Con
los libros pasa lo mismo que con les muyeres. Tú no pués dejá-i la
mandakari a nadie porque luego no te la devuelve. Como ella no vuelva
sola tás arregláu. Pero ye que los libros no vuelven solos, que va.
No tienen pates. Yo tenía un libru que apreciaba de manera especial
-casi tanto como a la santa- y un día dejéilu a no se quién, o
quiena, (no me acuerdo) y no me lu devolvió, el muy cabrón.
Titulábase “Toda la belleza del mundo” del nóbel Jaroslav
Sheiffert,y era muy guapu y muy profundu. Alguna vez vos hablé de
él, o hice alguna cita. Hacíate pensar muncho. Duke leyolu dos o
tres veces y no para, colega. Fueron mis padres quienes me lu
regalaron cuando cumplí no se cuántos. Dedicáu. Y resulta que
puedo comprar otru, que los hay, pero no me da la gana porque quiero
el míu, el que me regalaron mis progenitores con tantu cariño. El
que Duke leyó, subrayó y marcó. El vieyu. El dedicáu por ellos,
con fecha y firma.
Ahora
supón tú que dejaste la muyer a otru cabrón como el del libru, y
quedose con ella. ¿Vas comprar otra? No, porque, además de que no
vas a encontrala, también ta usá por tí y dedicá pa ti. Por otru
lao, les muyeres no se compren, no son nuestres. Además, no hay
tiendes ni economatos que les vendan, y seguro que el otru no-í
cogió el cariño que tu i tienes, como en el casu del libru. Por eso
dije al principio que ye lo mismo.
Otra
cosa ye que, como no me acuerdo, haya perdío el libru o no sepa
dónde rediós lu puse -ya busqué hasta en el microondas esi-, en
cuyu casu o ye que soy un abandonáu o un poco gilipollas. Justo lo
mismo que si no hubiera prestáo a la santa, sino que no supiera por
ónde anda. Si táo no tá. Porque en el parato esi no tá, que ya
miré. Además no entra por la puerta y tien claustrofobia. Así que
tará en la calle. Perdía. Lo dicho, un abandonáu y un gilipollas
que debo ser. También con alguna protuberancia frontal d’eses,
seguramente.
Así
que una de dos: si tenéis muyer y también tenéis algún libru no
los dejéis a naide. Guardalos bien pa tenelos siempre localizáos y
saber ónde tán. Pero no los metáis en el microondas, y si lo
hacéis ponelu a la máxima potencia. Porque ye que hay libros muy
malos, y muyeres peores. Además ni libros ni mandakaris pinten na en
el microondas. Pa eso están les libreríes y les pasareles. ¿O no?
Marcelino
M. González
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