lunes, 26 de junio de 2017

BUENAS VIBRACIONES

“Buenas Vibraciones”?. Yo diría que lo hacemos para expresar una intuición positiva o la esperanza de que algo que acometemos, o va a suceder próximamente, va a ser bueno porque, de alguna manera, va a darnos sensación de binestar, dicho sea en el mas amplio sentido de la palabra. Naturalmente poco tiene que ver este enunciado con aquella famosa canción de principios de los sesenta (Good Vibrations) que coreaban “Los chicos de la playa” (Beach Boys), aunque sí tiene cierta consustancialidad con lo que hoy quiero contarles. Pero a ello me referiré más adelante.
¿A qué nos referimos cuando empleamos la frase

Desde hace ya algunos años, todos los segundos sábados del mes de mayo (en este toca el día 12) en las dependencias de los Padres Dominicos de La Felguera, por Ellos auspiciado y por Otros instigado, tiene lugar un acontecimiento único y extraordinario: Un hecho tópico, y casi siempre utópico, se convierte en realidad. Si ustedes me lo permiten les explico esta frase inexplicable Digo “tópico” porque es habitual que cuando coincidimos con personas a las que no vemos desde hace mucho tiempo expresemos mutuamente el deseo de vernos mas a menudo: “Oye, a ver si nos vemos para charlar y tomar una café”, y en relación a mi exposición, eso solemos decir todos. Y digo “utópico”, al mismo respecto, porque en el fondo, al expresar ese deseo y a pesar de él, estamos pensando que será tanto como imposible que se cumpla pues salvo, desgraciadamente, en acontecimientos extraordinarios, valga el eufemismo, no veremos a esas personas con toda seguridad porque, entre otras razones, no vivimos ni trabajamos en la misma ciudad, no participamos de las mismas aficiones ni de las mismas amistades y, en la mayoría de los casos, tenemos la mas completa ignorancia sobre su vida y la de su entorno. En muchos casos nos hemos olvidado hasta de su nombre, cuando han sido antiguos compañeros de colegio, de armas, o del Servicio Social (Nótese que también hablo de las chicas). Pues bien, díganme si no es verdad que cultivada una relación de este tipo, de la que todos tenemos ejemplos, no se convierte en placentera y reconfortante. Cuántos recuerdos y cuántas aventuras perdidas en el olvido.

¡Y cómo pasa el tiempo!:
-¿Viste a Manolín ya calvu y con barriga?. ¿Y el culo que echó Mariló, con lo buena que taba?. *

* Que naide se de por aludiu. Haylos que además ya tienen que poner les gafes de ver..

Los Dominicos se convertirá ese día (recuerden: próximo sábado, 12 de mayo), en la exaltación de la intemporalidad, entendida ésta como una navegación por el tiempo sin movernos del espacio, casi igual que Internet, pero en pobre, como diría Gila. Gran parte de las conversaciones de este día girarán, no entorno a la actualidad política, social o deportiva de ahora, sino a las de hace décadas, cuando éramos niños o chavales cargados de inocencia e ilusiones. Y es aquí donde me toca volver al principio cuando hablaba de los Beach Boys. Como Los Chicos de la playa, de The Mamas & The Papas y Simon & Gartfunkel; o Mary Trini, Cecilia y Nino Bravo, o Los Brincos, Los Bravos y Los Pekeniques, o tantos otros. ¿No les suena esto a Güateque?. Toda esta gente es mi recurrencia y la de nuestra juventud, de nuestras ilusiones y desdichas, de nuestros amores y fracasos. La memoria me trae la música y ésta me suscita los recuerdos. ¿Y a quién no?. Magia solo existe en el pasado.
Hoy que somos cincuentones es una delicia que, al menos una vez al año, volvamos al güateque de entones, a nuestra juventud y hablemos de ellos; que entre los presentes busquemos el misterio de las relaciones imprecisas siempre deseadas y nunca mantenidas, la incógnita del “¿por qué?” en aquella ocasión me dijiste esto, o no hiciste lo otro; y los amores inconfesables e inconfesados.
“ -¡Qué guapa eras!. -¿Sabes que estuve enamorada de ti durante mucho tiempo!. -¡Cuánto me hiciste sufrir con aquel tío del Lacós verde!.”
Cuanto menos, todo esto me hará volver a esta celebración. Y como siempre fue muy hermosa, o al menos así me lo dice la memoria, no veo el tiempo que falta para que llegue. En mi mente tengo una canción, siempre hay alguna que es recurrente cuando escribo (lo llamo literatura musical, permítanme mi habitual egolicencia), que en esta ocasión es “California Girls” de los mismos que me sugieren el título y que me llevan a tiempos pasados que fueron, o no, mejores. En cualquier caso, las chicas siempre estuvieron, y están, presentes y siempre fueron las mas importantes.
Y los que allí estarán pertenecen a todos los estratos de nuestra sociedad. Haylos galgos y podencos. Mas y menos ilustrados. Hipotecados, acomodados y subvencionados. Padres, hijos, nietos y cuñaos... ¡De to, oiga!.

Un año más he de volver. Y ya, cuando escribo estas letras, tengo “Buenas Vibraciones”. Presiento que van a ser, como en años anteriores, unos momentos novedosos, instantes insospechados y vibrantes (valga la reiteración), alegres y sorprendentes, y, en definitiva, inolvidables. Nada que se parezca al “Deja vu” o “Esta experiencia la he vivido con anterioridad”. Y a modo de ilustración, porque no voy a contarles más, les diré que esi día “Orbayen Estrelles”, y eses estrelles no formen parte de la Vía Láctea sino que son, y ta claro, estrelles locales (Pepu, Puri, Paco, Pili ...., y Ana, Frany, Los Manolinos y un servidor que, humildemente, cantamos de vez en cuando, pero bien y por el libru). Habrá de todo. Y todo será documentado y, por tanto, recordado.

Duke me sugiere que proponga a esos “instigadores” que mencioné que promuevan para próximas ediciones la confección de un boletín, a modo de portfolio (habitual por estos lares), para que los presentes y ausentes en el evento manifiesten lo que a su derecho e imaginación convenga.

Desde estas páginas quiero transmitirles mis “Buenas vibraciones”.. Vuelvan a su juventud y acudan “Libres, como el viento”. Allí les veré.
Marcelino M. González



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