jueves, 24 de diciembre de 2009

ANÁLISIS NAVIDEÑO


Todavía no ha empezado esta historia de todos los años y ya tenemos ganas de que termine. Y es que no aporta nada de nuevo. Hace casi un mes que observamos las calles iluminadas con los arcos de otros años, oímos los villancicos de siempre, vemos las caras habituales, la lotería ha pasado de largo, para no perder la costumbre, y la salud…, la salud cada año un poco más chunga. Porque, claro, es que no nos cuidamos nada, comemos y bebemos como gochos, y ahora llega el momento de rematar la faena. En esta bendita cuenca, y también en la vecina, ya venimos entrando en materia desde hace un par de meses. Callos en Ciañu; nabos, cebollas y pimientos en San Martín; lo del cabritu en Laviana; les fabes en La Felguera y la música en Pravia. Todo rematado con frixuelos, casadielles, castañes y lo que tercie. De la bebida ya no digo ná. Sidra a pandiar; vino, qué quies que te diga y chupitos por docenes. Un amigu míu fue el otru día a un bar y pidió un kilo de vino y el bárman le dijo “el vino no se pesa, se mide”. “Entós pónme un metro”, dijo-y el burru d’él. La cuestión no se acaba en esas jornadas gastronómicas porque después vienen las comidas de empresa, las cenas de amigos, las meriendas de amigas y los desayunos de Radio Nacional. Y es que aquí lo hacemos todo a lo grande. De ser gorda que se vea, decía el otru. Hace dos días asisitía junto a veinte compañeros a un pincheo en el que pusieron comida para cincuenta, y no exagero.

Así es que esta noche, que es Nochebuena, los langostinos, el besugo y el cabritu va a comélos la madre que los parió porque ya estamos fartucos. Lo que pasa ye que después vien la mandakari y dizte: “y yo cocinando to la santa tarde pa que ahora solo tomes el caldo”, “¡venga, a cenar. Como si revientes!”. Y como donde hay patrón no manda marinero, tú a agachar les orelles y a pelar langostinos como un descosíu. Pa encima, cuando termines de cenar y das to les alabances a la cocinera, mándate comer turrón y mazapanes, y polvorones y peladilles… y beber una del Gaiteru, y cuando al final vas a la cocina pa hacer una manzanilla, espétate eso de “claro, comes como un animal y después duelte la barriga”. Y tú, con cara de estreñido, le dices “sí, cariño, no vuelvo a hacerlo. El añu que vien pónesme unes sopines de leche”. Después mándate fregar los cacharros. Tantos que no te vale ni con un bidón de Fairy. Y cuando ya estás rendíu y con ganes de ir pa la cama hay que ir a ver la tele porque esa noche ye pa disfrutála.

Pues me niego a ver la tele. Esti añu voy a la Misa del Pitu esi, y no voy a comulgar porque ya no me entra ni media hostia. Pero es que tengo que hacer examen de conciencia, de mi mala conciencia, a ver si eso vale para la analítica que tengo que hacer el día 28. Van a ponémela precisamente esi día, el de los inocentes. Probe de mí, llegaré con el colesterol, los triglicéridos y les transaminases toos desparramaos porque ya no tienen sitiu donde metése. To eso pa que después el médicu me diga que hay que cuidase y caminar una o dos hores diaries y termine deseándome Feliz añu nuevu, cuando sabe que en 2010 voy a hacer otro tanto de lo mismo y tampoco me va a tocar la lotería. ¿Pues saben qué?, ¡Felices Fiestas!, que yo marcho pa Pola del Tordillo. Voy tiráme al monte.

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