lunes, 18 de octubre de 2010

VIVIR EN BLANCO Y NEGRO



La acromatopsia, también conocida como monocromatismo, es la inhabilidad de poder distinguir los colores, es decir, los afectados ven sólo en blanco y negro y, en algunos casos, perciben los colores primarios (rojo, verde y azul). Es un trastorno genético, congénito y estacionario de la visión que padecen muy pocas personas de ambos sexos. En los afectados por acromatopsia, los conos, las células sensibles a la luz que se encuentran situadas en la retina, no funcionan de manera correcta. Por este motivo, no pueden distinguir los colores, su agudeza visual es baja y, a menudo, tienen problemas en espacios con gran iluminación. Según datos disponibles, se estima que afecta a una de cada 30.000 personas. Sin embargo estamos cada vez más convencidos de que España entera es acromatópsica, solo ve dos colores: socialista y popular. Los otros colores son imperceptibles, no manchan. Sólo los nacionalistas, cuando se necesitan, son utilizados de vez en cuando como pigmentos para fortalecer el predominio de los imperantes pero, en ese momento, pierden su tono e identidad para pasar a confundirse con el dominante.

Al tiempo que le doy a la tecla ha finalizado el plazo para la presentación de enmiendas al los Presupuestos Generales de 2011 y, no habiendo querido enmendar nada el PNV, está a punto de cerrarse el acuerdo con el gobierno socialista para el desarrollo de treinta de los treinta y dos traspasos pendientes a Euskadi por parte del estado -la Vicepresidente De la Vega lo da por hecho-, lo que supone que Zapatero tenga el camino libre para ver aprobados los presupuestos de 2011, las medidas económicas pendientes para la lucha contra la crisis y, por ende, terminar en tiempo -no sabemos si también en forma- su legislatura en 2012. El precio a pagar no es la voluntad, que diría Peridis, sino una nueva hipoteca al Estado central, y a todos los españoles, impuesta, una vez más, por los nacionalistas que son el perejil de todas las salsas, los que siempre obtienen tajada. Es también el precio que los españoles tenemos que pagar por un sistema electoral que permite a un partido regionalista obtener más escaños parlamentarios que uno nacional a pesar de obtener muchos menos sufragios. Y mientras este sistema no se cambie seguiremos en manos de ellos, gobierne quien gobierne en Madrid. También facilitará el camino hacia el bipartidismo puro y duro.

¿Afectará este acuerdo a los pactos entre socialistas y populares en el gobierno vasco? Seguro que no, porque en este bendito país de lo que se trata es de ostentar el poder al precio que sea, de sentarse en la poltrona y coger cacho para unos, y la de continuar haciéndolo para otros. El caso es que en las últimas elecciones vascas esos pactos hicieron perder al PNV su hegemonía histórica. Los socialistas se los quitaron de en medio pactando con los populares, pero ahora necesitan árnica y acuden a ellos para salvar su legislatura. Y ellos encantados. Vivir para ver (en blanco y negro).

La historia se repite. Primero fueron Coalición Canaria, Unión del Pueblo Navarro y CiU quienes, en mayo pasado, permitieron la aprobación parlamentaria del decretazo, y ahora son los nacionalistas vascos quienes consienten la continuidad de un gobierno que está ya amortizado. Los cuatro son los pigmentos que contribuyen a la acromatopsia que padecemos los españoles. En cualquier caso más vale vivir en blanco y negro que hacerlo a oscuras.

Imágenes obtenidas de Google

No hay comentarios:

Publicar un comentario