miércoles, 12 de mayo de 2010

SI EL AMOR ES PURO...


Indiana no tá en la India, que va. Tá en los Estados Unidos. En todos no. Ye en uno de ellos, al sur de Míchigan -del lago y del estado-, entre Illinois y Ohío (a saber dónde tan esos). Pues allí, en un pueblu de Indiana hay una paisana de 72 años que tá enamorá del únicu nietu que tién y va a tener un fíu de él, o sea, un biznietu. Parez ser que la muyer tuvo una fía cuando tovía era casi una neña, sin estar casá, y el padre, que era católicu y muy estrictu (era un padre un poco carca), obligola a dar a la fía en adopción, y la guaja, ahora ya mayor, -que se llama Pearl (Perla)- no volvió a vela nunca más. Después de unos años, la fía casóse y tuvo un guaje que se llama Phil (Felipe), sin embargo Perla ni se casó ni llegó a tener más fíos. El casu ye que la madre de Felipe murió haz poco y el guaje, que ahora tién 26 años -el probe-, quiso conocer a la güela biológica y encontróla en Indiana después de un tiempu. Escribió-y y mandó-y una foto, viéronse al poco y, a primera vista, enamoráronse como llocos. ¡Hay que jodese, qué coses tién la vida! Lo de Perla no me extraña mucho porque, después de más de cincuenta años sin golelo, a nadie y amarga un dulce, sobre tó si ye un yogurín como el nietu, pero lo de ésti no ye normal, como si no hubiera moces en tol país pa tiráyos los texos, va a fijáse en la güela que ya tién más años que la Declaración de Independencia. Lo gordo del asuntu ye que ahora Perla tién un embarazu virtual. Como lo oyen, alquilaron la barriga de otra muyer más joven y ficieron-y eso de la inseminación artificial. Aquello que decía Jero: “Fíjate como será/que sin tocate la cosa/puedes quedate preñá./Non te fai falta acostate/ni menos facer l´amor,/vién un puntu allí a soplate/sin placer y sin dolor.”

Ahora, dentro poco, va a nacer un guaje o dos…, o los que sean porque allí en USA hácenlo tó a lo grande, y esi neñu va a ser güelu del padre, biznietu de la madre, hermanu de la guela y, como tal, también tíu de so pá. La de dios. Y la madre que lu parió no tién na que ver con él, porque como taba alquilá, túvolu y acabose-y el contratu. Y en esi pueblu de Indiana, y en tol estao, anden mosqueaos y dicen que puén metelos en la cárcel por incesto. Pero pa eso tendrán que demostrar que hubo contacto carnal. Además dizlo el refrán “¿qué importa el sexo si el amor es puro?”. Vamos, digo yo. Y si los meten en la carcel, ¿quién y da el biberón al guaje?, porque de mamar dudo yo…, y ¿quién lu va a llevar a la escuela? Va ser mejor dejalo tó como está y que sean felices.

En otros tiempos los protagonistas de esta peculiar y extraña historia arderían en la hoguera, pero hoy día el asunto no merece más que unas líneas en los periódicos, y tratadas como una simple curiosidad. Duke, que es curioso, piensa que lo que debería de hacer en Indiana es ingresar a la anciana en un geriátrico donde, además, la traten de la “chochez” que tiene, y al chaval mandarlo con los marines unos cuantos meses para ver si lo espabilan un poco y le enseñan dónde tiene que cortejar, por “fatu”. Los poderes públicos tienen medios para la crianza y educación de lo que nazca porque, sin duda, sus pretendidos padres no están ni para lo uno ni para lo otro. De todas formas nos gustaría saber cómo termina esta historia. Desconocemos lo que Obama pensará de ello. A lo mejor, acaban siendo familia numerosa. “El mundo tá en retrocesu/da vueltes pal otru lláu/cuándo se vió facer eso/de un cañaveru sopláu”. (J. Granda)

Imágenes de Google

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