viernes, 6 de enero de 2017

INDECISIONES



Cuando no sabes qué hacer



Si no fuera porque había pensáo no ir, igual no voy. Pero hacía muchu tiempu que no veía al mi amigu Luisinacio y acabé yendo. Allí taba yo solu, conduciendo un Ford Fiesta de primera generación por la carretera a Vega de la Torda a eso de las dos de la madrugada cuando terminaben los años setenta. No había circulación a eses hores, y de repente sentí un “plof, plof” y el coche empezó a ranganear como si tuviera coju. Parelu y bájeme. ¡Válgame San Pancracio!, les dos ruedes dereches pincháes. La de lante y la de trás, al lao mismu de la cuneta. Y yo sin gatu y con sólo una rueda repuestu con el últimu pinchazu sin arreglar. ¡Cabeza la mía!, ¿y ahora qué? Púseme a esperar a ver si pasaba algún coche, una grúa al efeto, o un carro del país que me remolcase, pero a las tres de la mañana por allí no pasaba ni la curuxa. Así que pensé que tenía que buscar ayuda porque, además que hacía un frío que se cagaba la perra, no era cosa de inventar el móvil en aquel precisu momento. Así que púseme a caminar sin rumbo determináu cuando, al poco, ví una luz a lo lejos y respiré. “Ahí seguro que tienen un gatu, o dos”, pensé. Y seguí caminando muertu frío.
Dando vueltes a la quijotera y cuando taba a cincuenta metros de la luz paré y díjeme pa mí mismu: “tú tas muy mal, en esti sitiu perdíu de la cevilización, ¿qué coño van tener un gatu, y menos dos?”. Dí la vuelta convencíu de lo inútil de l’aventura, pero volví a parame pensando: “¿y qué hago?”. Volví sobre mis pasos en dirección a la luz y paré dos o tres veces pensando que me tocaría esperar a que alguien pasara por allí con posibles. Al final, decididu como soy, seguí pa’lante y cuando llegué a la chabola de la luz oí berrar a una vaca. Aquí vive alguien, pensé. Y empecé a aporrear la puerta como un llocu. Al poco abrió un paisano en gorro, camisón de dormir, y con madreñes, restregando los güeyos. Visto lo cual dijéi: “¿sabe qué?, ya pué meter los gatos donde-í quepan”. Y marché tóu enfadáu buscando luces más prometedores. Lo de después ya lo contaré otru día.

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