El próximo sábado, día 23, en las dependencias de los Padres Dominicos de La Felguera tendrá lugar un acontecimiento único y extraordinario: el encuentro anual de los antiguos alumnos del Centro. Un hecho tópico, y casi siempre utópico, se convertirá en realidad. Si ustedes me lo permiten les explico esta frase inexplicable: “tópico” porque es habitual que cuando coincidimos con personas a las que no vemos desde hace mucho tiempo expresemos mutuamente el deseo de vernos más a menudo: “Oye, a ver si nos vemos para charlar y tomar una café”, eso solemos decir todos. Y digo también “utópico” porque, en el fondo, al expresar ese deseo y a pesar de él, estamos pensando que será tanto como imposible que se cumpla pues salvo, desgraciadamente, en acontecimientos extraordinarios no veremos a esas personas porque, entre otras razones, no vivimos ni trabajamos en la misma ciudad, no participamos de las mismas aficiones ni de las mismas amistades y, en la mayoría de los casos, tenemos la más completa ignorancia sobre su vida y la de su entorno. En muchos casos nos hemos olvidado hasta de su nombre, cuando han sido antiguos compañeros de colegio, de armas, o del Servicio Social. Pues bien, díganme si no es verdad que retomada una relación de este tipo, de la que todos tenemos ejemplos, no se convierte en algo reconfortante, aunque sea una vez al año. Cuántos recuerdos y aventuras perdidos en el olvido. ¡Y cómo pasa el tiempo!
El tiempo ha pasado sobre todo para las promociones de alumnos de entre 1930 -fecha en que el centro inició su actividad educativa- y 1944. Como dice el padre Eugenio, ninguno de ellos cumplirá ya los ochenta. Sesenta ex alumnos de aquellos años se reunieron en 1996 para celebrar sus primeros encuentros y continuaron haciéndolo anualmente hasta integrarse en la generalidad que, precisamente el próximo sábado, les rendirá un emotivo y merecido homenaje una vez terminada la misa en recuerdo de los que ya no podrán estar. Ese acto será una muestra del espíritu del grupo intemporal de los ex alumnos, unidos todos por haber pertenecido a una institución educativa y religiosa que dotó a nuestro concejo de un sinnúmero de buenos profesionales y personas de bien. Los propios Padres Dominicos son los homenajeados a lo largo de estos últimos años y tendrán que sentirse orgullosos de ver y asistir a estos actos de alegría, recuerdo y confraternización, como orgullosos se sienten quienes lo organizan y asisten.
Los Dominicos se convertirá ese día (recuerden: próximo sábado, 23 de octubre a partir de las 18:30), en la exaltación de la intemporalidad, entendida ésta como una navegación por el tiempo sin movernos del espacio, casi igual que Internet, pero en pobre, como diría Gila. Gran parte de las conversaciones de este día girarán, no entorno a la actualidad política, social o deportiva de ahora, sino a las de hace décadas, cuando éramos niños o chavales cargados de inocencia e ilusiones. Y regresaremos al guateque con Los Chicos de la playa, The Mamas & The Papas y Simon & Gartfunkel; o Mary Trini, Cecilia y Nino Bravo, o Los Brincos, Los Bravos y Los Pekeniques, o tantos otros. Toda esta gente es la recurrencia de nuestra juventud, de nuestras ilusiones y desdichas, de nuestros amores y fracasos. La memoria que nos trae la música y nos suscita el recuerdo. La magia solo existe en el pasado.
Hoy que somos cincuentones, otros teintañeros, y como decía algunos ya octogenarios, es una delicia que, al menos una vez al año, volvamos al guateque de entones, a nuestra juventud y hablemos de ellos; que entre los presentes busquemos el misterio de las relaciones imprecisas siempre deseadas y nunca mantenidas, la incógnita del “¿por qué?” en aquella ocasión me dijiste esto, o no hiciste lo otro. Cuanto menos, todo esto nos hará volver a esta celebración. Y como siempre fue muy hermosa, o al menos así me lo dice la memoria, no vemos el tiempo que falta para que llegue. En mi mente tengo una canción, “El sorbito de champán”, que me lleva a tiempos pasados que fueron, o no, mejores, y mientras escribo estas letras me llegan buenas vibraciones. Presiento que serán, como en años anteriores, unos momentos novedosos, instantes insospechados y vibrantes (valga la reiterancia), alegres y sorprendentes, y, en definitiva, inolvidables. Y a modo de ilustración les diré que esi día “orbayen estrelles”, y eses estrelles no formen parte de la Vía Láctea sino que son estrelles locales, Pepu, Puri, Paco, Pili (Los cuatro Pés), y Ana, Frany, Martichu, Rosa, Berto, Manolín, Duke y un servidor que, humildemente, cantamos de vez en cuando, pero bien y por el libru. Además de espicha, karaoke, cariño y hermandad, habrá de todo. Y todo será documentado y, por tanto, recordado.
