martes, 5 de agosto de 2014

AGUA VA



La tormenta del siglo

Eran las cinco y media de larde del pasado sábado, el primero de agosto, cuando el cielo se llenó de tinieblas. Ahora que empiezan a menguar los días, talmente parecía las diez de la noche, el ocaso. Ya próximas las seis comenzó a llover. ¿Digo a llover? Que va, los santos, los ángeles, los arcángeles y to los coros celestiales empezaron a tirar calderáos d’agua desde arriba. Y mira tú que en el cielo ta plagáo d’esa gente. Pues tóos a tirar agua como descosíos. Y cuando terminaben tiraben también los calderos, así que a los diez minutos del empiece, cayeron unos granizos de la virgen. Parecíen garbanzos de Astorga, o de Badalona con tó y paquete. Y el agua y el granizu empezó a discurrir por les calles del Valle del Nalón como si el río hubiera querido salir a dar un paseo por la ciudá a curiosear. ¡Gunsumadre!, y vaya si curioseó. Metiose por to los láos, tiendes, portales, cocheres, terraces y hasta por los pisos altos, oye. Hayles que tan sacando agua tovía de les habitaciones, por dejar les ventanes abiertes y salir a tomar café. Los vecinos asustáos viendo como el agua subía de nivel por minutos y cubría coches, motos y triciclos. Con todos los negocios cerrados, salvo los bares, la gente fue avisando a sus propietarios: “Que te ta entrando el agua en la mercería, Maripuri. Van estropiase les medies y los calcetos”. Y t’ol mundo -Maripuri también- con catiusques, calderos y fregones, escobes y hasta pales de dientes, a echar el agua fuera casa. Pero ná, la naturaleza ye muy terca y a medida que el agua entraba en les alcantarilles por un láo, salía por otru acompañá de hojes, barro y to les mierdes que tan allí acumuláes y que no se ven, pero que tan, y además en algún sitiu güélense. Y armose la de dios. Los coches con el agua hasta el volante, les tiendes hasta el mostrador, y los paisanos y les muyeres hasta los gemelos, que élles también los tienen, mientras que por allí no pasaba nadie de eso que llamen los servicios operativos del ayuntamientu. Ni barreores, ni bomberos, ni concejales, ni el lucero del alba. La ciudá quedó enfangá y llena mierda por to los rincones. Y a Duke mancháronse-i les pates, y amí los zapatos de tafilete. Eso sí, muchísimos vecinos y comerciantes que no habían sido afectados se vieron por allí prestando ayuda a los desesperados perjudicados. Todos echando la culpa a algo. La falta de limpieza, los servicios municipales, etc. Pero, los de aquí somos solidarios cuando toca.

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