martes, 9 de diciembre de 2014

FARTURES



 
Fechas de comidas, bebidas y mordidas


Terminó el mes de los difuntos y los huesos de santo, y del principio de las jornadas gastronómicas en el Valle del Nalón. Callos, nabos, cebolles y pimientos. Empieza diciembre, el último del año, el mes de les fartures por excelencia. Primero la fabada, que ya está bien, y luego lo que venga. Las comidas de empresa, de amigos y amigas, y las de familia. Esas de los cuñáos, los guajes y los suegros de uno y otro lado, y de la vecina del quinto que está viuda y muy solina, y que siempre nos baja dos docenes de casadielles por Navidá, a parte de la participación de cinco euros en la lotería que hacen en la parroquia. La verdá ye que no empezó diciembre tovía y ya tamos fartucos de besugo, corderu, pitu caleya, turrones, mazapanes y sidra champaná. Pero, sobre todo, a estas alturas de lo que más hartos estamos es de embutido. De chorizos de aquí y de allá. Andaluces, madrileños, catalanes y asturianos, entre otros. Y de lo que estamos más fartucos aún es de que no se hable de otra cosa más que de los chorizos, en prensa, radio y televisión; en los chigres, en el parque y en casa su madre. Talmente parez que hasta Duke no sabe hablar de otra cosa. Así que entre comilonas, fartures y chorizos, llegará enero y nos daremos cuenta que, entre lo que vamos a gastar en todo el tingláo y lo que nos llevaron, nos vamos a quedar en cuadro. Al tiempo.
En definitiva, tenemos un hartazgo que ya es insoportable de llevar con un mínimo de templanza. La cuestión catalana y la insistencia de Mas y Junqueras para negociar con el gobierno de Madrid la celebración de un referéndum de los de verdad, algo que les han negado por activa, pasiva y neutra desde el propio gobierno y el Constitucional, y ya querellados por cuatro delitos; el continuado descubrimiento de casos de corrupción y el hecho, ya testado, de que todos los grupos y, en algún caso, los medios que les amparan buscan y remueven debajo de las alfombras y encima de los armarios para encontrar el más mínimo indicio de un caso que les de cancha para minar al adversario para luego, estar una semana sí y otra también, tirando y tensando la cuerda hasta que el mismo adversario les saque un episodio similar a ellos mismos; irremediablemente todo esto nos causa un tremendo hastío, una fartura de la virgen, en nada asimilable a la que nos producirá la llegada de diciembre y sus fastos. Pero, hasta igual “Podemos” con todo ello, oiga.
 


Marcelino M. González

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