martes, 13 de abril de 2010

PAN Y CIRCO



Acabamos de asistir al “Partido del Siglo” de este mes, o cuanto menos de este año, con resultado previsible, y da toda la impresión de que los españoles nos hemos quedado vacíos, salvo en lo que toca a la literatura gráfica y radiofónica que abundará a lo largo de esta semana. Que si Pellegrini tiene pié y medio fuera del Madrid, que si Messi es mejor jugador que Cristiano, que si Mejuto tenía que haber expulsado a uno de cada lado…, y que si la música en Pravia. En definitiva, cuando ya todo quedó resuelto el pasado sábado volveremos a las mismas, al estribillo -que Duke decía hace poco-, a analizar las claves, a ver por qué si los culés juegan abriendo el campo los merengues lo hacen cerrándolo; el por qué Ronaldo tiene tan “mal perder”; por qué el Madrid no tiene un jugador como Xabi Hernández; porqué los Presidentes de ambos clubes no se dirigen la palabra mientras están en el palco y se juega el partido, y luego, sin embargo, se abrazan para la foto, se dicen lindezas que nadie se cree y solo les falta darse un beso en la boca. En fin, literatura que, tenemos toda la impresión, es la más leída hoy día en nuestro País por mucho que se hable de Miguel Delibes y de James Joyce.

“Panem et circenses” es la frase con la que el poeta romano Juvenal criticaba a los ciudadanos de Roma por despreocuparse de la “Rex pública” mientras les dieran eso, Pan y Circo. Dos mil años después aún seguimos en las mismas: peleándonos y apostando acerca de quién la tiene más grande, comprando periódicos deportivos para saberlo, y también camisetas del último crack, sandwicheras del equipo de nuestros amores y pagando tres mil euros por entrar en el campo a ver a Mejuto y sus 22. Llevo años preguntándome por qué no les ponen los nombres a los árbitros en la camiseta como a los futbolistas. Sería una idea innovadora que, además de dar a conocer a todos el nombre del colegiado -porque nadie lo sabe, y todos tienden a llamarle Hijop… (craso error porque ninguno se llama así)-, haría que el respeto y la cordialidad reinara sobre el césped. Imagínense a ochenta mil voces clamando el nombre de Iturralde González cuando este colegiado pitase un penalti en contra del equipo de casa. Glorioso..., y guapísimo. Eso haría que las dos aficiones salieran del encuentro charlando como amigos, dándose la mano y quedando para tomar unas cañas en la próxima ocasión, y no con peleas callejeras, puñaladas traperas, quemas de contenedores y otras horripilancias por el estilo.

Y ya no se trata solo de eso, de no salir del estadio a hostia limpia, con perdón. Este año han llevado la tele a Pola del Tordillo. La TDT ésa. Y allí, en el Folner (el Club social), se armó el sábado pasado la de Dios es Cristo. Volaban cuadros, sillas y hasta el botijo estuvo a punto de impactar en la dichosa televisión. Con la tranquilidad y el sosiego que allí se respiraba, llegó la tele y el fútbol y se acabó todo. Y es que estas cosas del balompié y las televisiones despiertan los más bajos instintos de la tropa, porque para unos el árbitro es un “Hijo de…” y para otros es “el mejor”. ¿Se dan ustedes cuenta? Si trajera impreso su nombre y apellidos en la camiseta todos sabrían quién es y no habría estos sangrientos debates. La culpa no es del colegiado sino de su camiseta. Y hoy, mientras les hemos hablado de esto, seguro que se habrán olvidado de “lo otro”. Ya saben a qué nos referimos. Lo dicho, Pan y Circo.

Imágenes obtenidas de Google

No hay comentarios:

Publicar un comentario