domingo, 9 de enero de 2011

CAPÍTULO VII: HOSTILIDADES


Muchas veces nos resistimos a tocar ciertos temas por temor a herir sensibilidades y otras, qué diablos, pensamos que los lectores ya están curados de espantos y nos metemos de lleno porque, cada vez más, estamos convencidos de que la sensibilidad de los poderosos es más bien poco sensible. Estos ni sufren ni padecen. Tienen la sangre de horchata, como diría Miguel Gila. Van a lo de ellos, a coger cacho, y luego el que venga detrás que arrée. Sin embargo en esta ocasión, cuando muchos esperan para conocer qué es lo que piensa Duke al respecto, preferimos permanecer al margen no vaya a ser que luego nos arrepintamos de lo dicho y sea nuestra propia sensibilidad la afectada. Nos referimos al acierto que hayan podido tener los que mandan en Génova en la elección de IPE para encabezar la lista conservadora en las próximas elecciones autonómicas al parlamento asturiano. No obstante, en esta locura en que se ha convertido el culebrón de los populares en Asturias, para nosotros hay un par de aspectos que son incuestionables independientemente del resultado que todo ello tenga al final en mayo, cuando los resultados de las urnas den y quiten razones.

El primero de ellos es el que se refiere a la fidelidad. Se dice que los votantes del Pepé son los más disciplinados del panorama político español y también que ese carácter fue heredado de los tiempos en los que FAC era secretario del partido. Sin embargo es curioso observar cómo ha sido él mismo el primero en romper la disciplina en el momento en que las cosas se le han torcido y no pintaron como preveía. Por mucho que pueda afirmar que el motivo de la espantada está en el hecho de que el Comité de Garantías y la cúpula del partido hayan permitido que se le insultase desde la dirección asturiana. Pues haberse ido entonces, sin esperar a la fumata. Lo cierto es que FAC se dio de baja en el partido porque su dirección no le eligió y no porque le hayan llamado sexagenario (que es cierto) o extraterrestre. Calificativos peores le cayeron en su época activa y, aunque le hayan molestado, no por ello la abandonó o solicitó el amparo de la dirección. La segunda cuestión tiene que ver con la postura adoptada desde Oviedo por la dirección regional a lo largo de todo este tiempo. Si en un primer momento estaban de acuerdo en la nominación de exministro, no es de recibo que luego cambien de opinión y, además, arremetan contra él demonizando toda su trayectoria política cuando siempre fue el santo y seña de su formación. En definitiva, si al principio era el mejor no se comprende que de pronto pase a convertirse en un bicho con cuernos y rabo.

De todas formas ambas partes sabrán lo que se hacen y habrán estudiado bien sus estrategias. Lo que de todo ello trasciende a la opinión pública, lo que leemos aquí o vemos en los telediarios al final será lo menos importante porque no nos cabe la menor duda de que unos y otros ocultan algún as en sus mangas que podrá entrar en juego en cualquier momento de la contienda. A lo mejor hasta se reconcilian y se dan un beso.
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