martes, 7 de julio de 2015

BAÑOS ONÍRICOS



Por piscinas naturales en el Nalón


Pues sí, en aquellos tiempos las cosas eran como en un cuento. Hace muchos, muchos años -tantos que la memoria casi no me llega- que el río Nalón servía para todo, además de para bajar agua. Lavaba ropa cuando no había lavadoras, paisanos y muyeres cuando no se había inventáo la ducha ni el bidé,  también lavaba carbón y había unes truches como de metro y mediu. Queda en esa memoria una multitud de playas fluviales donde las gentes del Valle del Nalón se solazaban en verano cuando venía la caló: La Chalana con su aledaña pradería y, de ahí para arriba, Puent’el Arcu, El Condao, Rioseco, Bezanes y un largo etcétera del que muchos se acordarán. Cuando algunos iban en fin de semana a San Lorenzo o La Isla, otros preferían la frescura y limpieza del agua del río, la hierba a la arena y el sosiego y la placidez a las caravanas y aglomeraciones de las playas más cercanas. Los momentos más felices de mis veranos infantiles tuvieron lugar a la vera del Nalón de Laviana hacia arriba. Tanto es así que, después de todos los años transcurridos, paseo por su ribera y recuerdo con nostalgia aquellos tiempos cuando veo el río limpio y magnífico, en muchas ocasiones. Y cuando observo a grupos de chiquillos y jóvenes tumbados en la yerba a sus cosas, pero sin utilizar el río para el baño. Porque en algunos lugares han plantado un cartel que lo prohíbe. Y Duke se pregunta el por qué. Supongo que habrá algún motivo sanitario para que la Confederación Hidrográfica, la Consejería de Medio Ambiente o el lucero del alba no lo permitan, igual que no permiten la navegación deportiva en los embalses del alto Nalón.
En estos tiempos en que Sama vive cara al río, que no de espaldas, ¿sería mucho pedir que nuestros nuevos representantes en la corporación presionaran a los barandas del asunto para que, al margen de la necesaria limpieza de la ribera -que es su competencia y obligación- , permitieran el baño en ciertos lugares como pueda ser la inmediaciones del Jerónimo González y que junto al ayuntamiento langreano hicieran trabajos de dragado para dar calado y profundidad en esos sitios y convertirlos en piscinas naturales y, por tanto, en lugar de asueto para la población? No creo que costara más que pintar a medias el Puente de la Maquinilla y sería un magnífico lugar de recreo para los samenses. Al fin y al cabo “todo en la vida es sueño”.

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