martes, 22 de julio de 2014

UNA PICA EN FLALDES



La última palabra

Abeja: “Insecto himenóptero, de unos quince milímetros de largo, de color pardo negruzco y con vello rojizo. Vive en colonias, cada una de las cuales consta de una sola hembra fecunda, muchos machos y numerosísimas hembras estériles; habita en los huecos de los árboles o de las peñas, o en las colmenas que el hombre le prepara, y produce la cera y la miel”. Ahora que se están produciendo en Asturias innumerables casos de ataques a personas y animales de estos laboriosos insectos, imagínense que a Duke se le hubiera ocurrido hoy hablar de ellas, o de las avispas asesinas asíáticas esas que están haciendo otro tanto de lo mismo. Pues lo que ocurriría es que en cuanto la columna fuese colgada en internet alguien haría lo que yo hice al principio, acudir a la definición que da el diccionario de la RAE o la Wiki y rematar el asunto de forma brillante, poniendo de esta forma una Pica en Flandes. Pero no, hoy Duke no va a hablar de estos bichos sino de los perfeccionistas, de los que siempre tienen un comentario para culminar cualquier obra por bien hecha que esté (y no me refiero precisamente a mis escritos), los que ponen la guinda al pastel, indicando de esta forma que se ha realizado algo muy complicado que, además, constituye todo un hito.

Cuando España era la dueña de medio mundo y tenía guerres por to los sitios (casi como los americanos) salió-i un follón en Flandes y resulta que tenía la tropa ocupá en otros menesteres y, además, tenía pocos soldáos y muches dificultáes pa mandalos p’allá. Pero Carlos V de Alemania y I de aquí arreglóseles pa solucion’al tema de forma brillante. Por eso en la imagen que tenemos del emperador montáu a caballo aparez con una pica en la mano derecha. Pero d’esto sabe mucho más Pérez Reverte que, como buen corresponsal de guerra, debió de tar allí pa contalo y luego sacó to la colección esa del Capitán Alatriste, la Tabla de Flandes y la madre que lo parió.

Pues, igual que Arturo y Carlos, el mi amigu Gusti tien una pica pa solucionar to los emboláos, y ponla siempre que tien la ocasión de hacelo en forma de colofón, de epílogo, de resúmen o de vete tú a saber. Porque Gusti, aparte de cultu y muy viajáu (estuvo un día en Pola del Tordillo), ye un perfeccionista perfectu. O casi. Así que, Gusti, colega: Ponle la guinda a este artículo.

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