La verdad es que uno se entera de las cosas que pasan por los periódicos. Al menos yo así funciono, porque como no estoy en todos lados, no soy ubícuo, por algún medio me tengo que enterar. Si me los quitan no me entero de nada. Además, ¿cómo iban ustedes a saber la cantidad de tonterías que se le ocurren a Duke, y a mí -por qué no decirlo- si no fuera por La Nueva España? Pues eso. ¿Cómo si no iba a saber que el señor Areces (Presidente de esto) ha apelado a la inteligencia para superar la crisis? Pues, según parece, eso ha dicho, a no ser que la gente de este periódico lo haya soñado. Mira tú que nos han dado que pensar esas manifestaciones presidenciales. Y tras ello, hemos llegado a una conclusión muy sencilla: Don Tini se cree que los asturianos somos tontos.
Lo cierto es que desconozco a qué inteligencia se refiere. Si lo hace a la suya, está bien ese reconocimiento de no haberla utilizado durante tantos años. Como ahora estamos jodidos es hora de utilizarla, como si fuera la célebre navaja de McGyver. La inteligencia solo está para usarla en casos de apuro, como este por el que pasamos. Mientras tanto, que salga el sol por Antequera, o por Pola del Tordillo. ¡Qué más da! Pero, ojo, si ha pensado en la inteligencia de los asturianos la cosa ya adquiere una mayor gravedad. No se puede tildar de imbéciles a más de un millón de ciudadanos y quedarse tan pancho. Porque los asturianos no son imbéciles, aunque haberlos haylos. Si acaso, solo un poco confiados. Sí, confiados en que los políticos a quienes eligen a través de las urnas apliquen todo su esfuerzo y conocimientos en la gestión pública y en aras de la prosperidad de su pueblo y confiados en que, al menos, no se les cuenten milongas y se les engañe como al de la estampita.
Y eso de “conducir el déficit público a una senda de estabilidad y que la economía funcione” nos suena de algo. Nos suena a frase prefabricada e inextricable, de esas que tanto manejan los políticos y que ni ellos mismos saben lo que significan. Soltar una frase de esas, fumarse un puro y dejar al respetable rendido ante la evidencia, eso es lo que hacen. Hay que joderse. Si el señor Areces aplicase un poco de esa inteligencia a la que apela se percataría que es el déficit público el que actualmente conduce y desestabiliza la economía. Y eso significa que se gasta más de lo que se ingresa, y supone que debe de gastarse menos. Eso es ser inteligente y para ello no hace falta saber resolver la integral de Riemann ni descifrar a James Joyce. Sin embargo no es la solución ingresar más para gastar aún más de lo que antes se gastaba, incluyendo en esos gastos ciertos viajes a ciertos países exóticos acompañado de un séquito de ciertos caras y paniaguados que aprovechan para tomarse unas vacaciones a cuerpo de rey bajo el pretexto de ir a buscar inversión o colocar nuestros productos, o la música en Pravia. A eso no se le llama ser inteligentes. Duke le llama ser listos. A lo mejor el presidente se refería a eso.
Imágenes obtenidas de Google
Lo cierto es que desconozco a qué inteligencia se refiere. Si lo hace a la suya, está bien ese reconocimiento de no haberla utilizado durante tantos años. Como ahora estamos jodidos es hora de utilizarla, como si fuera la célebre navaja de McGyver. La inteligencia solo está para usarla en casos de apuro, como este por el que pasamos. Mientras tanto, que salga el sol por Antequera, o por Pola del Tordillo. ¡Qué más da! Pero, ojo, si ha pensado en la inteligencia de los asturianos la cosa ya adquiere una mayor gravedad. No se puede tildar de imbéciles a más de un millón de ciudadanos y quedarse tan pancho. Porque los asturianos no son imbéciles, aunque haberlos haylos. Si acaso, solo un poco confiados. Sí, confiados en que los políticos a quienes eligen a través de las urnas apliquen todo su esfuerzo y conocimientos en la gestión pública y en aras de la prosperidad de su pueblo y confiados en que, al menos, no se les cuenten milongas y se les engañe como al de la estampita.
Y eso de “conducir el déficit público a una senda de estabilidad y que la economía funcione” nos suena de algo. Nos suena a frase prefabricada e inextricable, de esas que tanto manejan los políticos y que ni ellos mismos saben lo que significan. Soltar una frase de esas, fumarse un puro y dejar al respetable rendido ante la evidencia, eso es lo que hacen. Hay que joderse. Si el señor Areces aplicase un poco de esa inteligencia a la que apela se percataría que es el déficit público el que actualmente conduce y desestabiliza la economía. Y eso significa que se gasta más de lo que se ingresa, y supone que debe de gastarse menos. Eso es ser inteligente y para ello no hace falta saber resolver la integral de Riemann ni descifrar a James Joyce. Sin embargo no es la solución ingresar más para gastar aún más de lo que antes se gastaba, incluyendo en esos gastos ciertos viajes a ciertos países exóticos acompañado de un séquito de ciertos caras y paniaguados que aprovechan para tomarse unas vacaciones a cuerpo de rey bajo el pretexto de ir a buscar inversión o colocar nuestros productos, o la música en Pravia. A eso no se le llama ser inteligentes. Duke le llama ser listos. A lo mejor el presidente se refería a eso.
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