y no reutilizable, en cuyo caso su dueño hubiera optado por prescindir de ella y procurarse una nueva, y virgen. La segunda alternativa consistía en que a su portador no le gustase lo que por ella escuchaba y habría decidido cambiarla, como quien cambia de emisora de radio o de televisión. Instintivamente, mientras debatía con Duke estas cuestiones, me la puse sobre la mía. Solamente se oían interferencias. La deposité en un paño de terciopelo azul y seguí pensando. Volví a probar, pero en esta ocasión la coloqué sobre mi oreja izquierda, donde realmente debería de ir si hubiera sido mía.

Claramente se oían voces anónimas, de todo tipo. De hombres y mujeres, viejos y jóvenes. Voces que pedían, otras se lamentaban, algunas rogaban, pero todas clamaban por algo que aparentemente se les debía y llevaban tiempo sin obtener. Eran todas voces reivindicativas, angustiadas y llenas de premura. Desconcertado, volví a depositar la oreja con toda su información encima del paño. Faltó poco para volverme loco. Por fin sabía qué es lo que aquella oreja había oído, pero dudaba de si aquello había sido realmente escuchado con una mínima atención. Esta conclusión me llevó a pensar y a hacer una investigación introspectiva acerca de la titularidad del miembro auditivo. No tardé en darme cuenta de que aquello pertenecía a la clase política, a toda. A quién si no podrían ir dirigidas tantas demandas urgentes de justicia, de solidaridad, de equidad… ¿Quién tenía competencia para acallar aquellos lamentos anónimos? ¿Ante quién o quiénes clama el pueblo?

Ante este clamor en el desierto, dudaba si merecía la pena devolverla porque, al fin y al cabo, no les habría de servir de nada. Volverían a dejarla abandonada en cualquier sitio sin temor a que alguien como yo volviera a encontrarla y a desentrañar su preocupante contenido. Así es que decidí conservarla envuelta en aquel paño de terciopelo. De vez en cuando la saco de allí y la escucho con atención. Luego les cuento a ustedes lo que me cuenta y voy descubriendo. De todas formas la tengo a disposición de sus dueños por si, al fin, se deciden a utilizarla.

P.D.: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

TALENTO


Hubo un tiempo en este país en que los problemas sociales, económicos y políticos se solucionaban a base de talante. Al menos eso decía el presidente. El talante era, según él, bueno para todo como el ajo y el perejil. Una salsa que valía para cualquier plato fuera carne o pescado, verdura, sopa o fritura. Aplicando un poco de talante nuestra democracia era plato de gourmet. No hace más de dos años, cuando sobre el mundo occidental se cernía la sombra de una crisis, se decía que éramos una de las economías más avanzadas y que incluso habíamos sobrepasado a los trasalpinos. Poco después se dijo que lo nuestro no era una crisis sino una desaceleración económica y que estábamos mejor preparados que nadie para superarla. Tanto proclamar “que viene el lobo” y al final el lobo terminó por venir y devorar todo lo que se le puso por delante. Devoró hasta el talante y, a día de hoy, mucho nos tememos que esa virtud no nos sirva absolutamente para nada.

Dicen que hace poco el Presidente se encontró con Jaimito y le dijo “hombre, así que tu eres el de los cuentos”, y éste le respondió “No señor Presidente, yo soy el de los chistes, el de los cuentos es usted”. No le faltaba razón a Jaimito que había visto aquella “Casita de caramelo” en la que don José Luis soñaba que vivíamos los españoles; que también había observado cómo los chambelanes nos hacían debatir sobre los “miembros y las miembras” -por cierto mi corrector acaba de subrayar esta palabra en rojo, ni Microsoft Word la reconoce-; cómo había propuesto ante Naciones Unidas algo que llamó Alianza de Civilizaciones, un invento más que, como todos, quedó en nada y, en definitiva, cómo una de las princesas de sus cuentos llegó a decir : “…les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento de dimensión histórica que se producirá en nuestro planeta. La coincidencia en breve de dos liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico: la presidencia de Obama en Estados Unidos y la presidencia de Zapatero en la Unión Europea en tan solo unos meses.” (sic). Duke y yo, al igual que Jaimito, estamos convencidos de que esta confluencia intergaláctica, o algo así como que Marte está pasando por la vertical de Saturno que, a su vez, tiene ascendencia en Plutón, va a suponer un acontecimiento de tal magnitud que nos acordaremos de la Pajín “per secular seculorum”. Porque si el Mister no puede gobernar España, díganme cómo puede hacerlo con la Unión Europea, tan solo dentro de dos meses y durante seis. ¿Con talante?

