miércoles, 11 de agosto de 2010

PRONÓSTICOS


A mí como si nieva. Con tal de que no pase de los veinte o veintidós grados centígrados de temperatura ya puede hacer lo que quiera, aunque no esté en los pronósticos. Lo siento por los hosteleros, los heladeros y por nuestra señora del tanga de rayas pero a Duke y a quien suscribe no les va “la caló”. Nos gusta el buen tiempo, claro que sí. Ese que te invita a salir de casa, a pasear, a sentarte en una terraza y tomar una cerveza o un culete. Pero en nuestra Patria Querida todo lo que pase de esa temperatura, siempre con una humedad superior al muchos por ciento, es un sinvivir, y si además estás sin beber lo tienes jodido. Yo no se qué es lo que se les ha perdido a muchos en Marbella, Salou, Benidorm o Palma de Mallorca en pleno mes de Agosto. Siempre pensé que eso de largarse a estos sitios por estas fechas está pensado para masocas, con perdón para los reumáticos. El calor no ye lo nuestro, ¡qué va!

Ves a la gente siempre preocupada por el tiempo que hará mañana y pasado y el fin de semana. Que si La Nueva España dice esto y el parte de la Primera lo otro y el de la Sexta lo de más allá. Nosotros a las gentes del campo las entendemos porque eso de no poder segar o volver o recoger la hierba y que se les pierda tiene que ser muy cruel, pero a los urbanitas no los comprendemos. Vamos a ver: ¿para qué quiere usted, amigo lector, abandonar las frescas orillas del Nalón o del Caudal e irse a coger una insolación a la Costa del Sol o a la Blanca o a la madre que las parió?, ¿para coger moreno? Menuda tontería, si lo que se lleva ahora es el blanco. La palidez distingue a quien la lleva. En cambio el bronceado es signo de una sociedad decadente y sometida al marketing de las agencias de viajes. No se vayan a creer ustedes que esos lugares son tan paradisíacos como los pintan en las revistas. En esas fotos no aparecen las moscas, los mosquitos y los moscones. En esas revistas no se huele la fetidez de las basuras abandonadas y amontonadas en las calles y mucho menos se aprecia el sopor y la sensación de ahogo y de cordero a la estaca que producen los cuarenta grados ambientales o los veintiocho del agua del mar. Píntenlo muy guapo, pero ye tó mentira.

Lo que si es verdad es la belleza incomparable de Asturias, de su costa, de sus montañas, de sus valles y sus ríos. Ahí al lado, sin soportar atascos ni caravanas, con todo el aparcamiento que quieran, sin agobios, tienen la majestuosidad del Parque de Redes, el Nalón y los embalses de Tanes y Río Seco, las aldeas de Orlé y Soto de Agues, La Foz y Bezanes, la Vega de Brañagañones, las rutas del Alba de los Arrudos y todas las rutas que necesiten. Y para comer, ¿qué voy a contarles? En pocos lugares comerán como aquí. Luego podrán hacer lo que quieran, sin necesidad de tener que echar la siesta hasta que pase el bochorno.

Imágenes obtenidas de Google

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