Los que saben algo de economía dicen que si nuestra selección vence hoy y se hace con la Jules Rimet el P.I.B. crecerá hasta en siete décimas. Sin embargo si perdemos puede caer en tres. Es algo que tienen contrastado con la última final entre franceses y trasalpinos porque los primeros llegaron a perder seis décimas y los campeones crecieron en cinco. Fíjense ustedes lo que trajo consigo el cabezazo de Zidane a Matterazzi. Pues nuestros chicos tendrán que atarse bien los machos e ir pensando que en sus botas está el futuro de nuestra economía. Y para comprobar que manejen bien la técnica, la táctica y la estrategia tendrán a alguien más que a su buen entrenador, a un refuerzo que les vigilará desde el Palacio de la Moncloa, que controlará sus evoluciones y que, desde la lejanía, les estará recordando con su etérea presencia que su propio culo depende de ellos. Así es que, si ganamos, escucharemos cosas como estas: “El juego de la Roja no es más que la manifestación práctica de la pujanza de nuestro país en el entorno de los países de Occidente”, o “Nuestra victoria demuestra que el mundo ha de contar con España” …, y poco menos que se apropiará del triunfo justificándolo en el hecho de su presencia en el gobierno.
Si ganamos se acabará la crisis. Al menos durante unos cuantos días. Las teles, las radios y los periódicos no hablarán de otra cosa, como llevan haciendo desde el pasado miércoles. Los políticos podrán descansar unos días. Aunque, bien pensado, nos extrañaría mucho que los que nos representan estén callados ante una oportunidad única como esta. Sin duda aprovecharán para coger su parte del botín y, a su vez, reclamar su pequeña o gran contribución en la gloria alcanzada por nuestro entorchado. ¿Y qué decir de los catalanes? El hecho de que la base de nuestra selección esté formada por siete jugadores del Barcelona ya les ha puesto cachondos. De manera que reivindicarán el triunfo como el del País Catalá, como autodefinen a su autonomía. Ya lo están haciendo.
Pero no duden que, si ganamos, el triunfo será debido al esfuerzo y el trabajo serio y bien programado de un equipo humano a lo largo de estos últimos años. A la honestidad y la profesionalidad del “hombre tranquilo” que ha recogido el testigo de su cascarrabias antecesor y ha sabido dar continuidad, mejorar y dar un sello de calidad y excelencia al juego practicado por veintitrés excepcionales futbolistas que se han dejado la piel en el campo en estos siete partidos surafricanos: Del Bosque, sus ayudantes y veintitrés jugadores de leyenda. La Selección Española. Si ganamos, nada habrá tenido que ver el superpulpo Paul, ni el Gobierno socialista, ni la Oposicición popular; ni que los jugadores sean de Sevilla, de Tarrasa o de Tuilla. El triunfo será de España entera, sin políticos ni nacionalismos. Y si perdemos… Eso no pasa por nuestra imaginación. ¡A por ellos!
Imágenes Obtenidas de Google
Si ganamos se acabará la crisis. Al menos durante unos cuantos días. Las teles, las radios y los periódicos no hablarán de otra cosa, como llevan haciendo desde el pasado miércoles. Los políticos podrán descansar unos días. Aunque, bien pensado, nos extrañaría mucho que los que nos representan estén callados ante una oportunidad única como esta. Sin duda aprovecharán para coger su parte del botín y, a su vez, reclamar su pequeña o gran contribución en la gloria alcanzada por nuestro entorchado. ¿Y qué decir de los catalanes? El hecho de que la base de nuestra selección esté formada por siete jugadores del Barcelona ya les ha puesto cachondos. De manera que reivindicarán el triunfo como el del País Catalá, como autodefinen a su autonomía. Ya lo están haciendo.
Pero no duden que, si ganamos, el triunfo será debido al esfuerzo y el trabajo serio y bien programado de un equipo humano a lo largo de estos últimos años. A la honestidad y la profesionalidad del “hombre tranquilo” que ha recogido el testigo de su cascarrabias antecesor y ha sabido dar continuidad, mejorar y dar un sello de calidad y excelencia al juego practicado por veintitrés excepcionales futbolistas que se han dejado la piel en el campo en estos siete partidos surafricanos: Del Bosque, sus ayudantes y veintitrés jugadores de leyenda. La Selección Española. Si ganamos, nada habrá tenido que ver el superpulpo Paul, ni el Gobierno socialista, ni la Oposicición popular; ni que los jugadores sean de Sevilla, de Tarrasa o de Tuilla. El triunfo será de España entera, sin políticos ni nacionalismos. Y si perdemos… Eso no pasa por nuestra imaginación. ¡A por ellos!
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