Un año más, regresen a su juventud y acudan “Libres, como el viento”. Háganlo también quienes nunca hayan asistido, no se arrepentirán. Allí nos veremos.
El tiempo ha pasado sobre todo para las promociones de alumnos de entre 1930 -fecha en que el centro inició su actividad educativa- y 1944. Como dice el padre Eugenio, ninguno de ellos cumplirá ya los ochenta. Sesenta ex alumnos de aquellos años se reunieron en 1996 para celebrar sus primeros encuentros y continuaron haciéndolo anualmente hasta integrarse en la generalidad que, precisamente el próximo sábado, les rendirá un emotivo y merecido homenaje una vez terminada la misa en recuerdo de los que ya no podrán estar. Ese acto será una muestra del espíritu del grupo intemporal de los ex alumnos, unidos todos por haber pertenecido a una institución educativa y religiosa que dotó a nuestro concejo de un sinnúmero de buenos profesionales y personas de bien. Los propios Padres Dominicos son los homenajeados a lo largo de estos últimos años y tendrán que sentirse orgullosos de ver y asistir a estos actos de alegría, recuerdo y confraternización, como orgullosos se sienten quienes lo organizan y asisten.
Los Dominicos se convertirá ese día (recuerden: próximo sábado, 23 de octubre a partir de las 18:30), en la exaltación de la intemporalidad, entendida ésta como una navegación por el tiempo sin movernos del espacio, casi igual que Internet, pero en pobre, como diría Gila. Gran parte de las conversaciones de este día girarán, no entorno a la actualidad política, social o deportiva de ahora, sino a las de hace décadas, cuando éramos niños o chavales cargados de inocencia e ilusiones. Y regresaremos al guateque con Los Chicos de la playa, The Mamas & The Papas y Simon & Gartfunkel; o Mary Trini, Cecilia y Nino Bravo, o Los Brincos, Los Bravos y Los Pekeniques, o tantos otros. Toda esta gente es la recurrencia de nuestra juventud, de nuestras ilusiones y desdichas, de nuestros amores y fracasos. La memoria que nos trae la música y nos suscita el recuerdo. La magia solo existe en el pasado.
Hoy que somos cincuentones, otros teintañeros, y como decía algunos ya octogenarios, es una delicia que, al menos una vez al año, volvamos al guateque de entones, a nuestra juventud y hablemos de ellos; que entre los presentes busquemos el misterio de las relaciones imprecisas siempre deseadas y nunca mantenidas, la incógnita del “¿por qué?” en aquella ocasión me dijiste esto, o no hiciste lo otro. Cuanto menos, todo esto nos hará volver a esta celebración. Y como siempre fue muy hermosa, o al menos así me lo dice la memoria, no vemos el tiempo que falta para que llegue. En mi mente tengo una canción, “El sorbito de champán”, que me lleva a tiempos pasados que fueron, o no, mejores, y mientras escribo estas letras me llegan buenas vibraciones. Presiento que serán, como en años anteriores, unos momentos novedosos, instantes insospechados y vibrantes (valga la reiterancia), alegres y sorprendentes, y, en definitiva, inolvidables. Y a modo de ilustración les diré que esi día “orbayen estrelles”, y eses estrelles no formen parte de la Vía Láctea sino que son estrelles locales, Pepu, Puri, Paco, Pili (Los cuatro Pés), y Ana, Frany, Martichu, Rosa, Berto, Manolín, Duke y un servidor que, humildemente, cantamos de vez en cuando, pero bien y por el libru. Además de espicha, karaoke, cariño y hermandad, habrá de todo. Y todo será documentado y, por tanto, recordado.
Un año más, regresen a su juventud y acudan “Libres, como el viento”. Háganlo también quienes nunca hayan asistido, no se arrepentirán. Allí nos veremos.
"La magia sólo existe en el pasado".
ResponderEliminarQué gran verdad !
Un abrazo.
la magia está en este preciso instante en el que te estoy leyendo. En el pasado del que hablas, no podría hacerlo.
ResponderEliminarAunque no podré estar pa tomar esi culín de sidra, sí tomaré un sorbito, o varios, de champán a la salud y a la marcha de tos nosotros los cincuentones. Desde esti lau del charcu, un gran abrazo pa tos.
Estaremos atentos a la foto del Encuentro de antesdeayer Sábado... Yo es que puse unas cuántas ya en Facebook...
ResponderEliminarwww.facebook.com/chico.x.gijon
Sólo funciona cuando estás conectado...
Saludos a tod@s,
Pablo ♥ «Pacho» ♥ Pérez Suárez