Las necesidades de cambio
Después de pensarlo mucho he llegado a la conclusión de que
primero fue el huevo. Seguro. No os lo voy a explicar porque no vais a entendelo,
así que vosotros haceme casu a mí que soy el que lo pensé y sabe d’esto, y no
Colón. Cristóbal era buen navegante y descubridor pero pa pensar no valía. Mira
si esto ye verdá que el probe salió del puerto de Palos pa descubrir Les Indies
y llegó a América que ye onde teníamos que tar ahora Duke y yo. Porque ye que
aquí no nos haz casu ni el lucero del alba. No acaben de pintar el Puente de la
Maquinilla, no ponen piscines fluviales en el Nalón, como lo hacen los de al
lao en el Aller, no tiren los edificios en ruines que cualquier día van caer y
mancar un guaje… En fin, que ye igual que escribamos que no, que tamos más
solos que un güevu fritu. De manera que, al menos esti verano, hacíanos falta
marchar pa Houston (tenemos un problema) pa ingresar en una clínica d’eses en
les que entres como una Chochona y, al cabu d’una semana, sales como la Barbie.
Un cambiu ye lo que necesitamos nosotros como el que dicen que necesita España.
Ir p’allá, que nos anestesien enteros (más de lo que ya tamos) y nos hagan una
revisión completa como cuando lleves el coche al taller pa luego pasar la ITV.
Que empiecen por quitanos unos años y unos kilos de encima
con un liftin d’esos y un estiramientu d’esti pellejo que ya no ye piel; que
nos trepanen el cráneo pa meter alguna neurona de última generación -que les
actuales tan obsoletes- al tiempu que nos meten en la mollera un curso aceleráu
de inglés de Texas como el que hablaba Aznar y, luego, nos hagan un implante
capilar curiosu pa que cuando volvamos nos se nos vean les nueves idees que
vamos traer y que de pasu, y mientras hacen toes eses coses, nos pongan la
lámpara de rayos UVA y nos dejen bronceáos y moreninos como si acabásemos de
llegar del Caribe. Y tal.
Íbamos a quedar de cine. Igual que Travolta en sus buenos
tiempos. Y entonces, con esa nueva imagen (o eses pintes) y hablando un corretu
inglés, igual aquí empezaben a hacenos algún casu sin falta de referéndum y a
tomanos más en serio que ahora. Porque, lo dicho al principio, sentímosnos muy
solos y abandonáos. Igual que el güevu que ta triste y solu en un platu sin
patates ni chorizos, y sin pan p’al moje.
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