Por piscinas naturales en el Nalón
Pues sí, en aquellos tiempos las cosas eran como en un
cuento. Hace muchos, muchos años -tantos que la memoria casi no me llega- que
el río Nalón servía para todo, además de para bajar agua. Lavaba ropa cuando no
había lavadoras, paisanos y muyeres cuando no se había inventáo la ducha ni el
bidé, también lavaba carbón y había unes
truches como de metro y mediu. Queda en esa memoria una multitud de playas
fluviales donde las gentes del Valle del Nalón se solazaban en verano cuando
venía la caló: La Chalana con su aledaña pradería y, de ahí para arriba,
Puent’el Arcu, El Condao, Rioseco, Bezanes y un largo etcétera del que muchos
se acordarán. Cuando algunos iban en fin de semana a San Lorenzo o La Isla,
otros preferían la frescura y limpieza del agua del río, la hierba a la arena y
el sosiego y la placidez a las caravanas y aglomeraciones de las playas más
cercanas. Los momentos más felices de mis veranos infantiles tuvieron lugar a
la vera del Nalón de Laviana hacia arriba. Tanto es así que, después de todos
los años transcurridos, paseo por su ribera y recuerdo con nostalgia aquellos
tiempos cuando veo el río limpio y magnífico, en muchas ocasiones. Y cuando
observo a grupos de chiquillos y jóvenes tumbados en la yerba a sus cosas, pero
sin utilizar el río para el baño. Porque en algunos lugares han plantado un
cartel que lo prohíbe. Y Duke se pregunta el por qué. Supongo que habrá algún
motivo sanitario para que la Confederación Hidrográfica, la Consejería de Medio
Ambiente o el lucero del alba no lo permitan, igual que no permiten la
navegación deportiva en los embalses del alto Nalón.
En estos tiempos en que Sama vive cara al río, que no de
espaldas, ¿sería mucho pedir que nuestros nuevos representantes en la
corporación presionaran a los barandas del asunto para que, al margen de la
necesaria limpieza de la ribera -que es su competencia y obligación- ,
permitieran el baño en ciertos lugares como pueda ser la inmediaciones del
Jerónimo González y que junto al ayuntamiento langreano hicieran trabajos de
dragado para dar calado y profundidad en esos sitios y convertirlos en piscinas
naturales y, por tanto, en lugar de asueto para la población? No creo que
costara más que pintar a medias el Puente de la Maquinilla y sería un magnífico
lugar de recreo para los samenses. Al fin y al cabo “todo en la vida es sueño”.
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