jueves, 30 de diciembre de 2010

CHATARRA








A
dónde hemos llegado. El estado necesita viruta y para obtenerla el Gobierno privatiza patrimonio y servicios que siempre fueron públicos. Desde hace dos semanas sabemos que lo hará con Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y con Loterías del Estado por lo que, con toda seguridad, éste será el último sorteo de Navidad auspiciado por el ente. A partir de 2011 el gordo lo dará un casino de Marbella o Tragaperras “El Chupón”, todo para mayor gloria del erario público de la Salgado, el Campa y compañía. Ya lo decía mi güela, “el mundu ta en retroceso y da vueltes p’al utru lláu”. Qué razón tenía. La prubina. Pero el casu ye que unos venden y otros quién comprar. Ye el casu del Ayuntamiento de Llangreu que ta empeñáu en compra-í a la Duro los Talleres del Conde y como no lleguen a un acuerdu con aquello del preciu metiéronse en un procedimientu expropiatoriu que no se yo si… Bueno, pa qué voy decir ná si al final to se sabe. Lo que no se ye pa que querrá Esther tanta chatarra. A lo mejor piensa que vendiéndola al pesu va a sacar p’al justipreciu esi. Ella sabrá.

Como esos cacos que robaron el camión en Getafe con 38 obras de arte. Cuando vieron lo que había dentro fliparon. Así que pensaron que lo único aprovechable del botín era una pieza de hierro. ¿Y dónde se vende el hierro?, en una chatarrería. De manera que allí colocaron la escultura de Chillida -“Topos IV”- de cerca de una tonelada de peso, asegurada en 800.000 mortadelos y con un valor en el mercado de casi millón y medio. Robo de altura y negocio completo. La verdad es que ponerse el antifaz para treinta euros que sacaron es tontería. Ahora resulta que para ser un buen ladrón, un profesional que sabe lo que se trae entre manos y no un chapuzas, hace falta ser entendido en arte. Por lo menos.

Cuando paseo por la vera del Nalón al lado de esos talleres me acuerdo de nuestro ayuntamiento. Igual que cuando piso una baldosa suelta y me pongo zapatos y pantalones llenos de agua y barro. También me acuerdo de él. Y de todos sus deudos. Pero ahora, y ya que hablamos de cosas artísticas, me viene a la quijotera, que diría el prota de La Naranja Mecánica, el olvidado asunto del cuadro de Eduardo Úrculo, “Bodegón del pájaro”, desaparecido no se cuándo de no se dónde y echado en falta por su propietario, el Ayuntamiento langreano, cuando se procedía a inventariar bienes municipales en mandato del alcalde José María García. Anduvo el cuadro en diversas exposiciones, de aquí para allá, y en uno de estos traslados, quizás, tal vez…, piensa Duke que algún caco como los de Getafe, de estos que saben de arte lo justo, pensó que aquello quedaría bien en su salón y, en descuido de nuestra fiel y efectiva infantería, en ese casual descuido, zaca, el pájaro voló y con él el bodegón y alguna obra más. A partir de ahí se especuló, se lanzaron acusaciones encubiertas, y también descubiertas, el tema llegó a los tribunales y allí quedó. Muerto de risa. Que se sepa el cuadro no apareció en chatarrería alguna y a día de hoy su propietario no ha dado explicaciones acerca de su paradero. Y es que ya hace tiempo que aquí, en Langreo, estamos perdiendo o “privatizando” cosas muy importantes. Hasta la moral y la paciencia.

Imágenes obtenidas de Google

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