sábado, 6 de marzo de 2010

DANDO LA NOTA


Si Hemingway levantara la cabeza. Si hicieran lo mismo Pablo Picasso, García Lorca, Ava Garner o nuestro coplero favorito Carlos Cano... ¿Qué será del pasodoble?, y ¿qué de Andalucía? si terminamos con la Fiesta Nacional. La propuesta llevada al parlamento catalán por Ezquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verts para prohibir las fiestas taurinas tiene como único propósito el desvincular a esa autonomía con todo aquello que huela a “español”. A los independentistas catalanes los toros se la trae al pairo, ni están a favor ni en contra -o sí- , solo persiguen lo de siempre, y se valen de esta iniciativa para conseguirlo. Lo realmente doloroso de esta boutade a la que estamos asistiendo estos días no es la pretensión de estos separatistas sino el que otros grupos con más peso en la región, como son los socialistas y los convergentes, hayan dado a sus diputados la libertad para votar en conciencia. Hacen lo de Pilatos, lavarse las manos. Y también la cara. Mucho nos tememos que es algo ya arreglado de antemano y que, al final, la cosa prosperará, se pondrán la Feria por “montilla” y los aficionados catalanes tendrán que ver a su admirado José Tomás torear en otras plazas. Y, para no perder su inveterada costumbre de dar la nota, Esperanza Aguirre da un triple salto mortal y declarará la Fiesta “Bien de Interés Cultural”, blindando Los Toros de esta forma. Sinceramente creemos que no era necesaria esa exhibición de españolidad porque dudamos que en la comunidad madrileña, y también en las demás, corran peligro las Corridas de Toros (valga la redundancia). Lo que pasa es que, tanto las decisiones de unos como las de otros, obedecen a claros intereses políticos. Son campañas de imagen y mensajes de distracción como los que de forma continuada envían los políticos a la ciudadanía. El contenido de la declaración no es la declaración en sí, sino lo que hay detrás de ella. Y en el caso que nos ocupa los catalanes buscan desmarcarse de la nación a que pertenecen, y los madrileños reafirmar la nacionalidad y la capitalidad, cosa que, en nuestra opinión, no es necesaria.

Aquí, en nuestra Patria querida, estas cosas nos las tomamos poco menos que a chirigota, quizás `porque no nos distingamos precisamente por nuestra afición a lo taurino. Vean un pasaje de una joya de la copla asturiana escrita por Ludi y versionada por el genial cantautor asturiano Jerónimo Granda: “Como soy de los toreros/más valientes de esta tierra/preparaí el botiquín/como pa en casu de guerra./Poneí árnica abundante/gases, vendes y algodón/doce botellas de sidra/y unes rajes de jamón”. Algo así debería de ser nuestra declaración de asturianía, por contra de las que antes hemos mencionado. Simplemente, tomárnoslo a cachondeo y el que quiera ir a los toros que vaya y el que no quiera ir, porque no soporta ver al animal sufriendo, que lo deje. Ahí está la libertad de las personas, en la facultad de poder elegir sin tener que estar sometidos a prohibiciones caprichosas y a arbitrariedades partidistas. Exactamente lo mismo que sucede con el tabaco, como les contaba hace unos días. Estas prohibiciones y estas disquisiciones político-sociológicas nacionales no son más que una manera de marear la perdiz y de distraer a la tropa de la cuestión que realmente importa que es arbitrar las formas para sacarnos del problema real que es el que nos duele, igual que las varas y las banderillas al morlaco. De todas formas Duke, como el otro, sigue pensando que donde esté una buena “corrida” que se quite el fútbol. Y los toros.

Imágenes obtenidas de Google

No hay comentarios:

Publicar un comentario