sábado, 31 de enero de 2015

DIOS PROVEERÁ



Lada necesita un párroco

Hace muy pocos días, con motivo de mi presencia en el tanatorio, me encontré en la capilla ardiente de la fallecida con un sacerdote que había estado destinado en esta zona y que ahora lo está en el occidente asturiano. Cuando llegué a la sala él mismo se presentó y entablamos una conversación que duró tan sólo diez minutos. Me dijo que, en su destino, se ocupaba de nueve parroquias, creo recordar. Y no me extrañó porque conozco un caso muy allegado a mi familia en que el cura en cuestión se ocupa de seis. De manera que, como dije en su día con motivo de la visita a Lada del Obispo Auxiliar, no hay tropa religiosa en la región como para ocuparse de todas y cada una de las necesidades parroquiales de Asturias. Y doy por sentado  que, al igual que en nuestra región, lo mismo sucede en el resto del país y, si me apuran, en el de todos los de religión católica. Hasta aquí todo lógico y comprensible, y así creo que lo entienden los feligreses de Lada que es el pueblo que aquí y ahora nos atañe. Es algo que viene ocurriendo hace años y que se agravará a medida que pasen algunos más merced al envejecimiento de quienes han tenido y ejercen esa vocación.
Y en este estado de cosas y con esa previsión nos preguntamos si la curia se ha planteado en serio el por qué de la ausencia de vocaciones religiosas. En el olvido quedan aquellos tiempos de penuria económica en que mantener una familia con hijos suponía destinar a uno al ejército y a otro al servicio de Dios, mientras el resto se ocupaban de trabajar las pocas tierras que había. Tú para cura, tú a pegar tiros y vosotros a arrimar el hombro. Todo ello ha dado lugar a que muchos de los que en su día tomaron los hábitos los abandonaran cuando encontraron otros trabajos y, además, se casaran y formaran una familia. Todos conocemos más de un caso. De manera que hoy nadie quiere hipotecar su futuro pasando por ciertas normas, yo diría que trasnochadas, que le impiden ejercer una vocación porque han adoptado el voto de castidad y, como dije en su momento, asumido la norma católica que impide tomar los hábitos sacerdotales a la mujer. Desconozco si la Iglesia Anglicana, por ejemplo, tiene este problema de vocaciones, pero sí es cierto que no lo tiene en cuanto a esas añejas normas a que nos hemos referido.
Se que no hay soluciones para el problema de Lada, como no las hay para el de cientos de parroquias de Asturias, y que un arreglo cada vez está más lejano. Pero también se que el principio de una solución para el futuro pasaría por una profunda reforma y modernización de todos los estamentos religiosos. De arriba abajo. Y me gustaría que en su escrito de los jueves en este periódico el Arzobispo, Sanz Montes, nos diera una explicación. Y sobre todo, alguna esperanza. Pregúntele al Jefe, Reverendísimo. Al de arriba que todo lo puede. En cualquier caso, desde mi humilde columna, reivindico con toda mis fuerzas y energía, “UN PÁRROCO PARA MI PUEBLO, LADA”. Búsquenlo, invéntenlo, fabríquenlo o vayan cambiando las normas. A ver, si no, quien va a inaugurar la temporada de aguas este año en La Fuente del Güevu. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario