lunes, 6 de septiembre de 2010

HACIENDO AMIGOS

Servirse del insulto o la descalificación al mensajero para hacer valer sus argumentaciones interesadas y, por ende, defender su paniaguado puesto es algo que, por sí solo, define a quien procede de esta forma. Quien se autoproclama como Director de la Pinacoteca de Langreo, en su propio nombre o en la inconfesada representación de alguien más poderoso, ha lanzado una soflama pinacotequera con su opinión “Una pinacoteca viva y seria” del pasado miércoles en las páginas de este diario, arremetiendo contra Duke con una total falta de respeto, y llegando al insulto más grosero quizás con la intención de provocar una guerra mediática. Nada más lejos de nuestras intenciones que, en su día, solo fueron las de constatar la opinión generalizada acerca de la utilidad del pabellón y su entorno, opinión en la que nos ratificamos sin quitar ni una coma, y, hoy, la de responder a un ataque injustificado y desmedido contra quien nunca ha hecho nada para merecerlo.

Parece costumbre inveterada en este señor el desenterrar el hacha de guerra contra aquellos que opinan sobre “su pinacoteca”. Esta no es la primera vez que lo hace y ahí están las hemerotecas para comprobarlo. Siempre haciendo amigos. Pero resulta que el recinto museístico es municipal y quien dice ser su Director no es más que un asistente de una empresa contratada por el ayuntamiento para gestionar el museo. De igual modo resulta que el contrato que unía a ambas partes finalizó el pasado abril, no habiendo sido renovado a fecha de hoy. El señor Busto cobraba por horas de esta empresa -gestora también del MUSI- por desempeñar su labor de asistencia o asesoría, que no de dirección, y finiquitado el contrato nada pinta, nunca mejor dicho, en la Pinacoteca y, mucho menos, para, escudándose en ella y con la anuencia de los verdaderos responsables, provocar e insultar a quienes solo opinan respetuosamente.

Todo ello supone que, a día de hoy, la Pinacoteca solo esté atendida por un conserje, lo que abunda en su penosa situación. El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Langreo, el concejal responsable o la señora Alcaldesa tienen que ser conocedores de esta situación y, siendo así, deberían de desautorizar todas y cada una de las falsas y zafias manifestaciones de este personaje. Es más, deberían de haber sido ellos quienes tendrían que haber hecho la réplica a nuestra columna “Muerta de risa” (LNE, 18 de agosto) si es que lo consideraban oportuno. Por otro lado nos gustaría saber qué es lo que pinta la oposición en toda esta historia. ¿Por qué no exigen las oportunas explicaciones a quienes están obligados a darlas? ¿Hay que seguir dando pábulo a las reiteradas e insultantes intervenciones de un sujeto que se arroga la condición que nadie le ha dado?

Confiamos en que el impostor deje de destilar insultos y mentiras, como es su costumbre, y en adelante se dedique a lo suyo en el Bellas Artes de la capital y, ya que está de baja, a curarse de sus enfermizas obsesiones. Por su parte, Duke no tiene más que decir al respecto y espera que, en adelante, quienes lo tengan que hacer lo hagan con seriedad y sin supercherías.

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