Daniel Craig y Rachel Weisz se han casado en secreto. Pa quien no lo sepa él ye el últimu James Bond y ella la prota de Ágora, la peli esa de Amenábar. No podía ser de otra manera, un agente secretu que se casa en secreto. Con solo cuatro testigos y creo que el cura. A esti pasu ni él mismu va a saber que está casáu. Con tanto sigilo. Y digo yo, si lo hicieron en secreto ¿cómo ye que se enteraron LA NUEVA ESPAÑA, el Niuyortaimes y el Pola del Tordillo Jeral? También se casó Luis Rollán, uno que dicen que ye periodista del programa esi de cotilleo, pero esti casose por lo moderno, con otru chaval altu y guapu él que debe tener un pisu en Marbella y un Mercedes, por que si no ya me dirás. Pero estos chorbos hiciéronlo por lo periodístico, o sea con dos o tres mil invitáos, tele en directo, colegas del programa, polémica de si lo vendieron a les revistes o no, y la madre que lo parió. La diferencia entre un casoriu y otru ye que en el primeru los contrayentes (que se casen el uno contra el otru) después del sarao dedíquense a los d’ellos. Él a pegar tiros y salvar al mundo de los malos y élla a sus labores, esto ye a hacer películas de romanos. Sin embargo los otros, los segundos, dedíquense a explotar el asuntu. A contar quién estaba, por qué no invitaron a Maripuri y sí lo hicieron con Marichín, y muches otres pijáes que no importen a nadie -y a Duke menos- pero que llénayos la saca y tienen pa tirar una temporaína a cuerpo de rey. Hasta que se separen, porque resulta que él no ye lo que pensaba al principio, y saliome ingratu y traidor. Que lo único que quería era fama y viruta, boba. Después a contalo otra vez a la tele y a les revistes pa volver a hacer caja. Sin embargo los primeros aunque también suelen divorciase, hácenlo también en secreto de forma que nunca sepamos con quién está casáu el agente 007. Pues claro, de veintitantes películes nunca repitió mocina. Yeins pa este coses ye muy suyu. No se agita. Solo se mezcla, como el martini. Pa luego separáse sin dificultá.
A todos estos personajes del couché y el celuloide no les pasa como al resto de los mortales. Los primeros se exhiben en la tele, en las revistas y en dónde pinte. Los demás se dedican a observar, a comentar, criticar y, casi siempre, a envidiar. Previo paso por la taquilla de la prensa rosa, de la tele rosa, de la radio rosa… No lo duden, es lo que más vende. Y ellos lo saben y lo explotan hasta pasarse tres o cuatro pueblos. Pero da igual los pueblos están para eso. Al fin y al cabo, esto de casarse, separarse y divorciarse, cuando se trata de estas gentes es igual que el rascar. Todo es empezar.
Y cuando en las cuestiones políticas uno ya no sabe qué decir, porque todo está dicho y, si no, está a punto de decirse, estamos cogiéndole apego a eso de la crónica social, las belenes, los jorgejavieres, la isla y la madre que… Todo con tal de olvidarnos de las mentiras y de los vaivenes de la política y la economía. Aunque también sea mentira, lo de estos no nos hunde en la miseria. Nos cabrea, pero solo cuesta lo que un café.
Imágenes de Google
A todos estos personajes del couché y el celuloide no les pasa como al resto de los mortales. Los primeros se exhiben en la tele, en las revistas y en dónde pinte. Los demás se dedican a observar, a comentar, criticar y, casi siempre, a envidiar. Previo paso por la taquilla de la prensa rosa, de la tele rosa, de la radio rosa… No lo duden, es lo que más vende. Y ellos lo saben y lo explotan hasta pasarse tres o cuatro pueblos. Pero da igual los pueblos están para eso. Al fin y al cabo, esto de casarse, separarse y divorciarse, cuando se trata de estas gentes es igual que el rascar. Todo es empezar.
Y cuando en las cuestiones políticas uno ya no sabe qué decir, porque todo está dicho y, si no, está a punto de decirse, estamos cogiéndole apego a eso de la crónica social, las belenes, los jorgejavieres, la isla y la madre que… Todo con tal de olvidarnos de las mentiras y de los vaivenes de la política y la economía. Aunque también sea mentira, lo de estos no nos hunde en la miseria. Nos cabrea, pero solo cuesta lo que un café.
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