lunes, 28 de agosto de 2017

EL BÉNDIX Y EL ARREGLO DE LA MOTO



¿Por qué a mí?



Tuvieron que verme la cara, no hay duda, y debo de tenerla de gilipollas o algo así. Debe de ser por eso de escribir en el periódico que la gente te cuenta cosas con la inconfesada intención de que hagas la función de vocero de sus problemas y sus males. Te preguntan por tu padre y sin dejarte abrir la boca empiezan a contarte milongas con pelos y señales, algo que en la mayoría de los casos te importa un carajo. De manera que, casi siempre, sin prestar la más mínima atención a lo que hablan estás pensando para tus adentros de dónde habrá salido este satélite y si tendrá para mucho tiempo. En fin, que debo de tener todo el aspecto de un libre oyente cualquiera.
Resulta que el otro día estaba con Duke en una terraza en nuestro ensimismamiento echando uno de los últimos pitinos que nos queden y se sienta a nuestro lado un pavo a hacer lo propio. Al cabo de dos minutos se dirige a nosotros  y dice “parez que anuncien mal tiempu pa esta semana, díjolo la TPA. Y a mí quédame por recoger tovía la yerba de dos praos”. Yo que, como les dije, estoy acostumbrado a estas cosas y a que no me dejen ni pensar, le repondí con un lacónico “ya” (te vale, pensé), y el tío siguió con su historia, “menos mal que tengo buenos vecinos que me ayuden cuando lo necesito. Bueno, ye lo mismo que hago siempre con ellos. El otru día… ¿conoces a Manolo el de Trapa? Ni idea, contesto. “Joder, el suegru de Juanín que tuvo un bar en Les Pieces y traspasóilu a un rapaz de Tuilla que ye íntimu amigu de Luisinacio… ¡Tienes que conocelu!”. Sí, hó, a esi conózcolu bien, ¿y qué?, le digo. “Pues a Manolo averioséi la moto cerca de mi casa y taba peleáu con ella, cuando llegué de trabayar. Miré la moto y en diez minutos taba arreglá. ¿a qué no sabes qué era?” Negué con la cabeza y seguro que con cara pijo. “El bendix. Conecteí un cable que taba sueltu y asuntu solucionáu”. ¡Ya!, dije. Y el pavo se marchó sin decir adiós, convencido de que había hecho el discurso del año. Lo dicho, que me vió la cara. Y quedé esperando al siguiente.


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