lunes, 14 de noviembre de 2011

DESBLOQUEAR LAS LISTAS

Propuestas para reformar la Ley Electoral
“Tenemos que hablar los grandes partidos políticos y todos, primero, para mejorar la relación entre electores y elegidos; segundo, probablemente para revisar nuestra proporcionalidad. Y tercero, y esto forma parte de la primera idea, para desbloquear las listas” (…). Son palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba el pasado lunes en su debate con Mariano Rajoy y, en noventa minutos de discusión y propuestas ya conocidas, ha sido lo que más ha llamado nuestra atención. “Yo creo, señor Rajoy, que podríamos trabajar en esa dirección. Pienso que es bueno que los ciudadanos puedan, dentro de una lista definida por un partido, cambiar el orden de los que puedan formar parte de la lista, creo que eso incentivaría la participación y también el trabajo de los elegidos” (…), terminó diciendo. Hasta el momento que le doy a la tecla no he visto ni oído titular alguno que haga mención a esta curiosa propuesta del candidato socialista, máxime si hemos de tener en cuenta que tanto el Pesoe como el Pepé siempre han obviado esta cuestión que la mayoría de los ciudadanos vienen pidiendo a gritos desde tiempos inmemoriales. Y estoy convencido que se han hecho los locos porque ese sistema electoral favorecía a ambos. Decenas de veces he visto a Gaspar Llamazares calificar de injusto el sistema que permite que un partido de ámbito nacional como el suyo, con más de un millón de votos, tenga un solo diputado, mientras que otros, de ámbito regional, con trescientos o cuatrocientos mil sufragios tengan cinco o seis diputados en el parlamento. Pues lo mismo que eso es injusto, lo es también el hecho de que se vayan a Madrid los candidatos designados por los partidos y no por los electores. Por eso, al igual que a millones de españoles, nos parece bien la sugerencia de don Alfredo.

Sin embargo Mariano, en sus trece, hizo caso omiso a la propuesta y no comentó nada al respecto. No podía ser de otra forma, dadas las cifras que arrojan las encuestas. Cuando se ha dicho que en este debate Rubalcaba intentaría captar a ese 30 % de indecisos, que afirmaba el CIS, es lógico que un candidato que se ve perdedor y presiente una gran sangría se saque de la chistera una proposición atractiva, aunque la diga con la boca pequeña y sin la más mínima intención de llevarla a cabo. O cuanto menos intentarlo.

Algo parecido a esto hizo un día antes el candidato al Senado, el ex Tini Areces. Según ha indicado, "es necesaria" una reforma de la Ley Electoral, circunscripciones electorales "más pequeñas" y la posibilidad de votar por Internet (La Nueva España, 7 de noviembre). Esta extraña coincidencia, junto a otras que excuso mencionar, nos lleva a pensar en que, como en tantas otras ocasiones, las promesas y propuestas queden en eso. Porque, en definitiva, quienes las hacen no tienen ninguna intención de llevarlas a cabo, o porque son conscientes de que será una locura parlamentaria por la diferencia de escaños entre quienes la proponen y quienes van a gusto en el machito. Incluso hay veces que desde el mismo partido les desautorizan, caso de la ministra Salgado que descarta la moratoria de la UE propuesta por Rubalcaba para bajar el déficit. Lo de la tele de cien pesetas, si fuese verdad, ¿a que es muy barata, no? 

Imágenes de Google

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