Agosto de 2013.
A
estas alturas, cuando le doy a la tecla, parece que el culebrón
futbolero del verano está por resolverse como todos sabíamos que lo
iba a ser. Con el inglés ese en las filas merengues por un pastón
de la virgen. ¿Les parece normal?, para encima de lo que nos están
haciendo con lo del Peñón, sobre lo que ya les hablé el otro día.
Se habló de más de cien, de noventa y muchos, y de noventa y menos
millones de mortadelos. Da lo mismo, cualquiera que sea la cifra que
hayan acordado son cantidades obscenas las cantidades que se barajan.
Un rompecueros de esos no puede valer lo que vale Bale. Ye un pecáo,
y al pecador se le debería de poner una multa del tanto al séxtuplo
de lo que se vaya a gastar, además de una penitencia eterna “per
secula seculorum” de tantos mil padrenuestros y leer cinco veces
seguidas la última de James Joyce, y entenderlo claro. Porque es
que, sinceramente amigos -seáis merengues, colchoneros o culés, o
de casa su madre-, cuando el país está como está, con una crisis
del copón, y los equipos de esto deben cientos de millones a la
Seguridad Social y a Hacienda no se pueden hacer estas ostentaciones
de poderío y pagar más de quince mil millones de las antiguas
pesetas por un pollo del que se desconoce casi todo, que no ganó
nada con su equipo actual, que no sabemos si es carne o es pescado y
que, en definitiva, no ha demostrado que vale lo que cuesta. Ya os
vale.
Para
encima estos del Notthingam no saben cómo van a gastar les perres y
le piden al real equipo de la capital de este país que esperen para
ver a quién fichan para ultimar la operación. Hasta igual ofertan
por C. Ronaldo o por Messi, vete tú a saber. Y como son más listos
que nosotros acabarán por conseguirlo, a parte de colocarnos otro
pedrusco como los que están echando a la Bahía de Algeciras.
Fijaros que os lo digo ahora: “Bale” ye un peñazu, ningún
inglés triunfó en España, salvo Tom Jones que era galés y mineru,
como nosotros. Pero de los futbolistas, ninguno que yo sepa. La
verdad es que yo en esto estoy bastante verde, tengo que reconocerlo,
pero ¿váis decime a mí que se puén pagar eses perres por ver a un
paisano vestíu de pantalón cortu dandói patáes a un balón?
Teníen que metelos presos por muy Florentino que te llames y muy
presidente que seas de una de les mayores constructores del país. Ye
la ley de la oferta y la demanda, y con les perres d’él hará lo
que quiera, pero es una obscenidad.
Marcelino
M. González
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