El rescate a Grecia
No queríamos hablar de ello pero somos de pluma débil y hoy
no nos hemos resistido. Somos conscientes que de esto sabe mucho más Ramón
Tamames (economista), Antonio Gutierrez (igual) y Manolín el de les Lanches
(ilustre de aquí) -entre munchos más-, además de los de siempre, Rajoy,
Sánchez, Iglesias y los que ustedes saben que, valga la redun, sábenlo to.
También somos conscientes de que todos no piensan lo mismo, como nosotros no lo
pensamos. La verdá ye que Duke y yo tábemos agazapáos esperando a ver qué ye lo
que redios pasaba con esti cristo de los griegos, el rescate y les
instituciones y el otru día contámoslo aquí (“Desorden”), sin contalo, porque
tábemos mareáos de tantes ides y vueltes con el asuntu y el avión que los lleva
y los trae. Pero, ¡ay, amigu!, en esto ya haz tiempu que anden metíos los
americanos y los rusos y, si me apures, los chinos de la China entera. Así es
que, como saben que pué ser muy gorda si no yos hacen casu, plantáronse en
medio la vía y no hay Zeus que los mueva. “Chufla, chufla, que si tú no te
apartes yo tampoco”, “si descarrila que descarrile”. Pero después de tanto
tiempo y tras la marathoniana reunión del Consejo del domingo y lunes quien
acabó por descarrilar fue Grecia Y todos sus ciudadanos. El gobierno Tsypras
fue arrollado por el mercancías de la Troica y, al final, tuvo que pasar por
unas condiciones más duras que las que se les habían planteado antes del refrendo.
Gela no perdona, “si no quiés taza, toma taza y media”.
A partir de ahora, tras el acuerdo marco que les evita la
salida del euro, serán los ministros de finanzas, el denominado Eurogrupo,
quienes habrán de desarrollar, puntualizar y poner la letra pequeña a lo que
han decidido los Jefes de Estado y de Gobierno del Consejo, y mucho nos tememos
que esto -que también habrá de negociarse- va a suponer un nuevo esfuerzo y
nuevas idas y venidas de ministros, aviones y también del tren que les arrolló,
si es que quieren volver a contar con cierta liquidez que garantice el pago de
las pensiones, los salarios y, sobre todo, la desmesurada deuda que van
acumulando desde hace años gracias a los gobiernos anteriores y a ellos mismos,
los de Tsypras, que no son los únicos culpables. El partido sigue en juego.
Veremos si, no tardando, vuelven a plantarse en la vía.
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