jueves, 22 de abril de 2010

PARIÓ LA ABUELA


Lo siento pero es lo que dice el refrán. Por si no tuviéramos poco con la crisis, las inundaciones del sur y del levante españoles, los terremotos de Haití, Chile y China, los debates sobre el Superjuez y el caso Gürtel, la amenaza del Retorno del Jedi “Paco Cascos” y las debacles del Sporting y de Fernando Alonso, si no nos es bastante con todo eso y mucho más, ahora nos llega el volcán islandés ese -al que Duke llamaría Pepe si fuera sevillano (por aquello de su impronunciabilidad)- y pone patas arriba la economía, las previsiones de crecimiento, los aeropuertos europeos y los de todo el mundo, y nos tiene a todos pendientes de los partes para saber de donde soplará el viento, hacia donde irán las cenizas y si Maripuri llegará a tiempo desde Londres para casarse el próximo sábado en El Carbayu. Lo dicho, “éramos pocos y parió la abuela”.

Y es que lo de “Pepe” no es más que un parto largo y complicado desde las propias entrañas de este mundo tan extraño y traidor que nos ha tocado vivir. ¿Se está sublevando la naturaleza contra la depredación de nuestra especie?, ¿tendremos próximamente algún terremoto en Pola del Tordillo?... Quí lo sá. Lo cierto es que la clausura de los espacios aéreos provocada por la inmensa nube de cenizas que cubre casi toda Europa está, a su vez, causando grandes y graves perjuicios a su maltrecha economía tan castigada en estos últimos años. Se prevén unas pérdidas de mil quinientos millones de euros. Cuando le doy a la tecla se han cancelado más de setenta mil vuelos y más de siete millones de pasajeros no han podido regresar a sus casas, de los que más de diecisiete mil permanecen en tránsito, atrapados en las terminales de los aeropuertos. Son éstos números de escándalo que nos ponen los vellos como escarpias, y no son los definitivos. Se dice que las compañías aéreas ya habían perdido el domingo pasado más de seiscientos millones de euros, así es que, con toda seguridad, cuando esta columna vea la luz las pérdidas habrán superado los mil, y suma y sigue. De manera que a estas compañías les ha faltado tiempo para pedir ayuda a gritos. Y Bruselas, al igual que hizo con otros sectores, está en plena disposición de socorrerlas.

Así que con las ayudas a Chile y Haití, y el pastón que se ha puesto a disposición del gobierno griego, con lo de esta nube de cenizas y el cierre de los cielos las arcas europeas van a quedar con más telarañas que la momia de Cleopatra. Y en este estado de cosas, con la que está cayendo y caerá -recuerden aquello de las Leyes de Murphy-, Duke se pregunta por qué esas compañías aéreas que pagan a sus pilotos cantidades astronómicas no destinan parte de esos emolumentos (eso no son sueldos ni salarios, son eso: emolumentos) a enjuagar esas pérdidas y las que puedan venir. Que les hagan un ERE olímpico, y sin anestesia. Porque es que cada uno tiene que joderse (con perdón) cuando le toca. O ¿es que siempre les va a tocar a los mismos? Cierto es que en nuestro país las cosas no pintan tan mal al haber puesto algunos aeropuertos y otros medios de trasporte a disposición de quienes tengan que viajar y, de paso, desatascar este pandemonio constituyéndonos en conexión internacional, y además algunos transportes harán su agosto, pero también es cierto que, a la larga, todos pagarán las consecuencias de no haber deshollinado como es debido las chimeneas de “Pepe”. Me río yo de la prohibición de fumar que próximamente entrará en vigor.

Imágenes obtenidas de Google

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