Pues no. Creemos que las cosas, las grandes y las pequeñas cosas, deben de hacerse con talento. Esa es la gran equivocación del Presidente, que al igual que su niña Aído, confunde las vocales. Y cuando el talante ya no le sirve de nada, porque nunca para nada le sirvió, resulta que se da cuenta que tampoco tiene lo que supone la palabra correcta. No lo tiene él y tampoco su troupe. Como consecuencia de ello este país va a la deriva, máxime si hemos de tener en cuenta que sus contrincantes y adversarios políticos están en las mismas, con el añadido de que, ahora que estamos a punto de tiempos de San Martín, les ha tocado a ellos ver destapada su corrupción y sus miserias más miserables (valga la redundancia), es decir que a todo cerdo le llega… y, al igual que los que mandan con el tema de la crisis, ellos con sus problemas internos y sus peleas fratricidas no saben qué es lo que van a hacer.

“Talento”, es lo que sobra a tantísimas personas en este país, artistas, científicos… Y “talento” es de lo que estamos escasos en cuestión sociopolítica. Porque es que, además, quienes lo tienen -que los hay- no quieren saber nada de esta historia. O no les dejan. Porque esto es cosa de los simples y de los aprovechados.

QUEREMOS QUE LA FELGUERA DURE: (Duro Felguera)


“Duro Felguera gana el 23 % más y duplica la contratación hasta septiembre”. Ese es el titular de una noticia publicada en la sección de Economía de este diario el pasado jueves. Al margen de los porcentajes de incremento de beneficios que habitualmente proporcionan a los medios tanto este tipo de grandes empresas como los primeros bancos del país, beneficios de escándalo –dicho sea de paso- si tenemos en cuenta la situación crítica por la que pasamos, al margen de esto, lo que nos llama poderosamente la atención es el hecho de que informen de que mantienen un record de cartera de trabajo, que han duplicado la contratación, que la exportación creció y que también han mejorado sus márgenes.

Desde el día 16 de este mes (LNE Cuencas: “No se irán”), coincidiendo con el anuncio del ERE de D.F. en este diario, he recibido mensajes de alguno de los lectores que me siguen, de los que voy a transcribir algún pasaje, omitiendo el nombre del remitente porque creo que no es apropiado en esta columna. Ellos se reconocerán y, vaya por delante, mis disculpas por la omisión que considero justificada:

“…un ERE afecta siempre a un número determinado de empleados, solo se dice que se van al desempleo tantos de cuantos, pero esas listas hay que hacerlas, hay que ponerles nombre y apellidos a los que se “echan”, todos tiene un D.N.I., todos tienen una esposa, o una madre, hijos, hermanos, etc. que además de tener que compartir las inminentes precariedades, se preguntan ¿hijo, porque a ti? ó ¿padre por qué sobras tu?...”.
“Cuando lo digan en la Bolsa, nadie sabrá que eso fue algo que estuvo 150 años en un pueblu. Solo nosotros, los felguerinos, nos acordaremos, pero con la exusa de la crisis el Gobierno los va a dejar facer lo que quieran, asina que a tomar por el…”.
“ …lo que significa que, una vez más, los trabajadores van a sufrir el afán, irresponsable y siempre en provecho propio, de quienes manejan los dineros de todos. En este sentido, sólo cabe desear toda suerte a estas iniciativas, de modo que con ellas se consiga ir amortiguando la pérdida de tejido social que venimos padeciendo desde hace tiempo…”.
“Por favor, organicemonos como sea, la empresa Duro Felguera no puede irse de Langreo, tal como se dice, es parte de la historia de nuestro municipio, parte de la historia de mi familia está allí, cuenten conmigo.”..
“No ye que me desagrade el nombre de Turiellos, pero los que nacimos en La Felguera, dormimos acunaos por los ronquidos de los altos hornos, aprendimos historia y filosofía en los chigres, charrando con nuestros paisanos. Queremos que La Felguera dure: Duro Felguera.”.
“Qué tristeza más grande! Y a la vez qué rabia! Nos cierran Langreo y asistimos a ello como en las butacas de un cine, resignados a ver desaparecer en humo los esfuerzos, el trabajo y la lucha de generaciones de langreanos… Esto me recuerda aquello que se atribuye a Bertol Brecht de que “vinieron a buscar a los judíos y yo no hice nada porque no era judío; vinieron a buscar a los comunistas y tampoco hice nada porque no era comunista…, y cuando vinieron a buscarme a mí, ya no quedaba nadie que me defendiera...” Parece que esa es la historia de Langreo, fueron cerrando pozos y factorías, la gente aceptó las prejubilaciones como una bendición y todos se fueron yendo. Y ya no queda nadie que pueda salvar lo que queda.”.

