sábado, 21 de marzo de 2015

METÁSTASIS



El terror del Estado Islámico

Mientras los europeos parece que sólo estamos pendientes de los problemas griego y ucraniano hay una gran parte del resto del mundo que vive conmocionado y aterrorizado por la Yihad Islámica y, sin querer pecar de alarmistas, nos da toda la impresión de que la plaga crece exponencialmente de manera que cada día que pasa nos llegan noticias -aunque telegrafiadas- de las últimas barbaridades cometidas por estos deshumanizados terroristas. Hace poco nos enteramos de la ejecución de cuatro hombres por haber cometido el “delito” de ser homosexuales. Degollados, como es habitual en estos desalmados para acrecentar el terror entre la población. El mismo día incendian una estación petrolífera en Libia al tiempo que hacen desaparecer a ocho o nueve operarios de los que aún se desconoce si han sido asesinados o los mantendrán como rehenes hasta que alguien pague un rescate o, por el contrario acabarán siendo degollados ante las cámaras. Al norte de Siria continúan destruyendo una cultura milenaria, anterior a nuestra era cristiana y que, según los expertos, ha sido el germen de nuestra civilización: esculturas, construcciones, libros…, arte en general. Historia. Y ahora lo de Túnez con veintitrés muertos. Todo ha consistido en tomar posesión por la fuerza en zonas del norte de Irak y Siria para asentar  la sede del califato del terror, y desde allí proliferar con sus ideas extremistas por ésos y otros países. Paralelamente a lo que viene ocurriendo en medio oriente, Boco Haram siembra el terror en el Nordeste de Nigeria, asesinando a pueblos enteros y originando una de las mayores crisis de refugiados conocidas en los últimos tiempos hacia los países circunvecinos, Chad y Niger, uno de los más pobres de África. Es estremecedor saber que sólo de Siria proceden más de tres millones de refugiados que son acogidos en Líbano y Turquía.
Un cáncer que se ha originado en un lugar de conflicto y que ya ha invadido otros como Nigeria, Libia y Túnez. Un cáncer asesino que extiende sus zarpas de terror creando una metástasis que puede acabar con occidente, de donde continuamente y gota a gota van captando adeptos que se unen a la criminal causa, cuyo ejemplo ya lo tenemos muy cercano. Charlie Ebdo en Francia y lo de Bélgica, después. Algo deberá de hacer occidente para suministrar quimio, pero ya. O terminarán por imponernos su loca y cruel tiranía.

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