miércoles, 21 de abril de 2010

RAZONES DE LA RAZON


No nos entra en la cabeza la cada vez más creciente politización de la vida judicial. Si la instancia suprema del Poder judicial estima que hay razones e indicios más que suficientes y probados para proceder contra el Magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, no entendemos qué diablos pintan los Sindicatos, algún Secretario de Estado -que no deja de ser un representante del poder Ejecutivo-, ciertos intelectuales (¿?) e incluso algún destacado miembro de la oposición, entre otros, para constituirse en Grupo de Presión en su apoyo. El último en sumarse al grupo ha sido el Partido Socialista de Euskadi. ¿Es que pretenden con ello presionar e influir en el Tribunal Supremo?, ¿es que ponen en duda su independencia e imparcialidad?, ¿o es que no estamos en un Estado de Derecho? Ni entramos ni salimos en las decisiones y en la instrucción del Magistrado Varela del alto Tribunal y, en consecuencia, tampoco tomamos partido por el acierto o la irregularidad de los actos que se le imputan al mediático y célebre magistrado andaluz. Y no lo hacemos porque el único que puede hacerlo es el Supremo que para eso está. Los demás a callarse en espera de la resolución que se tome y de que se agote la vía judicial después de que se interpongan y resuelvan los oportunos recursos, si es que se hace, y se acuda a otras instancias como pueda ser el Constitucional, el Europeo de Derechos Humanos o el que en su caso proceda, caso de que se acuda. De hecho el Juez Garzón ya ha interpuesto recurso contra el auto de procesamiento del magistrado Varela. Que no se adelanten los acontecimientos y esperemos su resolución. Y punto pelota.

Desconocemos cuál es el estado de ánimo de Garzón en estos momentos, y también cómo se sentirá al verse apoyado por tantas y tan variadas fuerzas vivas de la sociedad española. Sin duda esto lo animará, pero desde su mentalidad objetiva de jurista deberá de saber que, en un Estado Democrático de Derecho donde el imperio de la ley es lo que le da ese marchamo, esos apoyos e incondicionales adhesiones deberán de resultar inoperantes, cuanto menos a la consideración del Alto Tribunal. Otra cosa es que con ello lo que se consiga es enfrentar más, si aún cabe, a la sociedad civil y crispar la vida política cuando eso no es lo que este país necesita en los tiempos que corren. ¿Que los que le apoyan, o al menos algunos de ellos, acusan a la ultraderecha (Falange Española y otros) de haber sido los instigadores de este procedimiento contra el Magistrado? ¿Y qué? ¿Acaso cualquier ciudadano de este país, sea rojo o azul o de Pola del Tordillo, no tiene el derecho de acudir a los tribunales de justicia?, ¿o es que están exclusivamente reservados para ellos que se autodenominan demócratas con explicita exclusión de aquellos a quién tildan de extremistas? Este no es nuestro concepto de la democracia y de la justicia.

Si Duke fuera Baltasar Garzón, que evidentemente no lo es, comparecería ante la opinión pública y le pediría que dejaran a la justicia actuar, y a él mismo defenderse. Sin manifestaciones públicas ni presiones que quizás lo único que persigan sean intereses espúrios que ocultan su verdadera intención. Les pediría que cada uno se dedicase a lo que le es propio. El Tribunal Supremo a juzgar y cada mochuelo a su olivo. No están los tiempos para politiqueos.

Imágenes obtenidas de Google

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