La estupidez de este país camina con pasos de gigante. Por si fueran pocas las tonterías que oímos de los políticos cada día, ahora resulta que hay una serie de asociaciones confabuladas para decir y proponer gilipolleces. El pasado día 20, aniversario de la muerte de Franco, frente al Valle de los Caídos se concentró un cada vez más reducido grupo de los nostálgicos de la dictadura, como lo vienen haciendo todos los días 20 de todos los noviembres desde que terminó la pesadilla, y junto a ellos otro grupo autodenominado “Federación Estatal de Foros por la Memoria” que después de un breve rifi-rafe con los primeros, en presencia policial, dieron lectura a un manifiesto pidiendo la voladura de la gran cruz de Cuelgamuros al tiempo que reivindicaban “verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo”. Parece que estos tipos y tipas no tienen cosas más provechosas que hacer y se dedican a buscar y documentar todos los vestigios que aún quedan de la época franquista. Y como los hay, y muchos, porque la historia no puede borrarse de un plumazo, han hecho su lista particular y parece que quieren acabar con todo como si de esta forma cambiaran la historia y desagraviaran a todos los que fueron víctimas de la oprobiosa dictadura. Tienen un total de 673 rancios restos de los que, siempre según ellos, 31 aún quedan en Asturias. Son casi siete centenas de bombas que habría que poner para restablecer la memoria.
A estas buenas y ociosas gentes no les sirve la restauración democrática y tener a Don Claudio bajo una losa de muchas toneladas, sino que quieren ir más allá y dinamitar un monumento que aunque sea emblemático de una etapa histórica no por ello deja de ser una obra artística. Juan de Ávalos, republicano él, la firma ¿O es que, con el mismo razonamiento, debería también de procederse a la voladura de las pirámides de Egipto, la Gran Muralla, el Machupicchu y a la madre que los parió? ¿Y por qué no volar también los pantanos que se construyeron en esa época, todas las obras civiles y la Universidad Laboral de Gijón? Luego serán los mismos, u otros, quienes quieran terminar con todos los vestigios monárquicos. Con El Escorial, el Palacio Real y el de la Granja, los títulos nobiliarios y la casa de Sardéu de los abuelos de Doña Leti. Más bombas y más locura.
Y hablando de títulos, con mi Duke no terminan porque, además, esa distinción se la ha dado quien suscribe y no Su Majestad, ni el Caudillo, ni Rita la Bailaora. Si por estas afirmaciones somos fascistas o retrógrados o lo que quieran llamarnos algunos, por sus manifestaciones no dejan de ser unos imbéciles, subvencionados o no, que bajo el pretexto de rescatar la memoria histórica buscan nuevos enfrentamientos y también rescatan la envidia y la mala leche históricas de este país de tiñalpas. Que reconviertan esa federación y la llamen de descerebrados. O se vuelen su puñetero culo. Total, ya que tienen dinamita o goma dos, o con lo que quieren volarlo todo, aprovechan la coyuntura, reescriben la historia y limpian todas las mierdas.
Imágenes obtenidas de Google
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