sábado, 28 de febrero de 2015

VIERNES, DOCE MÁS UNO



¿Prejuicio o mala suerte?

Vísperas de San Valentín. Se lo dije a ustedes el mes pasado que el 13 cayó de martes, que este mes le tocaría al viernes y me daba un nosequé que qué se yo. El que avisa no es traidor. ¿Qué tendrá esi número que siempre me citen p’al médicu cuando ye martes o Friday?, por aquello de que el viernes ye el día de la mala pata pa los americanos. Acordavos de aquel tío de la motosierra que, durante to la peli, perseguía a les moces y mozos p’hacelos filetes, gonsumadre. Pues hoy levánteme sangrando por la nariz, oye. Y ya me entró el canguelo. Así que ahora, que son las 07:30 a.m., voy a esperar a que acabe el día, a ver qué pasa, y termino el artículo si sigo vivu. Esto tien que ver con sangre, seguro.
Pa empezar, salgo de casa tou nerviosu y, al cruzar, por poco me pilla un coche. ¡Vaya sustu!, diome un vuelcu la patata y pa encima el Fernando Alonso saca la cabeza por la ventana y dizme “a ver si mires por ónde andes, empanáo”. A mí, que taba temblando como una blima y santiguándome como si acabase de entrar en la Sixtina. Y pensé pa mis mismos adentros “van tener razón estos americanos”. Ya era mediodía y con el trajín me había olvidado del asunto cuando suena el teléfono. Una voz masculina pregunta si soy yo. “Pues claro, ¿quién voy a ser si no, la Merkel?, contesto un tanto airado. “Déjese de cachondeo que esto no es ninguna broma. Tiene que presentarse en el cuartel de la Guardia Civil antes de las dos de la tarde. Lleve su DNI”, ordena, y cuelga sin más explicaciones. Quedé acojonáu, de verdá. ¿Qué habrá hecho Duke? A la una ya estaba en el cuartel con los gemelos en el pescuezu y el carné entre los dientes. Me atiende un cabo más serio que un nocturno de Chopin. Saca un legajo de papeles con lo que parece ser una denuncia y me muestra varias fotos de un tío que se parece a Varoufakis, el ministro griegu esi. Feu con avaricia. “¿Conoce a este hombre?”, pregunta sin mirarme. “Ni idea, cabo”, y me abstengo de cualquier comentario al respecto. “Firme esta diligencia y puede irse”. Firmo y pregunto por qué me llaman a mí precisamente. “Como parece que Duke lo sabe todo…”, me contesta. ¡Hay que jodese!, y marché aliviado.
Son las 11:45 p.m. y tovía sigo aquí, pero fue un día horrorosu, en serio. Hasta ahora no hubo más novedades, salvo que hoy tocaron lentejes. Dejeles, con un par. Y el mes que bien otru. 

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