La pelea de los candidatos
No es mera coincidencia el hecho de que ahora
mismo todos los que escribimos aquí estemos pensado en lo mismo. Ni por asomo
se le ocurriría a Duke proponerme una columna acerca de lo bien que lo están
haciendo en el gobierno y, desde luego, lo mejor que lo están haciendo desde la
oposición. Parece como si unos y otros estuvieran más pendientes de lo que hace
el contrario que de gestionar los asuntos propios. Y es algo que sucede siempre
que en el horizonte más cercano se vislumbran unas elecciones, en este caso
locales y regionales con las andaluzas por delante, cuyos resultados serán, sin
duda, el patrón para medir la actuación de las siguientes generales para después
de seis meses. Es decir, tanto a nivel nacional como regional y local, todos
actúan en clave electoral. Pero mientras esto ocurre nadie muestra sus cartas,
esperando a ver las del rival. Poco sabemos aún de los de Rajoy, mientras que,
por otro lado, cuando Andalucía se llena de ministros en campaña y en Langreo
ya ha estado Pedro Sánchez para calentar motores -madrugador que es el nuevo
Secretario General socialista-, de manera que en tanto que unos van y otros
vienen, se tantean, se insultan y se crispan, llega Pablo Iglesias y los mata a
todos con tirachinas. Las listas parecen ser lo que más ocupa al personal en
estos momentos, así que algunos ya se han descolgado y otros aguardan a saber
si fulanito entra o sale, si tendrá puesto en una u otra para, en su caso, intentar colocarse en la
contraria, o esperar a que una de ellas tenga un vacío para rellenarlo. Es el
juego de la política, el quítate tú para ponerme yo. De la política sin
criterio, de la aprovechada. De la trepa. ¿Se acuerdan de Jorge Werstringe,
aquel rubio de pelo lacio con pintas de intelectual de Hardvard? Procedente de
la más rancia derecha, primero fue delfín de Manuel Fraga como secretario
general de la entonces Alianza Popular. Tras un tiempo se pasó con los
socialistas y poco después fue asesor de I.U. Lo que se llama tocar todos los
palos o disparar a todo lo que se mueve. Pues ahora tontea con alguno de esos
partidos emergentes que no se saben si está compuesto de ciudadanos que pueden
ni si son carne, pescado o fruta de temporada. Lo dicho, el caso es ir en las
listas. O mejor que te pongan en una de ellas con visos de salir elegido. Como
si es en la del Frente Popular de Vega del Farfullo. Para intentar luego salir
en la Falciani. Ustedes ya me entienden.
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