Esto de no estar de acuerdo en una iniciativa y luego abstenerse cuando se procede a su votación da mucho que pensar. En el caso de las abstenciones habidas el pasado jueves en el Congreso de los Diputados caben diversas interpretaciones. La primera concierne a Coalición Canaria y a unión del Pueblo Navarro que, siendo contrarios al Decretazo, con su abstención consienten en su aprobación para mantener sus prebendas. La segunda que incumbe a CiU tiene más lecturas. Si tenemos en cuenta que la no convalidación del Decreto hubiera supuesto su tramitación como Proyecto de Ley, con las previsibles enmiendas y el consiguiente retraso de su entrada en vigor, que ello habría ocasionado una mayor desconfianza en los mercados y que posiblemente nos situaría en una posición similar a la de Grecia, si tenemos en cuanta estas premisas podemos entender que Durán i Lleida ha adoptado una posición inteligente, pero más lo hubiera sido el votar a favor para no correr el riesgo de que uno de los tres diputados de los otros dos partidos lo hubiera hecho en contra. Por tanto no creemos que ese haya sido el motivo de la abstención. Más bien creemos que los convergentes temían que, de votar en contra, serían obligadas unas elecciones que previsiblemente coincidirían con las catalanas. Sin embargo el hecho de haber adelantado su negativa a aprobar los próximos presupuestos, avisando de esta forma al Presidente de que vaya preparando la convocatoria adelantada para finales de año, denota claramente que CiU da por amortizado a Zapatero, al igual que el resto de las fuerzas parlamentarias, incluyendo a muchos de los suyos.
Por otro lado estaba cantado de que iba a pasar lo que pasó, pero de todas formas los aparatos de los partidos se pusieron en marcha y, de forma frenética, avisaron a los suyos por SMS, mail, teléfono y señales de humo para que no dejaran de asistir a la cita parlamentaria. Pese a ello hubo dos convergentes que se retrasaron y tenían al presidente en un sin vivir. ¿Qué hubiera pasado si no llegan a la votación? Muy sencillo, sus compañeros hubieran votado a favor del decreto y asunto solucionado. Otra cosa habría sido el contenido del discurso de su jefe, Durán i Lleida. Igual hasta le habría entrado la risa. Y es que, hasta donde alcanza nuestra memoria democrática, estos catalanes tienen al país cogido por los mismísimos. Todo depende de ellos, da igual que gobierne la izquierda que la derecha o que no gobierne nadie, como es el caso. Ellos se acomodan con diez míseros escaños, exigen, votan, se abstienen y, al final, siempre llevan su gato al agua.
Por eso, en el caso que nos ocupa, la interpretación correcta de su abstención no es otra que su propio interés. España les importa un carajo con tal de de que ellos tengan lo que desean, y para ello tienen al mejor parlamentario del hemiciclo. Parece que el resto de ellos no ha aprendido nada durante tantos años de tocarse las pelotas. Pero no se engañen, su corrección, compostura, cordialidad y dote para la oratoria esconde una maldad solo interesada en el País Catalá. ¿En qué lugar habrá un tío así dentro de los partidos nacionales, un hombre u hombra, perdón fémina, que prescindiendo de su poltrona e intereses personales se dé a su país como si fuera lo último que fuera a hacer en su vida? Como no lo busquen en Pola del Tordillo…
Imágenes obtenidas de Google
Por otro lado estaba cantado de que iba a pasar lo que pasó, pero de todas formas los aparatos de los partidos se pusieron en marcha y, de forma frenética, avisaron a los suyos por SMS, mail, teléfono y señales de humo para que no dejaran de asistir a la cita parlamentaria. Pese a ello hubo dos convergentes que se retrasaron y tenían al presidente en un sin vivir. ¿Qué hubiera pasado si no llegan a la votación? Muy sencillo, sus compañeros hubieran votado a favor del decreto y asunto solucionado. Otra cosa habría sido el contenido del discurso de su jefe, Durán i Lleida. Igual hasta le habría entrado la risa. Y es que, hasta donde alcanza nuestra memoria democrática, estos catalanes tienen al país cogido por los mismísimos. Todo depende de ellos, da igual que gobierne la izquierda que la derecha o que no gobierne nadie, como es el caso. Ellos se acomodan con diez míseros escaños, exigen, votan, se abstienen y, al final, siempre llevan su gato al agua.
Por eso, en el caso que nos ocupa, la interpretación correcta de su abstención no es otra que su propio interés. España les importa un carajo con tal de de que ellos tengan lo que desean, y para ello tienen al mejor parlamentario del hemiciclo. Parece que el resto de ellos no ha aprendido nada durante tantos años de tocarse las pelotas. Pero no se engañen, su corrección, compostura, cordialidad y dote para la oratoria esconde una maldad solo interesada en el País Catalá. ¿En qué lugar habrá un tío así dentro de los partidos nacionales, un hombre u hombra, perdón fémina, que prescindiendo de su poltrona e intereses personales se dé a su país como si fuera lo último que fuera a hacer en su vida? Como no lo busquen en Pola del Tordillo…
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