Las consecuencias del descanso.
Comprendo que todo el mundo tiene derecho al descanso, hasta
Cristina Cifuentes lo tiene por mucho que se empeñe en el curro veraniego.
Pero, como todo, las vacaciones tienen un límite, de treinta días y por orden,
porque parece que todos se van al mismo tiempo y para los mismos lugares. Ves
la prensa o las redes sociales y todos están en Gijón, sobre manera ahora que
empieza la Feria, y el fin de semana que vien en Les Piragües y el siguiente
otra vez en la Villa de Jovellanos. Y en Llanes, y Luanco, y Tapia, y hasta en
casa su madre. Menos en Langreo y alrededores tan en to los sitios. Vas a tomar
un culete a la sidería habitual y encuentres un cartel que pon que cierren
hasta no se qué día. Vas pa otra y ta cerráo por vacaciones, y así
sucesivamente… Todo cerrado. Así que habrá que tomar sidra en el Súper y sin
anestesia.
Hablando de ello, obsérvese que además de no poder tomar na
en ningún sitiu no pués ni ponete malu, oye. Porque en el Hospital nuestru
tienen cerráes tres ales y no hay cames pa los que tan malinos o piensen en
ponese. ¡Hay que jodese! Así ye que si rompes un cadril o te sal un furúnculo
ahí non tienes más remediu que aguántate y hacete una cura de urgencia a ti
mismu. Por lo civil. Después llega setiembre y hay unes coles de la virgen pa
curase, operase o pa ir a Atención al Usuario (que así se llama ahora) y cagate
en to los muertos de los responsables de tantu descansu. Si vos fijáis hasta La
Nueva España trae menos esqueles que el resto el añu, porque la gente espera pa
morise a que abran el hospital y puedan hacelo como tien que ser: por lo
sanitario. Y esto no puede ser así, tiene que haber un orden. Que un médico o
una enfermera descansen está muy bien, pero todos a un tiempo ye una barbaridá.
Porque no me digas que les cames que no hay marcharon también de vacaciones.
¡Homenó! Así que lo mejor ye no ponese malu ni morise y bajar el Sella o comer
un bocata de calamares en la Feria. Ya llegará setiembre pa hacer lo otro.
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