Resulta ya un poco cansino este culebrón del regreso a la política activa de Francisco Alvarez Cascos. Él, que aún no se ha manifestado al respecto, cuanto menos públicamente, se estará descojonando de risa con tantos dimes y diretes, tantas idas y vueltas y tanta literatura especulativa. Piensen ustedes por solo un momento que Pacocascos no tenga ninguna intención de ser candidato a la presidencia del Principado, que la Junta General se la traiga al pairo y que lo que realmente desee es sentarse en la bancada azul del palacio de la Carrera de San Jerónimo y esta vez en el primer asiento. Porque tal y como van las cosas, y viendo la desastrosa oposición de Don Mariano en esta legislatura de crisis, no sería extraño que para las próximas elecciones de 2012 -que, no lo duden, serán en esas fechas- el gallego no repita so pena de descalabro. Y si Rajoy no llegase a ser el próximo candidato a la Moncloa, no creemos que vaya a serlo ninguno de los que colaboraron en el desastre. A lo mejor la formación conservadora consideraría oportuno reverdecer viejos laureles.
Duke ve a Cascos agazapado, observando en silencio y con prudencia las maniobras de unos y otros. Sin decir “ni pío” y preparado para, en cualquier momento, saltar a la arena y hacer una faena digna de José Tomás aunque, como en el caso del diestro, termine revolcado y ensangrentado por los empellones de la política. De hecho ya está sufriendo algún revolcón que otro por parte de los suyos, aún sin haberse vestido de luces. Ya lo dijo el poeta Luis Rosales, “¡al suelo, que vienen los nuestros!”. Pío Cabanillas primero, y después Alfonso Guerra suscribieron la célebre y acertada frase. Y es que no hay peor cuña que la de la misma madera, ni peor enemigo que alguno de tus amigos.
Elegir un candidato para repetir resultados, para perder las elecciones, lo hace cualquiera, y también cualquiera puede resultar válido para ser el elegido y perderlas. Otra cuestión es que, entre media docena de posibles, se escoja al que mejor pueda pilotar la nave y al que realmente desee tener la marinería. A poco que se pulse la opinión de la calle se podría concluir que la gente considera a Cascos como el único de entre las filas populares capaz de ganar unas elecciones autonómicas y gobernar esta región sin sometimiento a las directrices del gobierno central, como viene ocurriendo en la mayoría de las autonomías. Otra cosa es lo que piensan los que manipulan los destinos conservadores en Asturias que temen que el eventual desembarco del Ex Secretario General suponga el fin de sus prebendas y regalías. En cualquier caso mucho nos tememos que el culebrón continuará durante algún tiempo y, mientras tanto, partidarios y detractores seguirán tirándose los trastos a la cabeza. Podían aprovechar su tiempo en cosas más productivas.
Imágenes obtenidas de Google
Duke ve a Cascos agazapado, observando en silencio y con prudencia las maniobras de unos y otros. Sin decir “ni pío” y preparado para, en cualquier momento, saltar a la arena y hacer una faena digna de José Tomás aunque, como en el caso del diestro, termine revolcado y ensangrentado por los empellones de la política. De hecho ya está sufriendo algún revolcón que otro por parte de los suyos, aún sin haberse vestido de luces. Ya lo dijo el poeta Luis Rosales, “¡al suelo, que vienen los nuestros!”. Pío Cabanillas primero, y después Alfonso Guerra suscribieron la célebre y acertada frase. Y es que no hay peor cuña que la de la misma madera, ni peor enemigo que alguno de tus amigos.
Elegir un candidato para repetir resultados, para perder las elecciones, lo hace cualquiera, y también cualquiera puede resultar válido para ser el elegido y perderlas. Otra cuestión es que, entre media docena de posibles, se escoja al que mejor pueda pilotar la nave y al que realmente desee tener la marinería. A poco que se pulse la opinión de la calle se podría concluir que la gente considera a Cascos como el único de entre las filas populares capaz de ganar unas elecciones autonómicas y gobernar esta región sin sometimiento a las directrices del gobierno central, como viene ocurriendo en la mayoría de las autonomías. Otra cosa es lo que piensan los que manipulan los destinos conservadores en Asturias que temen que el eventual desembarco del Ex Secretario General suponga el fin de sus prebendas y regalías. En cualquier caso mucho nos tememos que el culebrón continuará durante algún tiempo y, mientras tanto, partidarios y detractores seguirán tirándose los trastos a la cabeza. Podían aprovechar su tiempo en cosas más productivas.
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