jueves, 13 de mayo de 2010

TOCAN AUSTERIDAD



Hoy no podíamos hablar de otro tema. Se lo venían diciendo desde la Comisión Europea, desde el Banco de España, desde la Oposición, e incluso -y lo decimos humildemente- desde esta misma página, pero, aún siendo Presidente del Consejo Europeo y del Gobierno Español, no quiso atender a nadie. Sin ir más allá, el miércoles pasado en Moncloa, desatendió las exigencias de Rajoy para proceder de una vez a la toma de medidas para reducir el déficit público. Ha tenido que ser Bruselas quien le haya leído la cartilla y quien le haya puesto los deberes con objetivos y plazos. Para rematar también ha tenido que ser su idolatrado Obama quien, en conversación telefónica mantenida este martes, le haya tenido que poner las peras al cuarto. Y después de dos años de ir por libre, de no atender ni al lucero del alba, y de regodearse y complacerse con sus logros (¿?), de poner en riesgo el presente y futuro del país, si es que éstos pueden recuperarse aún, después de todo esto y más, por fin, parece que entra en razón a regañadientes y, dando marcha atrás en varias cuestiones, comunica al Congreso de los Diputados y a los ciudadanos las medidas que va a adoptar como Plan de Austeridad para combatir al puñetero “déficit”. Nueve o diez medidas que, por lo visto, solo han satisfecho a algún grupo de apoyo y a la patronal que, evidentemente, no se ve directamente implicada. Duras medidas, como él mismo ha reconocido, pero que afectan a los de siempre, a los que menos tienen que siempre son quienes pagan los deslices, las equivocaciones y los latrocinios de los que tienen más.

Lo extraño de la toma de estas decisiones no está en la decisión en sí misma, sino en el hecho de que, tras dos años de negativa y resistencia a ello, se hayan tomado en dos días, sin hablar con nadie, ni partidos de la oposición, ni patronal, ni sindicatos. A pelo. En cuestiones de una trascendencia vital para la economía española y el bienestar de los ciudadanos, ha tomado la calle de en medio y, para no perder la costumbre, por ella seguirá hasta que alguien le pare. Los sindicatos, palmeros del partido en el gobierno, que hasta la fecha no han abierto la boca, son la pared contra la que la espada de Europa está poniendo a Zapatero, y nos da la impresión de que, aunque digan con la boca pequeña que no admiten estas medidas y se movilizarán, al final ocurrirá todo de forma natural, nadie saldrá herido salvo, claro está, la mayoría de los españoles. ¡Hojalá nos equivoquemos!

Cada vez más, en este país, el ciudadano tiene la sensación de estar gobernado por aficionados especuladores que solo atienden a sus propios intereses de crecimiento y no al del pueblo. El descrédito y la desconfianza en los políticos crecen de forma exponencial y su credibilidad se agota en la misma medida. Los unos azotan a los otros con el caso Gürtel y, a su vez, estos comienzan a incordiar a los primeros con la presunta ilegalidad del patrimonio de José Bono. Mientras tanto, los atónitos españoles están a verlas venir y todavía no se han echado las manos a la cabeza. Nos preguntamos si no habrá nadie con algo de cordura y dos dedos de frente en todo el espectro económico y político que, cuanto menos, cante a todos estos acomodados las verdades del barquero. En la sesión congresual de ayer, miércoles, sólo hemos visto más de lo mismo. Señor Rajoy: “moción de censura, ya”. La perderá, pero salvará su culo. O no.
Imágenes obtenidas de Google

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