martes, 15 de diciembre de 2009

"MERRY CHRISTMAS"


Manténgase fuera del alcance de los niños y asimilados. Hemos de empezar así porque, como hay ocasiones en que contamos cuentos y a la inocente infancia, y asimilados, les gustan, sería muy conveniente que esta columna no cayera en sus manos y así evitaríamos alguna que otra decepción. Pues resulta que ya ha llegado la Navidad, o ¿aún no se han dado cuenta? Hace ya más de una semana que las calles, los comercios y los hogares han sido engalanados al efecto; en Langreo se ha encendido la iluminación navideña y por algún lado ya se oyen villancicos. También ha caído algún tímido copo de nieve. Sin embargo a nosotros, que no nos desagradan estas fiestas, nos da toda la impresión que ya ha llegado hace un mes. O más. La lotería esa ya se vende desde hace cuatro o cinco -andábamos todavía en bañador-; los turrones han sustituido en las estanterías de los super a las castañas; y, sobre todo, el síntoma más flagrante es la multiescalada de ventanas y balcones por parte de esa brigada de enanos vestidos de rojo y blanco que vienen de China o Taiwán, y no precisamente de Laponia. En muchas ocasiones escalan hasta con los renos colgados a la espalda. No se lo que pensarán nuestros amigos los niños al respecto. A Duke no le gusta, desde luego. Él que tiene instinto guardián se enfurece cuando ve al “caco” a punto de entrar en una casa. Siempre a punto, un día tras otro, hasta que llega el momento de la vuelta al cole en los primeros días de enero. Y a mí, personalmente, me entran ganas de armarme con la recortada y espanzurrarlos a todos para que no vuelva a ocurrírseles la práctica del alpinismo. Con todos mis respetos.

La importación de costumbres foráneas y la progresiva pérdida de las nuestras es algo que nos enerva. Ya casi se nos ha ido el Tenorio en tiempo de difuntos y ha llegado “Jalowín”, ese horripilante remake del Carnaval; el bocadillo de chorizo se ha visto sustituido por la MaC-hamburguesa, así mismo remake de nuestro picadillo; y, en fin nuestra fiesta más hermosa, el día de Reyes, se ve preterida por Papá Nöel y su recua de enanitos trepadores. Hasta tal punto que ya se habla de quitarle el rojo en el calendario. Lo que nos faltaba, ahora el día 6 de enero todos a la escuela y a trabayar. Y ye que aquí, en los tiempos que corren, no nos dura ná. Fíjense, el arco luminoso que preside la “catedral” de Sama y que está sobre la escalinata por la que se accede a ella dice literalmente “Paz y Felicida”, sin acento en la “a”. Como lo oyen ya hemos perdido la “d”. Si creen que nos equivocamos (porque hay alguno que sí lo cree) vayan y compruébenlo. No dentro de mucho perderemos hasta la “Paz”, porque con esta crisis y estos inventos extranjeros nos está desapareciendo la Felicidad, cuando tanta falta nos hace, sobre todo en “Navidá”.

Mi blanco amigo y yo estamos estrujándonos las neuronas para ver cómo felicitamos las fiestas este año a nuestra familia y amistades. “Duke” me ha propuesto que lo haga con un tarjetón ribeteado en rojo donde diga “De hoy n’un añu”, como aquel que fue a dar un pésame a la familia de un conocido y, no ocurriéndosele nada mejor que decir, les espetó esa asturianada. Hubo otro que, ante idéntica tesitura, se acercó a un hijo del difunto y le susurró al oído “Ganamos uno cero”.

Y es que lo estamos perdiendo todo. Se nos va Duro Felguera, la “d” de la Navidad, de la Felicidad y de la Prosperidad, se nos irá la festividá de los Reyes Magos y, por desgracia, también se irá nuestro querido y admirado doctor Blanco, eminente neumólogo del Hospital Valle del Nalón, y se va triste y dolorido, afectado por el último dislate de la sanidá del Principado. Tengan ustedes “Merry Chistmas”. Mientas puedan y les dejen. Y ¡ánimo, doctor Blanco!, estamos con usted.

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