Ustedes podrán sacar sus propias conclusiones. Y yo me pregunto, si tienen más cartera de trabajo que la que nunca han tenido, ¿por qué un ERE en Felguera Melt?, ¿qué nos ocultan los dirigentes de D.F.?, ¿a quién pretenden engañar?, y ¿por qué se quieren marchar de aquí? No, no se irán.

ESTOY EN EL RECON


Veintiocho años llevo sin perderme ni una sola ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Evidentemente por la tele. Aunque lo cierto es que me gustaría presenciar en directo ese magnífico acontecimiento que hace que nuestra tierra sea conocida a lo largo y ancho del orbe. Aún hay algunos que no conocen a Duke y de esta forma aprovecharía para presentarlo en sociedad. Me fascina ese protocolo. Salida del hotel, llegada al Campoamor, poses para la foto, saludas a las autoridades, acto de entrega en sí, himno de Asturias y hasta el año que viene. Todo cronometrado al segundo y con puntualidad británica. Con esto de los premios me ocurre lo mismo que con el Festival de Eurovisión, siempre lo veo. La verdad es que me da igual quien cante por Spain y si las canciones merecen o no la pena, que casi nunca la merecen. Pero lo de las votaciones me chifla, eso de yunaitekindon chú points, ruayón uní dé puá, me pone. Al final siempre ocurre lo mismo, es decir Spain saca quince o dieciséis puntos entre los que recauda de Andorra, Portugal y algún deudo más, y queda entre las últimas, pero es igual, me encanta el Festival, aunque no estoy muy de acuerdo con nuestros jurados que siempre dan la máxima puntuación a uno de esos países bálticos o balcánicos que siempre ganan. No, si a listos hay pocos que nos ganen, y a gilipollas menos aún.

Pero de lo que he venido a hablarles hoy es de nuestros Premios, de su grandeza, del funcionamiento perfecto del protocolo, de las sonrisas de S.M. la Reina y las complicidades de S.A.R. los Príncipes. De la cara de aburrimiento de Areces, Trevín, Gabino y compañía, los pigazos de Fraga y la adustez de Garrigues Walter. Del encanto y belleza de Ysinbayeba y nuestra María Neira, y del señorío de Margaret Chan o Norman Foster. En fin, todo lo que rodea a este acto es de un interés y una plasticidad total. Pero de todo ello, lo que más me interesa son los resúmenes que nos dan las cadenas de televisión en las noticias de las nueve, cuando ya hace más de una hora que el acto ha terminado y la gente está haciendo lo que más le gusta que es comer, beber y, sobre todo, salir en la tele. Y a eso quería referirme. Como ustedes saben casi todas las cadenas emiten sus telediarios desde el ágape que da la Fundación en el patio del antiguo Hospicio. Pues bien, ¿se han fijado que delante de las cámaras y detrás de los presentadores siempre pululan un sinfín de invitados que hablan por su móvil con no se quién? Dirán ustedes, ya está Duke otra vez con el móvil a cuestas. Pues sí, hablan o hacen que hablan porque con el barullu que hay allí poco oirán a sus presuntos interlocutores. Vean la conversación de una dama langreana :

- Puri. Hola, soy Mari, ¿qué tal?, ¿estás viendo la tele?. Pon la TPA ( ). ¿Vesme?. Espera, voy correme un poco a la izquierda. ¿Vesme ahora?, toy saludándote con la mano. Vale, no me muevo. Estoy en el Recon. Sí boba, ye que el jefe de Pepe dio-y dos invitaciones y pa no quedar mal con él vinimos, ya sabes, por compromisu. ¿El traje? No, ye el que llevé a la comunión de la neña. Si ves a los Príncipes… Ella ye toa tacones y un poco ruina, pero él ye altu y saláu…¿Qué si los ví de cerca?. No, vilos en un monitor que pusieron por aquí (imagínense la cara de Puri). Al que sí ví ye a Luis del Olmo, no creía que era tan antipáticu, fía. Dije-y que lu escuchaba to les mañanes desde haz un añu, diome les gracies y ni miró pa mí. Pues ahora cámbiome pa Federico, por presumíu. Na, del resto de los invitaos no conozco a casi nadie, pero ye to pijerío. Elles toes peripuestes dando besos o tol mundo, como si los conocieran de to la vida, y ellos paquí y pallá de una tertulia a otra. No vuelvo más. Oye, cambia pa la primera que voy pallá. Ta lueguín.

Les confieso que ese día me fijo más en las Maris y en los Pepes del móvil que en las noticias que nos dan los presentadores. Son todo un espectáculo.