jueves, 4 de febrero de 2010

CORTINA DE HUMO


Lo de estos señores que nos gobiernan cada vez nos parece más grave. No han visto venir la crisis que, cuando ya estaba encima, la llamaron desaceleración; después dijeron que nuestro país era el mejor preparado en la Unión Europea para combatirla; más tarde que comenzaríamos a salir de ella en el segundo semestre de 2009 y ahora lo cifran en el segundo de 2010. Hemos llegado a un punto en que, mientras otros países comienzan a salir a flote, España se hunde cada día un poco más hasta el punto de que Europa ya nos conceptúa como el socio molesto, el apestado, el que nadie quiere como compañero de viaje. Nos lo viene diciendo desde hace tiempo el Comisario Almunia, el Banco de España, y hasta el propio Duke lo ha dicho en alguna ocasión. Ni caso. La cuestión es que, cuando no se han enterado de nada hasta que el lobo se nos tragó, pronostican mejorías que no llegan y prometen cumplimientos que no saben si serán posibles. Y en esta empanada mental que les embarga, resulta que ahora saben que, a largo plazo, la descompensación de la población trabajadora que cotiza con la jubilada que cobra su pensión será tal que no habrá manteca para todos, de forma que toca trabajar y cotizar unos años más. Listos que son ellos.

Duke se pregunta si han pensado en qué tasa de paro estaremos en 2013 cuando empiecen a aplicar esa medida porque, tal y como vamos, seguro que habremos superado los cinco millones de desempleados. En esa eventual coyuntura, si se posterga la edad de jubilación el acceso de los jóvenes y de los desempleados a un puesto de trabajo será aún más difícil que ahora, que no es poco. Se han olvidado del modelo alemán que preconizaban hace meses y, ante la bronca de la UE y el descrédito mundial, sacan de la chistera esta brillante idea para que la tropa tenga de qué hablar durante un tiempo. Eso sí, por el contrario afirmaron y afirman que la salud de la seguridad social es total y, en consecuencia, garantizan las pensiones del futuro. ¿En qué quedamos?

No nos creemos absolutamente nada de lo que dice este gobierno. Es más, hasta dudamos que ellos mismos se crean lo que dicen, pronostican y prometen. De forma que, cuando el barco está a la deriva y toda en Europa nos señala con el dedo, no está de más enviar algún mensaje de distracción que derive la atención de la ciudadanía hacia el futuro, cuando lo acuciante es el presente. Ciertamente una cortina de humo de este calado distrae las preocupaciones y hace mirar hacía otro lado, de tal manera que los españoles no veamos que, entre la incapacidad e ineptitud de unos, el pasotismo de otros y la quietud de todos, vamos camino al desastre, si no hemos llegado ya a él. Mientras tanto en de la sonrisa complaciente y cejas puntiagudas, está desaparecido en combate. Como diría el tristemente desaparecido Sabino Fernández Campo, “ni está, ni se le espera”. Ahora que preside la UE y va a solucionar sus problemas, a España que le den. Bruselas primero, Etiopía después, nuevamente Bruselas, Washington… y Pola del Tordillo. Está en todos los sitios menos donde tiene que estar, como pueda ser en Barcelona para asistir a los funerales del soldado hispano-colombiano muerto en Afganistán en acción de guerra -no nos confundamos-, por ejemplo.

Las recientes palabras del ex presidente Aznar “nunca nadie ha hecho tanto daño a este país en tan poco tiempo” pueden resultar premonitorias. La historia lo dirá. De todas formas, vamos camino de que se vean confirmadas sin que pase mucho tiempo. Así es que, ante la incierta o nula posibilidad de una reedición de aquellos Pactos de la Moncloa, se ve necesario que la ciudadanía se manifieste en las urnas ya, no sea que esa confluencia astral que profetizaba Doña Leire vaya a provocar un cataclismo de grandes dimensiones que nos mande a todos a tomar por saco.

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