La impaciencia de la vecindad
Duke entiende y comparte las inquietudes
religiosas de los ladenses. Desde el fallecimiento de Don Luis, a finales del
pasado mes de octubre, vienen reivindicando que el arzobispado provea esa plaza
que ha quedado vacante, cuando habían observado que la deriva de la falta de su
párroco durante cincuenta y un años se estaba convirtiendo en algo con visos de
continuidad y no precisamente en una situación de interinidad. Se llegó a
anunciar que la parroquia quedaría a cargo del de La Felguera con consecuencias
nada deseables como la supresión de algunos oficios o el cambio de la
celebración de los funerales, que Don Luis hacía de lunes. Pues precisamente
con motivo de la celebración de dos aniversarios, vino a Lada el pasado sábado
el obispo auxiliar que, al tiempo que dijo la misa, mantuvo una reunión
posterior con gatos y gatas para dar una satisfacción verbal a las legítimas
reclamaciones de los preocupados vecinos. Y la explicación fue así de simple.
“No tenemos curas”. Y así de contundente. Algo que también entendemos y con lo
que ya contábamos, creo que al igual que la mayoría de los ladenses. Si nace un
religioso mientras mueren o se retiran tres, y las parroquias siguen siendo las
mismas, ¿cómo soluciona el arzobispo este desarreglo? La verdad es que el INEM
no provee de personal para este oficio.
Con lo cual Don José Antonio Menéndez sólo
vino a Lada a celebrar una misa como cualquier otra y a salir en la foto de La
Nueva España. Porque es que ante esa reclamación no ha lugar al recurso, ni
siquiera al pataleo y la manifestación. Hay lo que hay. Esto es que “no hay”.
Y, como decimos aquí, “ónde no hay non se pué sacar”. Duke ponse malu cuando ve
tantos purpurados, curas y demás asimilados en la Plaza de San Pedro de Roma y
resulta que en Lada estamos a dos veles, esto es a dos curas (los de La
Felguera) que sólo vienen lo justo y obligado pero que no conocen a la
feligresía. No pueden tomar un café ni pasear con los vecinos. No están siempre
que se les necesite, como pueda ser asistir a un enfermo, dar el último adiós o
la bienvenida a quienes se van y a los pocos que llegan, o unir a los que se
aman. ¿O estas cosas ya dejaron de ser sacramentos? Duke aporta una idea a Su
Santidad, el Papa Paco, Él que es tan campechano y comprensivo: “Deje que las
mujeres sean curas”. Ya que parroquia es femenino…
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