miércoles, 2 de noviembre de 2011

A TOMAR POR SACO

Después de la elecciones
Esto que les cuento hoy me recuerda aquellos tiempos de la Universidad, cuando teníamos un examen. Quienes sabían tanto o más que el profesor y quienes no tenían ni pajolera llegaban tranquilos, como si con ellos no fuera el asunto. Los demás, con los nervios a flor de piel y los apuntes abiertos dando el último repaso a aquellos temas que habían quedado prendidos con alfileres. Casi todos estábamos así. Pues la semana pasada en la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno celebrada en Bruselas ocurrió algo parecido. Vean a Nicolás entrar con cara de preocupación y a Gelines sin ni siquiera mirar a la prensa. Se esperaba una larga cumbre, tensa y de resultados inciertos. En cambio, vean a Pepeluis silbando sin partitura y con cara de angelote, previendo lo que le espera y como queriendo decir “a mí que me registren”. Y, tras largas horas de reunión y debate, lo que esperaba a nuestro mandamás -que, como alguna vez he dicho, ya no manda casi nada- era un fuerte tirón de orejas por aquello de la tasa de paro, que duplica y triplica al resto de los países de la Unión Europea. Terminado el cónclave, ha reconocido esa gravedad en rueda de prensa y, tras él, tal que una correa de trasmisión, los Blanco, Gómez y Rubalcaba.

En una entrevista de radio en la noche previa a la publicación de los datos de la EPA, el portavoz no quiso mojarse en absoluto sobre lo que era algo cantado, los cinco millones de parados. Le dejó el marrón a Valeriano que al día siguiente calificaba la situación poco menos que de crítica, mientras que Alfredo que ya no está, pero sí estuvo, proponía soluciones en esa precampaña de aperitivos innombrables de los que les hablaba el otro día. Al tiempo se discute sobre la recapitalización de los bancos y si necesitarán o no ayudas públicas. Todos han dicho que no, que se las compondrían por sí mismos. Tocando madera. De aquí a junio veremos si el erario no tendrá que aportar los miles de millones que exige la UE. Luego, el presidente de esto, con todo el gobierno alarmado y tirándose de los pelos, se va al Paraguay, a otra cumbre, a donde nadie fue, cuando ya sabe con certeza que de encumbrado nada, que saldrá a gorrazos de su nefasto y fatídico mandato.

La cuestión es que desde que se anunció la convocatoria de estas elecciones que tendremos en veinte días, nadie ha dado un palo al agua. Y eso es lógico, con los comicios en el horizonte no se pueden tomar medidas de urgencia, ni legislar, ni nada de nada. Esos sapos quedarán para el gobierno que salga de las elecciones, sea del signo que sea, que a mí me importa un cuerno porque, en definitiva, lo que este país necesita para no ir a tomar por saco es un gran pacto nacional donde todas las fuerzas políticas, empresariales, sindicales y sociales remen al unísono y en la misma dirección con el único objeto de llevar el país a buen puerto. Algo así se hizo contra el terrorismo. Si el terror, en los tiempos que corren, es la ausencia de empleos y las nulas perspectivas de mejoría, para nada sirven mensajes y promesas lectorales. Porque si no, como dijo Gaspar, en nada estaremos en seis millones. En la miseria más absoluta. 

Imágen de Google

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